Queremos investigar
El atentado de Boston cre¨® la ilusi¨®n de que una multitud inteligente iba a encontrar a los criminales
Un nuevo y potente t¨®pico se est¨¢ instalando entre nuestras creencias, una idea que se?ala la estupidez generalizada de quienes nos dirigen en abierta oposici¨®n a la soberana inteligencia de las multitudes. Puede aplicarse en todos los ¨¢mbitos, pero es en la acci¨®n pol¨ªtica donde tiene mayor presencia. Cuenta con asideros argumentales en el estado de nuestras instituciones, las dificultades para gobernar la econom¨ªa, el deterioro de los liderazgos o la extensi¨®n de la corrupci¨®n, pero encuentra su epifan¨ªa en el ¨¦xito de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de la comunicaci¨®n para dar poder a los individuos y a los grupos en detrimento de quienes les ven¨ªan organizando, dirigiendo o representando.
No vale para un pa¨ªs o un continente. Es de aplicaci¨®n global, como la tecnolog¨ªa y la econom¨ªa que la acompa?an. Antoni Guti¨¦rrez Rub¨ª lo desarrollaba ayer en estas mismas p¨¢ginas a prop¨®sito de las ILP (iniciativas legislativas populares) en el art¨ªculo Queremos legislar, en el que fundamentaba as¨ª el deseo expresado en el t¨ªtulo: ¡°No solo porque queremos, podemos y debemos, sino porque sabemos. El conocimiento disponible en la sociedad abierta y en red es superior al de sus representantes y expertos. No estamos hablando de masas inertes y amorfas, sino de multitudes activas e inteligentes en la sociedad red, capaces de articular ¡ªo al menos iluminar¡ª soluciones p¨²blicas para problemas complejos si se dispone de entornos abiertos gracias a la tecnolog¨ªa¡±.
Nos encontramos ante una nueva rebeli¨®n de las masas que revierte el esquema propuesto por Ortega hace 80 a?os, cuando identificaba al hombre masa, fruto de la democratizaci¨®n y base sociol¨®gica de los totalitarismos. Aquellas multitudes que Ortega consideraba mostrencas hoy usan tel¨¦fonos m¨®viles y tabletas, y muy pronto gafas Google, con las que toman im¨¢genes, comunican e interact¨²an. La apariencia puede ser de entretenimiento, sobre todo cuando los escenarios tur¨ªsticos, los estadios deportivos o la romana plaza de San Pedro relampaguean por los millares de flashes de los m¨®viles multitudinarios, pero de pronto surge un acontecimiento inesperado y tr¨¢gico en el que se manifiesta la profundidad del fen¨®meno y las novedades, merecedoras de reflexi¨®n y de debate, que introduce en nuestra vida p¨²blica.
Al final quien proporciona la inteligencia para comprobar datos es el FBI y el periodismo profesional en la suya
Este es el caso del atentado de Boston del 15 de abril y la posterior caza al hombre en b¨²squeda de sus autores, un conjunto de hechos que constituyen un buen punto de partida para la comprensi¨®n de estos cambios. Nada de lo que all¨ª ha sucedido, desde la acci¨®n criminal de los hermanos Tsarnaev hasta la detenci¨®n de Dzhokhar, puede comprenderse sin la nueva rebeli¨®n digital de las masas y espec¨ªficamente sin el registro de im¨¢genes por parte del p¨²blico, la transmisi¨®n por las redes sociales e incluso la participaci¨®n directa del p¨²blico en la interpretaci¨®n de los millares de datos que iban vomitando sin parar las redes sociales. Hasta el punto de que la ilusi¨®n de que una multitud inteligente estaba al cargo de la investigaci¨®n del crimen lleg¨® casi a imponerse a una sociedad que ya ha experimentado en muchos campos el poder de la tecnolog¨ªa en manos del p¨²blico. Corroboraban esta impresi¨®n los graves errores informativos en que incurrieron medios tradicionales como la cadena de televisi¨®n de noticias continuas CNN, la agencia de prensa AP o el diario The Boston Globe, as¨ª como la difusi¨®n de sospechas sin fundamento sobre ciudadanos inocentes.
¡°Los medios, tal como los hemos conocido, han cambiado para siempre¡±, escriben los redactores del Daily Barometer, un peque?o diario universitario de Oreg¨®n. ¡°Cheque¨¢bamos nuestros tel¨¦fonos, no mir¨¢bamos la CNN. No ¨ªbamos a los portales del Boston Globe o el Boston Herald. Y definitivamente no ¨ªbamos a esperar a la edici¨®n del diario en papel del d¨ªa siguiente para ver el relato de Associated Press. Todos est¨¢bamos en Twitter¡±. ¡°Ha sido el primer gran relato period¨ªstico interactivo¡±, ¡°el primer gran acontecimiento en el que millones de personas se convirtieron en parte del relato ellas mismas¡±, ha se?alado Felix Salmon, de la Columbia Journalism Review.
Las filtraciones de Wikileaks ya proporcionaron una ilusi¨®n similar, la del acceso directo del p¨²blico a documentos secretos revelados por organizaciones de hackers. Las multitudes quieren investigar y esto es una novedad, pero al final quien proporciona la inteligencia para comprobar datos y sacar conclusiones es el FBI en su tarea policial y el periodismo profesional en la suya. Los medios tradicionales que se equivocaron fueron los que siguieron las redes sociales, no los que hicieron bien su trabajo. Tambi¨¦n Obama sac¨® sus conclusiones: ¡°En la era de la informaci¨®n instant¨¢nea hay la tentaci¨®n de aferrarse a cualquier informaci¨®n, a veces para saltar a las conclusiones. Por eso es importante, ante una tragedia como esta en que la seguridad p¨²blica est¨¢ en riesgo y las apuestas son tan altas, que hagamos las cosas bien. Por eso investigamos. Por eso comprobamos los hechos de forma exhaustiva¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Atentado Boston 2013
- The Boston Globe
- ILP
- Opini¨®n
- Marat¨®n Boston
- Redes sociales
- Atentados bomba
- Marat¨®n
- Atentados terroristas
- Actividad legislativa
- Atletismo
- Empresas
- Internet
- Prensa
- Parlamento
- Competiciones
- Telecomunicaciones
- Terrorismo
- Deportes
- Comunicaciones
- Econom¨ªa
- Medios comunicaci¨®n
- Pol¨ªtica
- Comunicaci¨®n