Las consecuencias alarmantes del moderno terrorismo solitario
El atentado de Boston ha despertado el alarma sobre las consecuencias que el moderno terrorismo de los lobos solitarios podr¨ªa tener en Estados Unidos y en todo Occidente.
Los servicios de inteligencia que trabajan en el campo del terrorismo parecen alarmados y desconcertados. Admiten que hoy los terroristas solitarios de cu?o isl¨¢mico superan con mucho a los de las redes organizadas tipo Al Qaeda. Son conscientes, esos expertos en terrorismo, de que puede estar surgiendo un tipo nuevo de motivaciones del terror, como podr¨ªa ser la simple revancha personal de un descontento con el mundo en que vive, sin necesidad de estar abrazado a ninguna ideolog¨ªa organizada internacionalmente.
?Qui¨¦n ser¨ªa hoy capaz de contarlos? Seg¨²n el antrop¨®logo americano, Scoutt Atran autor del libro Hablando con el enemigo, los terroristas que act¨²an hoy en territorio occidental son parte de la "poblaci¨®n com¨²n". No tienen por qu¨¦ ser psic¨®patas o soci¨®patas, ni siquiera genios estrat¨¦gicos.
En esa normalidad del nuevo terrorista radica tanto el temor de la poblaci¨®n como la dificultad de descubrirlo y combatirlo. "Generalmente son j¨®venes en fase de transici¨®n, como estudiantes, emigrantes, desempleados, propensos a identificarse con movimientos que defienden el compa?erismo y la promesa de aventura y gloria", afirma Atran.
Si ello es as¨ª, bastar¨ªa hacer un simple c¨¢lculo de los j¨®venes con esas caracter¨ªsticas en nuestro mundo occidental para ver que se trata de millones de posibilidades.
Ya hoy el FBI tiene una lista en los Estados Unidos de 700.000 sospechosos y recibe cada d¨ªa 5.000 advertencias de amenazas terroristas.
Todo ello con el agravante de que Internet les permite a esos cientos de miles de terroristas potenciales convertirse en "terroristas caseros", imposibles de controlar.
Las consecuencias de ese nuevo y temible terrorismo de nuestros d¨ªas est¨¢n a la vista y golpean tanto al colectivo de la sociedad, como tambi¨¦n y sobre todo a los grupos en los que militan esos cientos de miles de j¨®venes, estudiantes, imigrantes, desempleados, inconformistas con nuestro mundo y con pocos horizontes de esperanza.
Si se ha descubierto el terrorismo casero, capaz de actuar en solitario; si no necesita ese terrorismo estar te?ido de problemas psiqui¨¢tricos; si les basta un descontento generalizado y un deseo consciente o latente de castigar a la sociedad que los deja al margen, es evidente que el simple ciudadano acabar¨¢ teniendo m¨¢s miedo que antes.
Los expertos de terrorismo cl¨¢sico afirman que este tipo de violencia del terror dif¨ªcilmente volver¨¢ a causar tragedias como las del 11 de septiembre en Nueva York, ya que ser¨¢n forzosamente m¨¢s limitadas.
Ello no parece ser un consuelo para los ciudadanos de a pie. Si es verdad que en vez de centenares o miles de muertos y heridos, el nuevo terror ser¨¢ capaz de producir solo decenas o centenas, quiere decir que por el mero hecho de salir a la calle, de dirigirnos al trabajo, de entrar en el metro o de asistir a un acto p¨²blico, podemos ser blanco del terrorismo.
Sin contar la angustia que la constaci¨®n de que los potenciales terroristas no necesitan ser isl¨¢micos, ni ilegales en un pa¨ªs, sino que puede ser residentes legales, est¨¢ creando en los inmigrantes.
Los inmigrantes del Estado de Massachusetts, los ilegales y tambi¨¦n los legales, acaban de denunciar, como informa el diario O Globo de Brasil, que ya han empezado a ser molestados por la polic¨ªa que les detiene en la calle, sin motivo alguno, exigi¨¦ndoles a cada paso documentos de identificaci¨®n y someti¨¦ndoles a duros interrogatorios.
Al mismo tiempo, las nuevas t¨¢cticas de defensa que contra ese terrorismo dom¨¦stico est¨¢n comenzando a idear los servicios secretos de vigilancia, son preocupantes. Estos especialistas aceptan que todos los ciudadanos podremos ser objeto de observaci¨®n, posibles sospechosos, y que ser¨¢ indispensable recortar libertades individuales
Existe el peligro de que tengamos que vivir en un futuro inmediato observados y seguidos mucho m¨¢s de lo que ya lo somos, con una c¨¢mara que nos vigile fuera y dentro de casa.
Si cualquier ciudadano legal puede ser hoy un terrorista potencial, tambi¨¦n deber¨¢ ser un "vigilado potencial". Lo ha dicho claramente el antrop¨®logo americano Scott Atran: "Parece cada vez m¨¢s dif¨ªcil estar totalmente seguro, no importa lo mucho que se gaste en seguridad o lo que sean sacrificadas nuestras libertades individuales. La inminencia de ese tipo de acci¨®n terrorista no cabe ya en las antiguas respuestas y alertas de seguridad global".
?Cu¨¢les podr¨ªan ser entonces las nuevas respuestas a ese terrorismo in¨¦dito de los lobos solitarios?
No es dif¨ªcil imaginar que, con un peligro a?adido, esa paranoia pueda ser utilizada por el poder que ya nos controla en una excusa para desnudarnos a¨²n m¨¢s y para despojarnos de nuestra intimidad. Y m¨¢s a¨²n, que pueda llevarnos a sospechar del vecino, ya que se insiste en que los terroristas capturados o muertos se comportaban como ciudadanos normales y hasta atentos con la comunidad.
Todo ello es preocupante, sobre todo porque dif¨ªcilmente hoy los pol¨ªticos ser¨¢n capaces de oponerse a los posibles excesos de esos nuevos sistemas de control, especialmente bajo el clamor social de las v¨ªctimas inocentes golpeadas por las bombas del terror.
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