Mirar el otro lado de las cosas
La revista Semana es un referente period¨ªstico tanto en Colombia como en Am¨¦rica Latina
La revista Semana ocupa un lugar prominente en el panorama de los medios de comunicaci¨®n no s¨®lo en Colombia sino en Am¨¦rica Latina. No en vano tanto The Economist como The Washington Post la han catalogado como el mejor semanario de la regi¨®n. En los ¨²ltimos a?os, con Alejandro Santos a la cabeza y con reporteros como Ricardo Calder¨®n, que tiene la virtud de meter las narices donde huele a esc¨¢ndalo, ha desnudado casos alarmantes. Sobresalen las ¡°chuzadas del DAS¡±, nombre con el que se conocen las intercepciones, por parte de la polic¨ªa secreta, de los tel¨¦fonos de l¨ªderes de la oposici¨®n, magistrados de las altas cortes y periodistas inc¨®modos, y, m¨¢s recientemente, los excesos en la base de Tolemaida, donde algunos militares condenados por cr¨ªmenes atroces han salido incluso de compras a un centro comercial.
Esas no ha sido las ¨²nicas denuncias graves hechas por Semana. En los a?os 90, con el periodista Mauricio Vargas como director, la revista cubri¨® con lujo de detalles el Proceso 8.000, la investigaci¨®n judicial sobre la forma como los capos del Cartel de Cali financiaron la campa?a a la presidencia de Ernesto Samper. ¡°Ha sido quiz¨¢ el mejor momento de la revista¡±, dice su presidente y fundador Felipe L¨®pez Caballero.
L¨®pez cre¨® Semana hace 31 a?os. Por esos d¨ªas su padre, el ya expresidente liberal Alfonso L¨®pez Michelsen, buscaba la reelecci¨®n y pretend¨ªa derrotar al conservador Belisario Betancur. Medio mundo pensaba que el nuevo semanario iba a ser un ¨®rgano de la campa?a lopista y, eventualmente, un medio de prensa entregado al gobierno. Pero en la mente de Felipe L¨®pez rondaba otra idea. Lo dej¨® claro una tarde en que tom¨® del brazo al periodista Plinio Apuleyo Mendoza, que le ayudaba a estructurar Semana. ¡°No nos conviene que pap¨¢ gane las elecciones¡±, le dijo en voz baja. ¡°Una revista cuyo due?o sea el hijo del presidente ser¨ªa algo perfectamente rid¨ªculo¡±.
Al final gan¨® Betancur, y Semana se convirti¨® en el primer medio de comunicaci¨®n colombiano en informar verdaderamente sobre los secretos del poder. En sus p¨¢ginas se han contado paso a paso, con una mezcla de cr¨®nica y an¨¢lisis, los rega?os del presidente a los ministros, las grandes decisiones empresariales, y la vida, obra y cr¨ªmenes de la guerrilla, los paramilitares y los narcos. Semejante c¨®ctel ha producido un buen n¨²mero de amenazas contra sus periodistas.
La revista no s¨®lo sigue en pie sino que venci¨® en franca lid a su competidora Cambio, que tuvo por due?os en distintas ¨¦pocas a Juan Tom¨¢s de Salas, a Patricia Lara, a Garc¨ªa M¨¢rquez y al diario El Tiempo. Es un referente y un extra?o ejemplo de c¨®mo un medio de comunicaci¨®n en papel resulta muy exitoso. ?La f¨®rmula? Mirar el otro lado de las cosas. Porque en Semana, sin posar de acad¨¦micos, se le hace caso cada ocho d¨ªas a don Jos¨¦ Ortega y Gasset cuando dijo: ¡°La funci¨®n del intelectual es pensar en contrario¡±.
*Juan Carlos Iragorri fue jefe de redacci¨®n de Semana y es el corresponsal en Washington.
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