Un nuevo choque fronterizo eleva la tensi¨®n entre Pakist¨¢n y Afganist¨¢n
El enfrentamiento, con artiller¨ªa pesada, se produjo en una zona fronteriza disputada
Fuerzas afganas y paquistan¨ªes volvieron a enfrentarse el lunes en un puesto fronterizo bajo dispuesta, apenas cinco d¨ªas despu¨¦s de que un soldado afgano resultara muerto y dos paquistan¨ªes heridos en un choque similar. El incidente, que se produjo en un paso entre la provincia afgana de Nangarhar y la agencia tribal paquistan¨ª de Mohmand, pone de relieve la tensi¨®n entre ambos vecinos y el riesgo para la seguridad regional a pocos meses de la retirada de las tropas de la OTAN de Afganist¨¢n.
Seg¨²n las fuerzas de seguridad paquistan¨ªes, citadas por el diario Dawn este martes, el puesto militar de Gursal fue atacado hacia las nueve de la ma?ana de ayer ¡°con proyectiles de mortero y otra artiller¨ªa pesada¡±. El destacamento respondi¨® y el rifirrafe se prolong¨® durante dos horas. Un portavoz del gobernador de Nangarhar, por su parte, dijo la v¨ªspera que el fuego cruzado se inici¨® a ra¨ªz de que los soldados paquistan¨ªes intentaran reparar un port¨®n met¨¢lico que result¨® da?ado en el enfrentamiento de la semana pasada.
Para los afganos, el puesto paquistan¨ª de Gursal invade su territorio y ninguna reparaci¨®n debe llevarse a cabo sin acuerdo previo de los dos pa¨ªses. El lunes present¨® una protesta diplom¨¢tica a las autoridades paquistan¨ªes. Pero en realidad lo ocurrido refleja una disputa de mayor calado entre ambos.
Los Gobiernos de Islamabad y Kabul arrastran una vieja discrepancia por la delimitaci¨®n territorial llevada a cabo por los brit¨¢nicos en 1893. La frontera, conocida como L¨ªnea Durand por el nombre del entonces secretario del Foreign Office, buscaba fijar una segunda l¨ªnea de contenci¨®n tras las demarcaciones acordadas con los rusos al norte y al oeste de Afganist¨¢n, separando a pastunes y baluchis. De hecho, parti¨® por medio las tierras ancestrales de los pastunes, haciendo imposible la estanqueidad de sus 2.640 kil¨®metros.
De ah¨ª, que los afganos nunca hayan reconocido esa frontera y el menor incidente motive manifestaciones nacionalistas como las que a ra¨ªz de la muerte del soldado se han llevado a cabo en Kabul. El viernes, miles de de ellos gritaron ¡°Muerte a Pakist¨¢n¡± y quemaron banderas de ese pa¨ªs. Su presidente, Hamid Karzai pidi¨® a los talibanes que vuelvan sus armas ¡°contra los lugares donde se conspira contra la prosperidad de Afganist¨¢n¡±, una poco velada referencia a su vecino. Los talibanes paquistan¨ªes se refugian de las operaciones del Ej¨¦rcito en territorio afgano (sobre todo, en la provincia de Kunar), como antes lo hicieran los talibanes afganos en territorio paquistan¨ª.
La frontera afgano-paquistan¨ª ha sido desde la intervenci¨®n de Estados Unidos en Afganist¨¢n en 2001 el principal campo de batalla en la lucha contra esa milicia de islamistas violentos. Ahora, el aumento de la tensi¨®n entre los dos lados dificulta los esfuerzos de Washington por conseguir la cooperaci¨®n de ambos Gobiernos, a los que considera aliados, ante la retirada de sus tropas de suelo afgano.
El mes pasado, Washington envi¨® a su secretario de Estado, John Kerry, para tratar de convencer a Karzai y a su hom¨®logo paquistan¨ª, Asif Ali Zardari, de la necesidad de que trabajen conjuntamente en pro de la paz. Sin embargo, los paquistan¨ªes, y muy en especial su Ej¨¦rcito, son extremadamente sensibles a perder influencia en Afganist¨¢n, que siempre han considerado un elemento clave de su estrategia de seguridad frente a su gran rival, India.
Pakist¨¢n fue uno de los escasos pa¨ªses en reconocer el Gobierno talib¨¢n (1996-2001), cuyo triunfo en la guerra civil afgana muchos analistas atribuyen a la ayuda de sus servicios secretos. Ahora Karzai, acusa a su vecino de hacer un doble juego y seguir apoyando a los talibanes con la esperanza de volver a reganar influencia en Kabul. Islamabad, que se enfrenta a su propia cosecha de talibanes, niega ese extremo.
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