La UE teme el avance de los eur¨®fobos
Dur?o Barroso: ¡°Europa ser¨¢ abierta y democr¨¢tica o no ser¨¢; los grandes partidos tradicionales deben tomar la iniciativa para no doblar la rodilla ante los antieuropeos¡±
Quien interprete la crisis de Europa como una crisis esencialmente econ¨®mica puede estar qued¨¢ndose ciego para lo que de veras est¨¢ en juego: el auge de una extra?a coalici¨®n de los euroesc¨¦pticos de siempre con eurodesencantados, eurohostiles y eurodesheredados de nuevo cu?o. Populismos, extremismos y nacionalismos dejan un susto tras otro, una sucesi¨®n de desagradables sorpresas en las ¨²ltimas citas electorales.
La ¨²ltima mutaci¨®n de la crisis, esta vez eminentemente pol¨ªtica, ha conseguido sembrar una notable inquietud en Bruselas, que teme la aparici¨®n de nuevos partidos en esa l¨ªnea. ¡°Europa ser¨¢ abierta y democr¨¢tica o no ser¨¢; los partidos tradicionales europeos deben tomar la iniciativa para no doblar la rodilla ante los euroesc¨¦pticos y los antieuropeos¡±, avis¨® ayer el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, cuyo titubeante liderazgo, plegado al inquietante poder¨ªo de Berl¨ªn, es se?alado en algunos c¨ªrculos como una causa de ese fen¨®meno.
Pero primero los hechos. El excanciller brit¨¢nico Nigel Lawson, un antiguo europe¨ªsta en un pa¨ªs de eur¨®fobos, declar¨® ayer que Reino Unido ¡°debe abandonar la UE¡±. El ultraderechista UKIP acaba de consolidar su espacio en la escena electoral brit¨¢nica en las municipales, no muy lejos de conservadores y laboristas. Y en la pr¨®spera y tradicionalmente eur¨®fila Alemania, el partido Pirata y una nueva formaci¨®n antieuro ganan peso en las ¨²ltimas encuestas. Oskar Lafontaine, ferviente defensor de la moneda ¨²nica cuando era uno de los l¨ªderes del SPD, aboga ahora por una salida alemana del euro.
El tal¨®n de Aquiles es que las clases medias lleven a las urnas su desencanto
Y as¨ª ad infinitum: es dif¨ªcil ¡ªy en alg¨²n caso posiblemente injusto¡ª meter en el mismo saco a movimientos muy diferentes, pero Italia (y su antipol¨ªtico Movimiento 5 Estrellas), Grecia (con los neonazis de Aurora Dorada), Holanda (10% de los votos para la plataforma antiislamista de Geert Wilders), B¨¦lgica (8% para el extremista Filip Dewinter), Hungr¨ªa (con un Gobierno ultranacionalista que desaf¨ªa a las instituciones europeas), Finlandia (los Aut¨¦nticos Finlandeses lograron un 20% de los votos en 2011), Austria (el partido antieuropeo de un exc¨¦ntrico multimillonario ha acumulado en torno a un 10% de los votos en varias regiones), Dinamarca, Suecia y muchos otros pa¨ªses dejan el continente con cada vez menos excepciones a esa corriente. Hasta el punto de que el fil¨®sofo J¨¹rgen Habermas asegur¨® hace unos d¨ªas en Lovaina que lo ¨²nico que une a los ciudadanos en estos momentos ¡°es un euroescepticismo que se ha acentuado durante la crisis en todos los pa¨ªses, aunque en cada pa¨ªs por razones diferentes y a veces opuestas¡±.
Las fuentes consultadas en las instituciones europeas coinciden, a grandes rasgos, con ese juicio sumar¨ªsimo de uno de los intelectuales de referencia en el continente. ¡°El caso de Reino Unido tal vez sea algo distinto: hay un trasfondo pol¨ªtico m¨¢s s¨®lido, m¨¢s arraigado, y en todo caso los brit¨¢nicos tendr¨¢n que votar en ¨²ltima instancia y atenerse a las consecuencias de su decisi¨®n¡±, explica una fuente del Consejo. ¡°Pero lo preocupante es ese amplio espectro de extremismos de izquierdas y derechas, nacionalistas y antieuropeos: s¨ªntomas de una enfermedad de dif¨ªcil curaci¨®n mientras siga la crisis¡±, seg¨²n la misma fuente. Josep Borrell, expresidente del Parlamento Europeo, se?ala directamente a la Comisi¨®n (¡°una especie de secretar¨ªa t¨¦cnica del Consejo¡±), a las recetas contraproducentes para salir del agujero (¡°que est¨¢n ampliando peligrosamente las fisuras entre el n¨²cleo y la periferia¡±), y augura males mayores si no se produce un giro en esa pol¨ªtica de austeridad calvinista que solo ahora empieza a despuntar en el horizonte: ¡°Hay una gran responsabilidad en el auge de esos extremismos en las instituciones europeas. Ese repliegue hacia el ego¨ªsmo nacionalista en plena crisis es un cl¨¢sico, pero de seguir as¨ª el riesgo es salvar el euro para cargarse Europa; unos cuantos a?os m¨¢s en esa l¨ªnea y veremos cosas muy raras¡±.
Las buenas noticias son que pese a la crisis, pese al goteo continuo de recortes, a pesar de los pesares los tradicionales partidos proeuropeos siguen conservando el poder, apunta el analista Charles Kupchan, del Centro de Relaciones Exteriores. ¡°Las malas noticias son que el ascenso de nuevos partidos m¨¢s radicalizados y generalmente antieuropeos y el fin de un bipartidismo que ha durado d¨¦cadas abren una era de incertidumbre¡±, prosigue. ¡°Cuando alguno de esos partidos alcance el poder, y eso es cuesti¨®n de tiempo, el proyecto europeo estar¨¢ en peligro. Eso puede suceder incluso en el n¨²cleo de Europa: en Francia, con Le Pen o M¨¦lenchon, que podr¨ªan hacer a¨²n m¨¢s patente la brecha que se abre entre la UE y los ciudadanos¡±.
El riesgo es salvar el euro para cargarse Europa Josep Borrell, expresidente del Parlamento Europeo
El tal¨®n de Aquiles europeo es en realidad un c¨®ctel variopinto de d¨¦ficit democr¨¢tico, fragmentaci¨®n Norte-Sur y una gesti¨®n de la crisis dolorosa ¡ªbasada en aquella m¨¢xima thatcherista: no hay alternativa¡ª para unas clases medias que vuelcan un desencanto creciente en las urnas, cada vez que hay elecciones. ¡°Los partidos de derechas no aplican lo que promet¨ªan en los programas, como demuestra el caso espa?ol. Los partidos socialdem¨®cratas siguen inmersos en una crisis que dura ya m¨¢s de una d¨¦cada, y que de nuevo Espa?a ejemplifica perfectamente¡±, apunta un diplom¨¢tico.
Lo que se juega Europa, en fin, es evitar el hundimiento de los valores europeos ¡ªapertura al mundo, libertad, democracia¡ª y dar respuesta a cambios fundamentales y a grandes desaf¨ªos sin caer en la xenofobia, en la violencia, en los viejos fantasmas. La globalizaci¨®n, la inmigraci¨®n y el cambio tecnol¨®gico est¨¢n haciendo la vida pol¨ªtica mucho m¨¢s compleja: las tradicionales recetas del centro izquierda y el centro derecha no acaban de funcionar. La pol¨ªtica es una negociaci¨®n perpetua con las sorpresas que depara la realidad: el contrato social que era el Estado del bienestar se est¨¢ rompiendo con la sensacional excusa de la crisis, que pone al descubierto sus costuras, sus l¨ªmites, con Europa inmersa en una dulce ¡ªo no tan dulce¡ª decadencia. ¡°Los votantes empiezan a buscar respuestas fuera de ese bipartidismo, porque las que les han dado hasta ahora no son convincentes. Y los m¨¢s confundidos pueden encontrar atractivos los mensajes simplistas de las fuerzas populistas¡±, cierra Katinka Barysch, del Center for European Reform.
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