Preocupaci¨®n en Brasil por el aumento de un 378% en la licencia de armas
El 60% de las concesiones van a parar a manos de civiles La poblaci¨®n no cree en las pol¨ªticas de seguridad p¨²blica del Gobierno
La concesi¨®n de licencias de armas se ha disparado en Brasil en 2012 un 378%. En 2007, el n¨²mero de concesiones que permit¨ªan comprar un arma de fuego era de 7.000. En 2012 ha llegado a 31,500. De ellas, el 60% ha ido a parar a manos de civiles.
Estas cifras comienzan a inquietar al pa¨ªs porque anulan el efecto del famoso Estatuto del Desarme de 2003 y de la convocaci¨®n de la primera gran campa?a nacional para la entrega voluntaria de las armas. Con este plan cerca de 40.000 armas salieron entonces en poco tiempo de las casas de los particulares y acabaron siendo quemadas p¨²blicamente. El Gobierno ofrec¨ªa una compensaci¨®n en dinero seg¨²n el tipo de arma que pod¨ªa llegar hasta 300 d¨®lares por unidad.
El Estatuto y la campa?a dieron como fruto, a pesar de la gran pol¨¦mica que suscit¨® en contra, la disminuci¨®n notable del n¨²mero de homicidios, que baj¨® de 29 a 20 por cada cien mil habitantes, el doble a¨²n de lo que la ONU considera como aceptable. Antes del Estatuto era de tres veces.
El hecho de que se hayan vuelto a disparar las licencias de compra de armas por parte de los civiles acaba dando la raz¨®n a los que hace diez a?os criticaron la entrega de las armas por parte de los civiles.
Entonces hubo quienes, como el analista pol¨ªtico Reinaldo Azevedo, criticaron el hecho de que se ¡°desarmara a los civiles¡±, dej¨¢ndoles as¨ª ¡°m¨¢s vulnerables¡± a¨²n a las acciones de los narcotraficantes y asaltantes de turno. Azevedo pronostic¨® que la violencia volver¨ªa a aumentar.
Hoy Brasil es el pa¨ªs donde m¨¢s se mata con armas de fuego. El 60% de los cerca de 50.000 asesinatos anuales se produce con estas armas.
Existen en manos de los civiles ocho millones de armas legalizadas y se calcula que existan otras tantas ilegales. M¨¢s a¨²n, buena parte de esos ocho millones de armas acaban siendo vendidas a los asesinos de turno. A veces los mismos polic¨ªas o militares comercian con las suyas o con las secuestradas a los narcotraficantes para poder redondear su salario, ya que ganan muy poco.
Se explica as¨ª que, por ejemplo, los narcos aparezcan en sus operaciones de guerra con armas m¨¢s modernas y sofisticadas que la misma polic¨ªa.
Este martes el diario O Globo publica un duro y alarmante editorial sobre el tema en el que afirma que el Gobierno no puede esperar m¨¢s a revigorizar el Estatuto del Desarme que dio en su primer momento resultados positivos en la disminuci¨®n del ¨ªndice de asesinatos: ¡°A los diez a?os esa ley debe pasar por una revisi¨®n seria, ya que su falta de fuelle no se debe a una concepci¨®n equivocada, sino a la ausencia de medidas por falta del poder p¨²blico como la fiscalizaci¨®n ( de las licencias) y el apoyo a la campa?a del desarme voluntario de la poblaci¨®n¡± escribe el importante diario carioca.
Ocurre, al mismo tiempo, que la falta de seguridad ciudadana ha aumentado en estos a?os y muchos civiles han decidido rearmarse.
Seg¨²n algunos analistas este fen¨®meno aparece como un s¨ªntoma alarmante de la falta de fe de la poblaci¨®n en las pol¨ªticas de seguridad p¨²blica del Gobierno, una preocupaci¨®n que aparece siempre destacada en las listas de lo que m¨¢s angustia a los brasile?os.
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