Garz¨®n: ¡°Las leyes de amnist¨ªa no son aplicables al crimen de lesa humanidad¡±
La justicia necesit¨® dos d¨¦cadas para tumbar la protecci¨®n del dictador
La primera cadena perpetua de Jorge Rafael Videla, el dictador responsable de la desaparici¨®n de 30.000 argentinos y el robo de medio millar de ni?os, dur¨® cinco a?os. Condenado en 1985, fue indultado en 1990 por el entonces presidente argentino, Carlos Menem. La segunda cadena a perpetuidad, de 2010, le ha durado hasta la muerte, este viernes, a los 87 a?os. Entre una y otra hay un largo camino judicial y pol¨ªtico que ahora recuerdan algunos de sus protagonistas para EL PA?S.
Baltasar Garz¨®n, impuls¨® desde la Audiencia Nacional los juicios en Argentina
Tras el indulto de Menem lleg¨® el turno de Espa?a. En 1996, el juez Baltasar Garz¨®n imput¨® a Videla, Leopoldo Galtieri y otros 99 militares, polic¨ªas y m¨¦dicos argentinos, en aplicaci¨®n del principio de jurisdicci¨®n universal. Hoy sigue alegr¨¢ndose de que aquellas investigaciones en Espa?a sirvieran para impulsar los juicios en Argentina.¡°Las leyes de amnist¨ªa, olvido o punto final no son aplicables a los cr¨ªmenes de lesa humanidad. Espa?a hizo un gran esfuerzo en la aplicaci¨®n del principio de jurisdicci¨®n universal y conseguimos coadyuvar a que la acci¨®n de la justicia se llevara a Argentina¡±, recuerda.
¡°Videla jam¨¢s pidi¨® perd¨®n, jam¨¢s mostr¨® arrepentimiento y ha muerto en la c¨¢rcel, que es lo que correspond¨ªa. Se opuso a reparar a las v¨ªctimas. Si en Argentina se ha cumplido el derecho a la verdad no ha sido por la colaboraci¨®n de los victimarios, sino por el esfuerzo de las v¨ªctimas y de un pa¨ªs que decidi¨® en 2003, desde las instituciones pol¨ªticas y judiciales, que ten¨ªa que repararlas. Uno no se alegra del fallecimiento de nadie, pero cuando me he enterado de la muerte de Videla me he acordado de las v¨ªctimas argentinas, que se llevan la reparaci¨®n de saber que la justicia se aplic¨® con todas las garant¨ªas; que no ocurri¨® como con Pinochet, al que la muerte le lleg¨® sin haber sido sometido a un juicio. Y tambi¨¦n he pensado en las v¨ªctimas de aqu¨ª, las del franquismo, porque all¨ª realmente se hizo justicia, pero en Espa?a la justicia ha fracasado estrepitosamente¡±.
En Argentina el dictador ha muerto en la c¨¢rcel, y en Espa?a, lamenta, ¡°se estaba haciendo un homenaje a la Divisi¨®n Azul que luch¨® con Hitler¡±. "En Espa?a hubo un pacto de silencio y nunca ha habido voluntad de reparar a las v¨ªctimas, ni siquiera con la ley de memoria hist¨®rica porque el esfuerzo no era compartido y hubo partidos, especialmente el PP, que no estuvieron a la altura".
Eugenio Ra¨²l Zaffaroni, uno de los siete juristas que anul¨® las leyes de amnist¨ªa argentinas
El camino para meter al dictador Videla en la c¨¢rcel ¡°fue muy largo y accidentado¡±, resume Eugenio Ra¨²l Zaffaroni, de 73 a?os, uno de los siete miembros de la Corte Suprema de Justicia de Argentina que redact¨® la sentencia que acab¨® con las dos leyes ¡ªde Obediencia Debida y Punto Final¡ª que amnistiaban los cr¨ªmenes cometidos durante la dictadura. ¡°El pa¨ªs sali¨® de la dictadura pero estaban vigentes todas las estructuras. No juzgo en lo personal la decisi¨®n de Raul Alfonsin en su momento [bajo su Gobierno se aprobaron ambas leyes]. No quisiera estar nunca en la disyuntiva entre hacer algo contra mis principios o salvar los principios y correr el riesgo de provocar cientos o miles de muertes. La critica de las leyes de amnist¨ªa no es una critica personal a Alfonsin, del que conservo una imagen intachable. Siguieron a?os en los que paulatinamente las estructuras dictatoriales se debilitaron y, por fin, hubo una clara decisi¨®n pol¨ªtica de [N¨¦stor] Kirchner que permiti¨® llegar a este resultado".
Preguntado por los argumentos jur¨ªdicos que utilizaron para tumbar las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, Zaffaroni se va a la Audiencia Nacional. "Cuando Espa?a pidi¨® la extradici¨®n de ciudadanos argentinos por delitos cometidos en nuestro territorio en funci¨®n del principio universal, los jueces nos encontramos en la disyuntiva entre enviarlos a que los juzgase una jurisdicci¨®n extranjera o juzgarlos nosotros. En el primer caso, estar¨ªamos dejando al pa¨ªs en la situaci¨®n de una tribu y a todos sus ciudadanos en el riesgo al menos de ser procesados o investigados por cualquier pa¨ªs. No pod¨ªamos interpretar la Constituci¨®n en este sentido, porque nunca una Constituci¨®n puede ordenar que cedamos la jurisdicci¨®n territorial que es un atributo de la soberan¨ªa. La ¨²nica soluci¨®n era asumir la jurisdicci¨®n propia y juzgarlos conforme a nuestras leyes y por nuestros tribunales".
Al conocer la noticia de la muerte de Videla, Zaffaroni pens¨® en el personaje, y en "lo dif¨ªcil que deber ser llegar al final de la vida y tener la duda, que no pudo dejar de alimentar, acerca de la falsedad de las racionalizaciones con que preservaba su integridad mental, como tampoco el efecto de ver c¨®mo lo hab¨ªan usado quienes cuando no les fue m¨¢s ¨²til le soltaron la mano. En el fondo, creo que el mayor castigo [para Videla] no debe haber sido la c¨¢rcel, que me gusta poco a decir verdad, sino haber abrigado la fundada sospecha de que fuerzas e intereses mucho m¨¢s poderosos lo hab¨ªan usado y abandonado".
Zaffaroni insiste, como Garz¨®n, en que "en ning¨²n caso son amnistiables delitos contra la humanidad" y asegura que no entiende por qu¨¦ no se juzgaron los cr¨ªmenes del franquismo. "No me explico mucho lo que sucede en Espa?a, porque han pasado muchos m¨¢s a?os, en casi la totalidad de los casos lo ¨²nico que interesa es un derecho a la verdad y las estructuras no mantienen la fuerza de los a?os de la Transicion. Espa?a ha cambiado, veo muchos libros discutiendo la llamada guerra civil en sus librer¨ªas... no entiendo la resistencia a investigar la verdad. Es algo as¨ª como la actitud de los turcos respecto de los armenios, pero acaso mas inexplicable, porque esto, por m¨¢s que hayan intervenido los nazis y los fascistas, en definitiva fue entre espa?oles y es tiempo de cerrar la herida en serio, lo que solo se consigue con la verdad. En cuanto a la no admisi¨®n de la amnist¨ªa para delitos contra la humanidad, creo que esta vigente desde antes de los tratados, por efecto del derecho internacional consuetudinario, el llamado jus cogens, por lo cual tampoco creo que se trate de una aplicaci¨®n retroactiva del derecho".
Carlos Slepoy, abogado personado en la primera causa desde Espa?a y en el 'caso Pinochet'
Carlos Slepoy, abogado argentino en aquella causa contra Videla que impuls¨® Baltasar Garz¨®n desde Espa?a, personado tambi¨¦n en el caso Pinochet y actual defensor de las v¨ªctimas espa?olas que se han querellado contra los cr¨ªmenes del franquismo desde Argentina, est¨¢ convencido de que lo que ha permitido que el dictador Videla muera en la c¨¢rcel ha sido la sociedad argentina. ¡°Hubo un sector que nunca se resign¨® a la impunidad. En Espa?a, habiendo muchas m¨¢s v¨ªctimas, 150.000 frente a las 30.000 de la dictadura argentina, tambi¨¦n se pact¨® la impunidad, pero la sociedad empez¨® a moverse 30 a?os despu¨¦s de la muerte de Franco. Y de la misma manera que las v¨ªctimas argentinas vinieron una vez a Espa?a, ahora son las espa?olas las que van a Argentina a buscar justicia¡±.
En Argentina, recuerda, pese a las leyes de Obediencia Debida y Punto final, "nunca se dejaron de investigar los robos de ni?os". "En Espa?a ni siquiera se ha planteado investigar los cerca de 30.000 que les arrebataron a madres republicanas", lamenta.
Jos¨¦ Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch para Latinoam¨¦rica
Vivanco cree que el momento m¨¢s importante de esta larga lucha judicial fue, ¡°sin ninguna duda, el juicio durante la presidencia de Ra¨²l Alfons¨ªn¡±, en 1985. ¡°Fue devastador. Se hizo en audiencia p¨²blica, delante del mundo entero¡±. ¡°No hay un precedente igual de dictadores sentados en un banquillo con todas las garant¨ªas. Ese fue el golpe de gracia. El punto de quiebre que dej¨® en su sitio a Videla y compa?¨ªa que actuaron con una crueldad pocas veces vista¡±. Ese precedente no pudo ejercer toda su potencia, sin embargo, por ¡°el paso de los militares en la sociedad argentina¡± que llev¨® al indulto del presidente Menem. Aquel indulto ¡°fue un error hist¨®rico, pero la vocaci¨®n no era reivindicar a la Junta Militar, sino desactivar los temores de los l¨ªderes pol¨ªticos sobre la estabilidad del modelo democr¨¢tico¡±. Cuando la Corte Suprema derog¨® las leyes de amnist¨ªa, se pudo ¡°retomar la tarea que se asumi¨® en los ochenta¡±.
Gast¨®n Chillier, director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales de Argentina
Gaston Chillier es director del Centro de Estudios Legales y Sociales de Argentina, uno de los organismos impulsores de las causas por las que fue condenado el dictador y quienes plantearon ¡°la inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final¡± a ra¨ªz de una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que anul¨® en 2001 la autoamnist¨ªa de Alberto Fujimori en Per¨². Pero no solo esa. Ese caso se sum¨® a partir de mediados de los 90, destaca Chillier, al ¡°desarrollo del derecho penal internacional y la constituci¨®n de los tribunales especiales de Yugoslavia y Ruanda, que avanzaron en los principios de que en los casos de lesa humanidad los Estados tienen obligaci¨®n de castigar a los responsables¡±. La condena que m¨¢s le enorgullece de las que cayeron sobre Videla fue la ¨²ltima, en 2012, por ¡°el plan sistem¨¢tico del robo de ni?os¡±. La condena ¡°acredita la responsabilidad de Videla como presidente en una de las pr¨¢cticas m¨¢s atroces de la dictadura¡±.
Ricardo Gil Lavedra, diputado y miembro del tribunal que conden¨® a Videla en 1985
Este diputado cree que aquella condena es la base de todo lo que vino despu¨¦s. En la historia judicial de Videla, ¡°el momento m¨¢s importante es el fundacional, no solamente porque lo viv¨ª¡±. Lo que cambi¨® Argentina ¡°fue la decisi¨®n hist¨®rica del presidente Alfons¨ªn de someterlos a juicio¡±. ¡°Esa condena siempre fue v¨¢lida¡±, recuerda Gil Lavedra. ¡°Lo que ocurre es que Menem le indult¨® el cumplimiento de la pena¡±. La descripci¨®n del terror sistem¨¢tico estaba en aquella sentencia. ¡°Establec¨ªa que hab¨ªa un plan criminal para secuestrar personas, torturarlas y matarlas. Esos son los desaparecidos".
Diego Garc¨ªa-Say¨¢n, presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
Cuando la Corte Suprema argentina anul¨® las leyes de punto final y obediencia debida cit¨® como precedente la sentencia de 2001 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que anul¨® la amnist¨ªa de Fujimori y dijo que los delitos de lesa humanidad no prescrib¨ªan. Gracias a aquella sentencia ¡°hoy d¨ªa hay una jurisprudencia sobre amnist¨ªas y autoamnist¨ªas que ha echado profundas ra¨ªces en America Latina¡±, dice el actual presidente de la CIDH, Diego Garc¨ªa-Say¨¢n. ¡°No puedo criticar lo que pas¨® en Espa?a, pero la realidad ha cambiado¡±, dec¨ªa en una entrevista reciente con EL PA?S. ¡°Es muy dif¨ªcil pensar en situaciones en las que se pueda repetir un abandono de investigaciones en base a amnist¨ªas de graves afectaciones a derechos de las personas¡±. Garc¨ªa-Say¨¢n destaca, adem¨¢s, que aquella decisi¨®n de la Corte sobre las amnist¨ªas ¡°no dio curso a procesos que expresaran la venganza de una sociedad, sino a una justicia con todas las garant¨ªas a la defensa y a la pluralidad de instancias. Eso manda una se?al de que las sociedades tienen memoria y, a la vez, la se?al civilizada y democr¨¢tica de que frente a esos hechos no se responde con la misma medicina¡±.
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