La segregaci¨®n se impone tras la guerra
La violencia ¨¦tnica disminuye, pero se ahonda la divisi¨®n en la sociedad
Los gobernantes de Belgrado y Pristina se reunieron el pasado mes de octubre por primera vez desde la declaraci¨®n de independencia de Kosovo en 2008. Ya en abril, sellaron un importante acuerdo. Pero en el pueblo kosovar de Rubofc, donde por falta de medios y de forma absolutamente excepcional alumnos serbios y kosovares comparten el mismo edificio, los chavales no solo estudian en clases separadas, sino que tienen incluso el recreo a horas separadas. ¡°Son solo ni?os. Pero tenemos que hacerlo as¨ª, porque cualquier pu?etazo de un ni?o se convertir¨ªa en un grave asunto pol¨ªtico¡±, dice la maestra Liljana Ricevic, de 55 a?os.
Ricevic cobra su sueldo de Belgrado; no sabe cu¨¢ntos alumnos tiene la rama albanesa de la escuela ¡ªun pobre y peque?o edificio con media docena de clases unos 20 kil¨®metros al sur de Pristina¡ª y ni siquiera sabe d¨®nde han ido los alumnos albaneses, que no se hallaban en la escuela la ma?ana del viernes. ¡°Est¨¢n de excursi¨®n¡±, dice. En realidad, se encuentran en los alrededores recogiendo desechos en la jornada Kosovo Limpio. Las dos comunidades viven de espaldas bajo el mismo techo. No hablan entre ellos. Y los ni?os no podr¨ªan aunque quisieran: no hablan el idioma del otro.
Cinco a?os despu¨¦s de la independencia, en Kosovo la violencia inter¨¦tnica se ha reducido y hay mayor libertad de movimientos. En todo el centro y el sur del pa¨ªs, donde albaneses y serbios conviven, el clima es menos tenso. Sin embargo, las comunidades se han cerrado en compartimentos estancos, en una separaci¨®n que se consolida progresivamente, alentada por la pol¨ªtica.
Cada uno tiene sus escuelas, sus hospitales. No hay ciudades mixtas. Los j¨®venes serbios no aprenden alban¨¦s, y viceversa. Y el sistema legislativo ha creado las bases para una ¡°segregaci¨®n de instituciones¡±, como observa Ilir Deda, director del Instituto Kosovar para el Desarrollo y la Investigaci¨®n Pol¨ªtica. Se han descentralizado poderes y dise?ado nuevos municipios para zonas en las que los serbios ¡ªque representan un 7% de los 1,8 millones de kosovares¡ª son mayor¨ªa. El reciente acuerdo entre Serbia y Kosovo profundiza en esa din¨¢mica de consolidar comunidades separadas en lugar de promover una sociedad multi¨¦tnica.
No faltan esfuerzos para revertir esa tendencia. Quienes paseaban el pasado jueves en el parque G?rmia de la capital se encontraron con una escena inspiradora: el entrenamiento de los Kosovo Roosters, un equipo de rugby mixto, en el que juegan 20 albaneses, ocho serbios, y algunos europeos. Una iniciativa valiente en una sociedad con comunidades que no quieren ni jugar una contra otra.
Denis Dautaj, de 31 a?os, fund¨® los Roosters hace un a?o. El jueves, por primera vez, varios j¨®venes serbios ¡ªMilan, Nemanja, Dragisa y Miljan, de entre 18 y 20 a?os¡ª entrenaban con el equipo en Pristina. ¡°Fui a recogerles en coche a su pueblo, en las afueras; ten¨ªan temor a venir solos¡±, explica. Durante el entrenamiento, un grupo de soldados estadounidenses observa el juego sin intervenir, en una id¨ªlica proyecci¨®n de lo que podr¨ªa ser Kosovo. Tras el entrenamiento, el equipo se reuni¨® en el bar Antika para beber una cerveza. Pero sus miembros no conversaron entre ellos: no conoc¨ªan sus respectivos idiomas.
Las heridas de la guerra son todav¨ªa abismales en Kosovo y quiz¨¢ una civilizada segregaci¨®n de comunidades sea la ¨²nica soluci¨®n factible. Hazir Matoshi naci¨® en 1917, vio a fascistas, nazis, vivi¨® la era de Tito. Sin moverse de su tierra tuvo media docena de nacionalidades. ¡°?Qu¨¦ ha sido lo peor que he visto? Milosevic¡±, responde, sin dudar, tumbado en su cama en el sal¨®n de la casa a las afueras de Pristina, bajo la mirada de su hijo y su nieto. Y eso que, seg¨²n cuenta, en la monarqu¨ªa yugoslava los albaneses no ten¨ªan derecho a la educaci¨®n.
Lars Burema, miembro del Centro Europeo para los Asuntos de las Minor¨ªas, considera que ¡°hay cierta interacci¨®n a nivel pol¨ªtico, de empresas, pero no a nivel social. Viven separados. Sin embargo, hay que entender que estos procesos requieren mucho tiempo, y es muy positivo que los episodios de violencia hayan disminuido¡±. El Gobierno, en aras de lograr el apoyo de la comunidad internacional, ha aprobado leyes de garant¨ªas para las minor¨ªas, y entregado fondos para el desarrollo de infraestructuras en los municipios serbios. En Kosovo puede que se construyan carreteras, pero no puentes.
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