El r¨¦gimen iran¨ª se vuelca con un hombre duro de la revoluci¨®n isl¨¢mica
Said Yalil¨ª, el m¨¢s radical de los candidatos a la presidencia, tiene todas las cartas a su favor para ganar en las urnas
![?ngeles Espinosa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F32bb7ff4-537e-43ea-9dab-0cb3f83ba60b.png?auth=fe7906998c48e4418837148be26d16b394f20655dd6a58f57c74c79fe3150bd9&width=100&height=100&smart=true)
![El candidato presidencial iraní Said Yalilí ofrece un mítin electoral en Arak, en el cento de Irán, el 30 de mayo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VN4IAKTYNQMHQN5KZA2VS3WNIM.jpg?auth=1eb3039f4ded3462bc73d370981f03bee16b51b17ce3ccfe30cd30006ca818e1&width=414)
De maneras suaves y comportamiento discreto, nada hac¨ªa presagiar que Said Yalil¨ª (Mashhad, 1965) tuviera grandes ambiciones pol¨ªticas. Sin embargo, tras una mete¨®rica carrera bajo el manto del l¨ªder supremo, Ali Jamenei, a quien guarda una gran lealtad personal, el hombre que durante los ¨²ltimos seis a?os ha sido la cara de las negociaciones nucleares se presenta a las presidenciales del pr¨®ximo d¨ªa 14 con todas las cartas a su favor. El m¨¢s radical de los ocho candidatos es un claro producto de la revoluci¨®n isl¨¢mica y un hueso duro de roer para Occidente. El aparato del r¨¦gimen se ha movilizado para compensar su falta de carisma.
Cuando en 2007 fue nombrado jefe del Consejo de Seguridad Nacional, y por ende del equipo iran¨ª encargado de las conversaciones nucleares, Yalil¨ª era un perfecto desconocido. No s¨®lo para el mundo, sino para la mayor¨ªa de sus compatriotas. Algunos peri¨®dicos locales le acusaron de no estar lo suficientemente preparado para el puesto. Esta corresponsal pidi¨® a uno de los participantes europeos en esas reuniones que le contara c¨®mo era. ¡°No lo s¨¦. Nunca le he visto abrir la boca¡±, fue su respuesta.
Enseguida se iba a revelar como un r¨ªgido ide¨®logo m¨¢s dado a los mon¨®logos que al di¨¢logo, durante los cuales reitera lo que Teher¨¢n considera su derecho soberano a ¡°la energ¨ªa nuclear pac¨ªfica¡±. Durante su mandato, las sanciones de la ONU por actividades sospechosas de tener un uso militar se han reforzado en tres ocasiones y han fallado varios intentos de resolver el recelo que despierta el programa at¨®mico.
Tal firmeza le ha granjeado el apoyo de lo m¨¢s granado de la ¨¦lite gobernante iran¨ª. Eso le garantiza la movilizaci¨®n a su favor de la extensa red de voluntarios paramilitares, los basiy¨ªs, que ya en su d¨ªa fueron instrumentales para el triunfo del ahora saliente Mahmud Ahmadineyad. A la vez, el rechazo al compromiso y la distensi¨®n que tambi¨¦n muestra durante la campa?a, hace temer que su llegada a la presidencia intensifique el enfrentamiento de Ir¨¢n con EE UU y sus aliados.
Hombre de fuertes convicciones religiosas, su recelo de Occidente se forj¨® durante la guerra contra Irak (1980-1988), donde sobrevivi¨® a dos ataques qu¨ªmicos y perdi¨® parte de la pierna derecha. Distinguible por la ligera cojera que sufre desde entonces, Yalil¨ª inici¨® su imparable ascenso cuando se convirti¨® en director general del gabinete de Jamenei en 2001, despu¨¦s de doce a?os en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Fue en ese cargo donde cultivar¨ªa una relaci¨®n personal con el l¨ªder supremo que, sin duda, ha pesado en sus posteriores promociones.
Reci¨¦n elegido presidente en 2005, Ahmadineyad le nombr¨® consejero y pocos meses despu¨¦s le hizo viceministro de Exteriores para Asuntos de Europa y EE UU. Los cr¨ªticos le acusaron de amiguismo y dijeron que carec¨ªa de experiencia diplom¨¢tica. A¨²n as¨ª, se le atribuye el dise?o de la pol¨ªtica de acercamiento a Am¨¦rica Latina y a ?frica, que ha marcado las relaciones exteriores de Ir¨¢n durante los dos mandatos del presidente saliente.
En su d¨ªa corri¨® el rumor de que durante un viaje a Cuba en 2005 intent¨® convencer a Fidel Castro para que se convirtiera al islam. M¨¢s inquietante resulta que pudiera haber estado implicado en la represi¨®n de las protestas que siguieron a la reelecci¨®n de Ahmadineyad en 2009. Seg¨²n Roger Cohen, columnista de The New York Times, una fuente le describi¨® entonces a Yalil¨ª como ¡°uno de los principales arquitectos¡± de aquella brutal actuaci¨®n policial.
La amistad de Yalil¨ª con Ahmadineyad parece provenir de los tiempos de la guerra, cuando ambos sirvieron en el cuerpo de los Guardianes de la Revoluci¨®n (los pasdaran, un ej¨¦rcito paralelo creado por Jomeini). Pero a diferencia del controvertido jefe del Gobierno, Yalil¨ª es un hombre reservado, de voz suave y a quien no le gusta llamar la atenci¨®n. Cuando Ahmadineyad se enfrent¨® con el l¨ªder supremo, evit¨® verse arrastrado en la pelea y mantuvo la confianza de ¨¦ste.
Aunque sus opiniones parecen reflejar las del l¨ªder supremo, su visi¨®n del mundo est¨¢ marcada por los valores de la revoluci¨®n iran¨ª, de la que es un claro producto. Barba de cuatro d¨ªas, camisa sin cuello y ostentaci¨®n de modestia. En los viajes como negociador nuclear insist¨ªa en cargar con su propia maleta y sus colaboradores comentaban que en Teher¨¢n conduc¨ªa un trotado Kia Pride, de fabricaci¨®n nacional. Yalil¨ª, que habla persa, ingl¨¦s y ¨¢rabe, se doctor¨® en Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad Imam Sadiq, instituci¨®n donde se forman muchos miembros de los pasdaran y los basiy¨ªs con un programa que a¨²na educaci¨®n moderna y teolog¨ªa isl¨¢mica.
Por lo dem¨¢s, Yalil¨ª carece de experiencia en pol¨ªtica interior y sus propuestas para atajar las dificultades econ¨®micas son un interrogante. Durante el primer debate presidencial, el pasado viernes, dijo que ¡°Ir¨¢n deber¨ªa reducir su dependencia de los ingresos del petr¨®leo y establecer una econom¨ªa de resistencia para hacer fracasar las conspiraciones occidentales¡±. M¨¢s clara ha dejado su opini¨®n sobre la mujer. Durante un acto electoral el mi¨¦rcoles, defendi¨® que ¡°la principal identidad de las mujeres es la maternidad¡±. Yalil¨ª est¨¢ casado desde 1992 con Fatemeh Sajjadi, una m¨¦dico internista, y tienen un hijo.
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