Divisi¨®n en el Parlamento irland¨¦s ante el debate sobre la abolici¨®n del Senado
La propuesta del primer ministro, Enda Kenny, de convocar un refer¨¦ndum en octubre ha generado controversia pese al consenso general de que el Senado sirve de poco
La C¨¢mara baja irlandesa, el D¨¢il, ha empezado este jueves a debatir la inesperada propuesta del Taoiseach (primer ministro), Enda Kenny, de convocar un refer¨¦ndum en octubre para que los irlandeses se pronuncien sobre la abolici¨®n o no del Senado. Aunque la abolici¨®n estaba incluida en el programa electoral del Fine Gael, que le llev¨® al poder en 2011, Kenny se hab¨ªa pronunciado hace tan solo dos meses a favor de una profunda reforma del Senado en lugar de su supresi¨®n.
Kenny y el l¨ªder de sus socios de coalici¨®n laboristas, Eamon Gilmore, han justificado la propuesta de abolici¨®n con el argumento de que el Senado ha perdido la utilidad que pod¨ªa tener hace casi un siglo y que muchos pa¨ªses peque?os, en especial en Escandinavia, lo han suprimido. A su juicio, una segunda c¨¢mara tiene sentido en grandes pa¨ªses federales, como Estados Unidos o Alemania, pero no en pa¨ªses de peque?o tama?o como Irlanda. Y existe la tendencia de acabar convirti¨¦ndose en el refugio de antiguos arist¨®cratas o pol¨ªticos en declive, como en la C¨¢mara de los Lores brit¨¢nica.
Hay unanimidad tanto entre los partidarios como los detractores de la abolici¨®n en que el Senado, ahora mismo, sirve de muy poco.
El argumento del ahorro de dinero p¨²blico tambi¨¦n cuenta y ha sido citado por el primer ministro, pero no como elemento principal. A fin de cuentas, el pa¨ªs se ahorrar¨¢ unos 20 millones de euros anuales, seg¨²n sus estimaciones, una cantidad insignificante incluso para un pa¨ªs del tama?o de Irlanda. El coste real del Senado, sin embargo, no est¨¢ claro porque el Parlamento lleva una contabilidad conjunta que no distingue sobre los costes separados de cada una de las dos c¨¢maras.
Hay unanimidad tanto entre los partidarios como los detractores de la abolici¨®n en que el Senado, ahora mismo, sirve de muy poco. La C¨¢mara alta no tiene poder para rechazar propuestas de ley de car¨¢cter econ¨®mico pero tiene un arma pol¨ªtica importante: puede retrasar el proceso legislativo hasta por nueve meses, lo que en ocasiones fuerza al Gobierno a cambiar sus proyectos de ley. En el pasado, el Senado se opuso a la prohibici¨®n del divorcio y logr¨® rechazar dos leyes de importancia: una que restring¨ªa a los varones el acceso a los ex¨¢menes de los altos funcionarios y otra que exclu¨ªa a las mujeres el derecho a participar en un jurado.
Pero su papel pol¨ªtico en la actualidad es irrelevante. La propuesta, sin embargo, ha generado controversia y no solo porque se adivinan intenciones electoralistas en los cambios de posici¨®n del Taoiseach, sino porque los cr¨ªticos opinan que la abolici¨®n del Senado va a dejar todo el poder en manos del D¨¢il y que eso, en las actuales circunstancias, es casi tanto como decir que deja todo el poder en manos del Gobierno. Lo que quieren estos cr¨ªticos es reformar el Senado, no abolirlo, de forma que ejerza realmente de contrapeso a la C¨¢mara baja. La propuesta de refer¨¦ndum, sin embargo, no contempla esa opci¨®n: o desaparece, o sigue como est¨¢.
Otros creen que la abolici¨®n del Senado est¨¢ justificada pero que debe ir acompa?ada de una profunda reforma de la C¨¢mara baja para que pueda cumplir su funci¨®n de controlar al Gobierno. Con un sistema electoral que suele premiar a un partido para que gobierne en solitario o forme coaliciones con relativa facilidad y un sistema pol¨ªtico que hace que el futuro de los diputados est¨¦ siempre en manos del partido, ni los diputados de la oposici¨®n tienen poder para controlar al ejecutivo ni los diputados del partido del Gobierno se atreven a contestar sus propuestas para no perjudicar su propio futuro pol¨ªtico.
Enda Kenny ha presentado una serie de propuestas para reformar la C¨¢mara baja en paralelo a la abolici¨®n de la C¨¢mara alta. En concreto, quiere ampliar de 12 a 14 el n¨²mero de comisiones parlamentarias y que la presidencia de estas se reparta entre los partidos aplicando el sistema D¡¯Hondt, un reparto proporcional que prima a los que han obtenido mejores resultados. Propone tambi¨¦n dar mayor poder investigador a las comisiones y poder debatir las propuestas de ley antes de que lleguen al plenario y de nuevo antes de que alcancen el momento de la votaci¨®n final. Est¨¢ por ver que esa agenda reformista sea considerada lo bastante ambiciosa.
La propuesta de abolici¨®n no deber¨ªa pasar demasiados apuros para ser aprobada por el D¨¢il a pesar de que suscita bastante menos entusiasmo entre los laboristas que en el Fine Gael y no tiene el apoyo de los dos grandes partidos de la oposici¨®n, el Fianna F¨¢il y el Sinn F¨¦in. Una inc¨®gnita m¨¢s grande es la suerte que pueda correr en el refer¨¦ndum. No tanto por el apego que los irlandeses puedan tener al Senado, m¨¢s bien escaso, sino por la impopularidad de la pol¨ªtica de recortes del actual Gobierno y por la sensaci¨®n de que un tema de ese calado deber¨ªa haberse discutido en la Convenci¨®n Constitucional.
Se trata de un foro creado el a?o pasado para debatir los cambios a los que deber¨ªa ser sometido el sistema pol¨ªtico irland¨¦s. Cambios como la reducci¨®n del mandato presidencial a cinco a?os, la reducci¨®n a los 17 a?os de la mayor¨ªa de edad para votar, la reforma del sistema electoral, la introducci¨®n del matrimonio entre personas del mismo sexo, la participaci¨®n de la mujer en la vida p¨²blica o la supresi¨®n del delito de blasfemia en la Constituci¨®n.
Una c¨¢mara no elegida
La actual encarnaci¨®n del Seanad ?ireann, su nombre oficial en ga¨¦lico, data de 1937, cuando fue aprobada la actual constituci¨®n irlandesa, y est¨¢ fuertemente inspirada por las tendencias corporativistas de la ¨¦poca, que tambi¨¦n marcaron el dise?o de las Cortes Espa?olas franquistas.
De los 60 miembros de la c¨¢mara, 43 son elegidos por cinco "mesas vocacionales", que nominalmente representan distintos sectores de la sociedad irlandesa (cultura y educaci¨®n, agricultura, trabajo, industria y comercio y administraci¨®n p¨²blica) pero que en la pr¨¢ctica est¨¢n compuestas por pol¨ªticos de los distintos partidos parlamentarios. Seis senadores son elegidos por los graduados de dos de las cuatro universidades de Irlanda (las dos en Dubl¨ªn), mientras que los 11 restantes son nombrados directamente por el primer ministro.
La composici¨®n y el funcionamiento del Senado (que solo se re¨²ne dos veces por semana) hacen que, por norma general, los senadores sean pol¨ªticos profesionales de perfil bajo, normalmente candidatos que no han conseguido esca?o en las elecciones a la c¨¢mara baja. No obstante, hay excepciones: en 1969, Mary Robinson fue elegida senadora por los graduados del Trinity College - a los 24 a?os - y sobre esa base edific¨® una carrera como pol¨ªtica y activista que la llev¨® a la presidencia de la Rep¨²blica en 1990 y, siete a?os m¨¢s tarde, a convertirse en Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
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