Los narcos mexicanos fichan a presos en EE UU para distribuir drogas
Un prisionero estadounidense describe el reclutamiento de c¨¢rteles mexicanos en las c¨¢rceles norteamericanas para fortalecer sus redes de reparto
Las c¨¢rceles de Estados Unidos se han convertido en terreno f¨¦rtil para los ¡°buscadores de talento¡± de los c¨¢rteles mexicanos. Las autoridades norteamericanas acusaron el mes pasado a Idalia Ramos Rangel, alias La T¨ªa o Big Momma, una operadora del c¨¢rtel del Golfo que, junto con su hijo ¨CMohammed Mo Mart¨ªnez, preso en la prisi¨®n de Forrest Rock, Arkansas¨C, contrataba a presos estadounidenses que estaban a punto de salir para trabajar en venta de drogas. De acuerdo con la Polic¨ªa, Mart¨ªnez y Ramos reclutaron a Emmanuel Illo y Mervin Johnson en 2010 para distribuir drogas en Arkansas.
Seth Ferranti, preso de Forrest Rock desde 1993 por un delito de tr¨¢fico de drogas, colaborador de Rolling Stone y The Daily Beast, y fundador de Gorilla Convict ¨Cuna editorial que distribuye libros sobre la vida en prisi¨®n¨C, afirma que, en efecto, los c¨¢rteles mexicanos est¨¢n interesados en fortalecer sus redes de distribuci¨®n en EE UU ¨Cel pa¨ªs con m¨¢s consumidores de droga del mundo¨C y que, para ello, utilizan sus contactos en la c¨¢rcel. ¡°Aqu¨ª es como una feria de empleo¡±, relata a este diario a trav¨¦s de un correo electr¨®nico. ¡°Ocurre en este sitio, pero estoy convencido de que pasa en otras partes en el pa¨ªs, en donde quiera que haya mexicanos con conexiones con los c¨¢rteles¡±. El 68% de los 51.000 presos extranjeros en EE UU son mexicanos.
¡°Esto no es nuevo. La c¨¢rcel es la universidad de los delincuentes. Es muy com¨²n, y siempre lo ha sido, que aqu¨ª se hagan contactos y se planeen cr¨ªmenes. La diferencia es que antes los principales reclutadores eran las mafias colombianas e italianas, pero ahora son las mexicanas, porque tienen m¨¢s poder¡±, comenta.
Los c¨¢rteles mexicanos son ¡°la principal amenaza de crimen organizado en Estados Unidos¡±, dijo en abril Jack Riley, director de la oficina en Chicago de la Agencia Antidrogas de EE UU (DEA, en ingl¨¦s). En 2008, las autoridades de EE UU informaron de actividades criminales de narcos mexicanos en unas 250 ciudades de EE UU. Para 2011 eran 1.200. ¡°Miren d¨®nde est¨¢n ahora. La gente dice 'eso est¨¢ en la frontera, no es nuestro problema'. Pero s¨ª lo es. [Los narcotraficantes] operan en Chicago como si estuvieran ah¨ª¡±, afirm¨® Riley en una entrevista con Associated Press. La agencia detuvo a un operador del cartel de La Familia (Michoac¨¢n, en la costa del Pac¨ªfico en M¨¦xico) en 2011, que viv¨ªa en un tranquilo suburbio de Chicago, desde donde dirig¨ªa las redes de distribuci¨®n de droga en la ciudad.
Y para fortalecer el reparto, es necesario contar con mano de obra. Aqu¨ª es donde entra el reclutamiento en las prisiones de EE UU. Ferranti describe que los narcos mexicanos han establecido hasta un proceso de selecci¨®n, que inicia con un examen de la reputaci¨®n del candidato. ¡°Tienes que entender que en la c¨¢rcel hay una jerarqu¨ªa que se define por el respeto. As¨ª que sea un negro o un blanco, si es respetado en la c¨¢rcel y saldr¨¢ pronto, los mexicanos est¨¢n atentos. Preguntan por su fiabilidad, por su reputaci¨®n antes de acercarse a ellos. Buscan a personas que est¨¦n dispuestos a entrar en sus l¨ªneas de distribuci¨®n, que conozca c¨®mo funciona esto en Estados Unidos. Que tenga los contactos y la influencia que un tipo que acaba de llegar de M¨¦xico simplemente no tiene¡±.
Otro preso, que pide no ser identificado, describe en otro correo que las condiciones ¡°son perfectas para los c¨¢rteles¡±: ¡°Yo estoy a punto de terminar una condena de 10 a?os y ya hay dos bandas que me han hecho ofertas. Quieren que transporte 20 kilogramos de coca¨ªna en cuanto salga. Es una locura. No quer¨ªa volver a las calles a vender drogas, pero ?20 kilos? Volver¨ªa de inmediato [a la c¨¢rcel] y me condenar¨ªan de por vida, ?sabes lo que quiero decir?¡±.
De acuerdo con Ferranti, reclutar prisioneros norteamericanos para la distribuci¨®n de las drogas en EE UU se ha convertido en un ¡°procedimiento habitual¡± para los c¨¢rteles mexicanos. ¡°La EME [la pandilla m¨¢s poderosa en las c¨¢rceles norteamericanas, fundada por mexicanos en los a?os cincuenta] y la Hermandad Aria [otra pandilla de prisioneros en EE UU] trabajan para el cartel del Golfo como sicarios¡±, explica. El preso que ha pedido el anonimato describe que la Hermandad y otra pandilla llamada Tango Blast trabajan para los Zetas en Texas. ¡°Compran armas en EE UU que despu¨¦s env¨ªan a M¨¦xico¡±, asegura a trav¨¦s de una carta. ¡°Al contratar a bandas estadounidenses, los carteles mexicanos dejan claro que no ven a EE UU como un punto de distribuci¨®n, sino como un mercado que quieren dominar¡±, opina.
Pero, ?por qu¨¦ contratar a estadounidenses? Ferranti explica que los mexicanos que no est¨¢n vinculados directamente al narcotr¨¢fico prefieren mantenerse al margen por ¡°temor por sus familias¡±, as¨ª que es ¡°natural¡± que busquen delincuentes norteamericanos que ¡°conocen mejor las rutas de distribuci¨®n y tienen los contactos que no tiene alguien reci¨¦n llegado de M¨¦xico. Si juntas a mexicanos que tienen fuentes directas con los principales c¨¢rteles de narcotr¨¢fico y estadounidenses que saben c¨®mo vender las drogas en la calle, ?qu¨¦ crees que va a pasar?¡±.
Ferranti describe tambi¨¦n que las ofertas tienen ¡°mucho ¨¦xito¡± entre los presos. ¡°Muchos aqu¨ª no est¨¢n en la posici¨®n para decir que no. Llegan los c¨¢rteles, te hacen una oferta para alimentar a tu familia y muchos lo compran. El problema es que todos creen que se convertir¨¢n en el pr¨®ximo Scarface. Pero es falso. Ni Tony Montana sobrevivi¨®¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.