Washington y Mosc¨² rememoran la guerra fr¨ªa
La actitud de Putin confirma los peores augurios sobre las tensiones bilaterales y pone en evidencia la debilidad de Obama
Tensos y con caras de malas pulgas, Barack Obama y Vladimir Putin dejaron en evidencia ante el mundo en su encuentro de la semana pasada en Irlanda del Norte que no son, precisamente, grandes amigos. El caso Snowden podr¨ªa elevar esa pobre comunicaci¨®n personal a la categor¨ªa de un serio enfrentamiento diplom¨¢tico entre las dos grandes potencias nucleares, rememorando momentos de la Guerra Fr¨ªa que parec¨ªan superados.
La negativa de Putin a detener al contratista de la NSA que desvel¨® los programas secretos de vigilancia de EE UU ha sido una verdadera bofetada en el rostro de la Administraci¨®n norteamericana, que horas antes hab¨ªa advertido a Mosc¨² que no le permitiera escapar. El secretario de Estado, John Kerry, pidi¨® al Gobierno ruso que se comportara ¡°de acuerdo a las reglas de la ley, en beneficio de todos¡±, y le record¨® que, en los ¨²ltimos dos a?os, EE UU le ha entregado a Rusia siete personas reclamadas por la justicia de ese pa¨ªs.
Aunque escudado en el hecho de que Snowden no ha cruzado t¨¦cnicamente la frontera rusa ¨Cestuvo, al parecer, en la zona de tr¨¢nsito del aeropuerto de Mosc¨²- y en que no existe un tratado de extradici¨®n de su pa¨ªs con EE UU, Putin no ha dejado pasar esta excelente oportunidad de mandarle un mensaje a Obama sobre su concepci¨®n de las relaciones bilaterales.
Despu¨¦s de rebatir la pol¨ªtica de Obama en Siria, en Ir¨¢n y en lo que concierne a la seguridad de Europa, Putin le niega a su colega norteamericano incluso un peque?o gesto conciliador en el que no hay claros intereses rusos en juego. Si se admite que, teniendo en cuenta el estado de la libertad de expresi¨®n en Rusia, la decisi¨®n de Putin no est¨¢ movida por su amor a esa causa, habr¨ªa que deducir que su intenci¨®n es la de meterle el dedo en el ojo a su rival y plantear las relaciones con Washington desde una posici¨®n de fuerza.
Eso confirma las peores sospechas en EE UU de que el regreso de Putin al Kremlin ser¨ªa motivo de tensiones y de inestabilidad internacional. En cuanto a este ¨²ltimo aspecto, el caso Snowden aleja, probablemente, el acuerdo de desarme nuclear propuesto por Obama en Berl¨ªn, as¨ª como la soluci¨®n de otras crisis existentes o por venir.
Pero el efecto inmediato del libre tr¨¢nsito ofrecido a Snowden en Mosc¨² es que deja al descubierto la ausencia de instrumentos de presi¨®n que EE UU tiene hoy sobre Rusia, por no mencionar el golpe que esto representa para la diplomacia dialogante de Obama, a quien sus rivales pol¨ªticos en EE UU acusan ya de una alarmante debilidad.
Ahora que se alude al recuerdo de la Guerra Fr¨ªa, algunos traen a la memoria que ese duelo lo gan¨® EE UU por la presi¨®n ejercida sobre la Uni¨®n Sovi¨¦tica por un presidente como Ronald Reagan, implacable contra el comunismo. Durante al menos la ¨²ltima d¨¦cada de aquel periodo, EE UU llev¨® la iniciativa y coloc¨® a su enemigo contra las cuerdas.
Desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, las dos naciones enfrentadas entonces dieron muchos pasos hacia la superaci¨®n de esos tiempos y a la creaci¨®n de un nuevo espacio de cooperaci¨®n. Eso se fue m¨¢s o menos cumpliendo hasta que Putin obtuvo el mando. Despu¨¦s, tras la victoria de Obama, ¨¦ste prometi¨® una reprogramaci¨®n de las relaciones con Mosc¨², que se consigui¨® a medias durante la regencia de Dimitri Medvedev.
La coincidencia de Obama y Putin en la c¨²spide, que s¨®lo lleva cinco meses de duraci¨®n, ha dejado ya claro que la amistad va a ser imposible, la convivencia, dif¨ªcil, y el conflicto, constante. Con ambos en la presidencia de sus respectivos pa¨ªses, se re¨²nen el extremo m¨¢s nacionalista e intransigente de Rusia, con la versi¨®n m¨¢s tolerante de la pol¨ªtica exterior norteamericana. Da la impresi¨®n de que ambas cosas no combinan, y no es dif¨ªcil anticipar que tendr¨¢ que ser Obama quien cambie de estrategia.
Los dos presidentes se volver¨¢n a encontrar varias veces el pr¨®ximo mes de septiembre. Primero en Mosc¨², a donde Obama acudir¨¢ para la primera cumbre puramente bilateral. Despu¨¦s en San Petesburgo, donde ambos participar¨¢n en la cumbre del G-20. Rusia no tiene la influencia en los acontecimientos mundial que tiene hoy China. Pero conserva el mayor arsenal at¨®mico y un peso suficiente como para que cualquier atisbo de enfrentamiento con EE UU resuene con alarma.
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