Senegal recibe a Obama con m¨¢s seguridad que entusiasmo callejero
El presidente de EE UU llega para estimular la inversi¨®n. En su delegaci¨®n hay una fuerte presencia de altos responsables de comercio y empresarios
Centenares de polic¨ªas apostados en todos los rincones. Ni un solo coche circula desde hace dos horas por la Cornisa Oeste, una de las principales avenidas de Dakar, la capital senegalesa, a esta hora de la ma?ana casi siempre saturada de tr¨¢fico. De repente, un ruido de sirenas. Decenas de veh¨ªculos negros pasan a toda prisa y, en medio, una limusina con los cristales tintados en la que, hay que imaginarse, viaja Barack Obama con su familia. Muy pocos senegaleses de a pie han venido hasta aqu¨ª para verlo pasar. Ya en el palacio presidencial, unos pocos centenares de ciudadanos, previo pago de 4,5 euros y ataviados con la misma camiseta, dan una discreta bienvenida al fugaz cortejo. La primera parada de la gira africana del presidente Obama se ha vivido as¨ª, con m¨¢s medidas de seguridad que entusiasmo callejero.
El primer presidente negro de la primera potencia mundial llega tarde a ?frica. Y lo sabe. Si bien este fue un continente que celebr¨® su elecci¨®n como si se tratara de uno de los suyos, han tenido que pasar cuatro a?os y medio para que se decida a visitarlo, excepci¨®n hecha de una fugaz parada de un d¨ªa en Ghana en 2009, al poco de su elecci¨®n. Pero el verdadero problema es que su pa¨ªs tambi¨¦n est¨¢ llegando tarde. Con una amplia presencia en temas de cooperaci¨®n desde hace d¨¦cadas, la Administraci¨®n y el capital privado estadounidense no acaban de ver en ?frica la tierra de oportunidades que otros pa¨ªses emergentes, como China o India, hace tiempo que han atisbado. Por eso ha venido. Para estimular la inversi¨®n. En su delegaci¨®n hay una fuerte presencia de altos responsables de Comercio, empresarios e inversores. Porque sabe que este es un tren que no puede dejar pasar.
Sin embargo, es un viaje tambi¨¦n lleno de s¨ªmbolos. Tras ofrecer una rueda de prensa de 48 minutos en el palacio presidencial junto a su anfitri¨®n Macky Sall y presidir un encuentro de autoridades judiciales de la regi¨®n oesteafricana, el presidente estadounidense y su mujer Michelle se dirigieron al que sin duda era el momento m¨¢s esperado de su estancia en Senegal por lo que tiene de carga hist¨®rica: la visita a la Casa de los Esclavos de la isla de Gor¨¦e, uno de los puntos que vieron partir a cientos de miles de cautivos africanos en direcci¨®n a Am¨¦rica. All¨ª, en la Puerta de no retorno de esta antigua vivienda colonial, Obama habr¨¢ sentido, como los miles de turistas que la visitan cada a?o, el peso de esta tremenda historia.
Y pese al fr¨ªo ambiental, muy diferente al calor con el que fue recibido el presidente Fran?ois Hollande hace unos meses, desde que puso el pie en Senegal, sus gui?os hacia este pa¨ªs han sido constantes. Ya en el Aeropuerto Leopold S¨¦dar Senghor nada m¨¢s bajar del Air Force One, salud¨® con especial ¨¦nfasis al cantante Youssou N¡¯Dour, que se encontraba all¨ª en su calidad de ministro de Turismo. Y, seg¨²n publican hoy los medios senegaleses, tras asegurarle que ten¨ªa algunas de sus canciones grabadas en su reproductor privado, logr¨® arrancarle la promesa de que interpretar¨ªa alguno de sus temas durante la cena de gala. Incluso se atrevi¨® a repetir en p¨²blico una de las expresiones m¨¢s populares en lengua wolof, ¡°gno far¡± (estamos juntos) y no dud¨® en insistir en el car¨¢cter hospitalario de los senegaleses.
Y es que Barack Obama no se ha cansado de repetir que Senegal es una de las democracias m¨¢s s¨®lidas del continente. Y un socio privilegiado en la estrategia de lucha global contra el terrorismo. De esto han hablado durante largo tiempo el presidente estadounidense y su hom¨®logo senegal¨¦s, Macky Sall, que ha vivido estos d¨ªas su indudable momento de gloria internacional consciente de lo que significa esta visita. S¨®lo un asunto inc¨®modo pareci¨® turbar por un instante el primer d¨ªa de gira. A preguntas de una periodista estadounidense, Obama celebr¨® que el Supremo de su pa¨ªs acabe de respaldar el matrimonio gay. Obligado a intervenir, Sall asegur¨® que ¡°no estamos preparados para despenalizar la homosexualidad¡±, frente a lo que el presidente estadounidense opin¨® que ¡°hay que respetar las culturas, tradiciones y religiones, pero todos debemos ser tratados igual ante la Ley¡±.
Centenares de polic¨ªas apostados en todos los rincones. Ni un solo coche circula desde hace dos horas por la Cornisa Oeste, una de las principales avenidas de Dakar, la capital senegalesa, a esta hora de la ma?ana casi siempre saturada de tr¨¢fico. De repente, un ruido de sirenas. Decenas de veh¨ªculos negros pasan a toda prisa y, en medio, una limusina con los cristales tintados en la que, hay que imaginarse, viaja Barack Obama con su familia. Muy pocos senegaleses de a pie han venido hasta aqu¨ª para verlo pasar. Ya en el Palacio Presidencial, unos pocos centenares de ciudadanos, previo pago de 4,5 euros y ataviados con la misma camiseta, dan una discreta bienvenida al fugaz cortejo. La primera parada de la gira africana del presidente Obama se ha vivido as¨ª, con m¨¢s medidas de seguridad que entusiasmo callejero.
El primer presidente negro de la primera potencia mundial llega tarde a ?frica. Y lo sabe. Si bien este fue un continente que celebr¨® su elecci¨®n como si se tratara de uno de los suyos, han tenido que pasar cuatro a?os y medio para que se decida a visitarlo, excepci¨®n hecha de una fugaz parada de un d¨ªa en Ghana en 2009, al poco de su elecci¨®n. Pero el verdadero problema es que su pa¨ªs tambi¨¦n est¨¢ llegando tarde. Con una amplia presencia en temas de cooperaci¨®n desde hace d¨¦cadas, la Administraci¨®n y el capital privado estadounidense no acaban de ver en ?frica la tierra de oportunidades que otros pa¨ªses emergentes, como China o India, hace tiempo que han atisbado. Por eso ha venido. Para estimular la inversi¨®n. En su delegaci¨®n hay una fuerte presencia de altos responsables de Comercio, empresarios e inversores. Porque sabe que este es un tren que no puede dejar pasar.
Sin embargo, es un viaje tambi¨¦n lleno de s¨ªmbolos. Tras ofrecer una rueda de prensa de 48 minutos en el Palacio Presidencial junto a su anfitri¨®n Macky Sall y presidir un encuentro de autoridades judiciales de la regi¨®n oesteafricana, el presidente estadounidense y su mujer Michelle se dirigieron al que sin duda era el momento m¨¢s esperado de su estancia en Senegal por lo que tiene de carga hist¨®rica: la visita a la Casa de los Esclavos de la isla de Gor¨¦e, uno de los puntos que vieron partir a cientos de miles de cautivos africanos en direcci¨®n a Am¨¦rica. All¨ª, en la Puerta de no retorno de esta antigua vivienda colonial, Obama habr¨¢ sentido, como los miles de turistas que la visitan cada a?o, el peso de esta tremenda historia.
Y pese al fr¨ªo ambiental, muy diferente al calor con el que fue recibido el presidente Fran?ois Hollande hace unos meses, desde que puso el pie en Senegal, sus gui?os hacia este pa¨ªs han sido constantes. Ya en el aeropuerto Leopold S¨¦dar Senghor nada m¨¢s bajar del Air Force One, salud¨® con especial ¨¦nfasis al cantante Youssou N¡¯Dour, que se encontraba all¨ª en su calidad de ministro de Turismo. Y, seg¨²n publican hoy los medios senegaleses, tras asegurarle que ten¨ªa algunas de sus canciones grabadas en su reproductor privado, logr¨® arrancarle la promesa de que interpretar¨ªa alguno de sus temas durante la cena de gala. Incluso se atrevi¨® a repetir en p¨²blico una de las expresiones m¨¢s populares en lengua wolof,?gno far (estamos juntos) y no dud¨® en insistir en el car¨¢cter hospitalario de los senegaleses.
Y es que Barack Obama no se ha cansado de repetir que Senegal es una de las democracias m¨¢s s¨®lidas del continente. Y un socio privilegiado en la estrategia de lucha global contra el terrorismo. De esto han hablado durante largo tiempo el presidente estadounidense y su hom¨®logo senegal¨¦s, Macky Sall, que ha vivido estos d¨ªas su indudable momento de gloria internacional consciente de lo que significa esta visita. Solo un asunto inc¨®modo pareci¨® turbar por un instante el primer d¨ªa de gira. A preguntas de una periodista estadounidense, Obama celebr¨® que el Supremo de su pa¨ªs acabe de respaldar el matrimonio gay. Obligado a intervenir, Sall asegur¨® que ¡°no estamos preparados para despenalizar la homosexualidad¡±, frente a lo que el presidente estadounidense opin¨® que ¡°hay que respetar las culturas, tradiciones y religiones, pero todos debemos ser tratados igual ante la Ley¡±.
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