¡°El proyecto de Bachelet es una suerte de capitalismo con rostro humano¡±
El columnista chileno Carlos Pe?a analiza el cuadro pol¨ªtico del pa¨ªs sudamericano que este domingo celebra sus primeras primarias presidenciales legales
Carlos Pe?a (1959), abogado, doctor en Filosof¨ªa y rector de la Universidad Diego Portales, es uno de los m¨¢s agudos l¨ªderes de opini¨®n en Chile. Las columnas que escribe los domingos en el peri¨®dico El Mercurio son de lectura obligada para la clase pol¨ªtica y todos los interesados en los asuntos p¨²blicos. Desde esa tribuna ha descrito los cambios que ha vivido Chile en los ¨²ltimos a?os, despu¨¦s de las revueltas estudiantiles de 2011, y el cuadro pol¨ªtico del pa¨ªs sudamericano donde este domingo tanto la derecha como el centroizquierda definir¨¢n a trav¨¦s de primarias a sus respectivos candidatos presidenciales con miras a las elecciones de noviembre. ¡°Se trata, con todo, de una pr¨¢ctica que le hace bien a la democracia especialmente si se admite la participaci¨®n de independientes¡±, se?ala el analista.
Pregunta. ?Cu¨¢nto cambi¨® Chile en los ¨²ltimos tres a?os?
Respuesta. No es posible comprender los ¨²ltimos tres a?os de la sociedad chilena ¨Cel malestar y el desasosiego- sin tener en cuenta los cambios que ella experiment¨® en los ¨²ltimos veinte. La educaci¨®n se expandi¨® (la expectativa de escolaridad es hoy de 15.6 a?os); la educaci¨®n superior se acerca hoy al 50% de cobertura, la mayor parte de la matr¨ªcula superior se compone de hijos de quienes nunca asistieron a ese nivel educacional; la vivienda propia es una realidad para m¨¢s del 75% de los chilenos; y el consumo borra los signos externos del estatus. En suma, los chilenos son hoy m¨¢s pr¨®speros que nunca antes.
P. ?Por qu¨¦ entonces el desasosiego?
R. Lo que ocurre, en mi opini¨®n, y esto es lo que se ha manifestado en los ¨²ltimos tres a?os, es que esos cambios materiales produjeron profundos cambios culturales y subjetivos, en particular, un incremento de las expectativas y el deseo que las ideas que legitiman a la modernizaci¨®n capitalista ¨Cla igualdad de oportunidades y la meritocracia- efectivamente se realicen.
P. ?Chile vive un cambio de ciclo?
R. Sin duda; pero no un abandono del proyecto de modernizaci¨®n capitalista en el que ha estado embarcado los ¨²ltimos veinte a?os. Hay m¨¢s bien un cambio en la subjetividad con que se vive el proceso de modernizaci¨®n ¨Clas expectativas que se dirigen a ¨¦l- pero no un proyecto de modernizaci¨®n alternativo. Los partidos y sus dirigentes se est¨¢n acomodando a esa nueva subjetividad que no fueron capaces, ni siquiera por un momento, de anticipar.
P. ?Los estudiantes y la movilizaci¨®n de 2011 removieron el tablero pol¨ªtico chileno?
R. M¨¢s que remover el tablero pol¨ªtico, mostraron la precariedad de la representaci¨®n parlamentaria en un doble sentido: intelectual puesto que los parlamentarios no fueron capaces de dialogar racionalmente con los j¨®venes o manifestarles aquello en que se equivocaban (en vez de eso, simplemente los halagaron o se sumaron a sus demandas); e institucional puesto que el sistema mostr¨® que no es capaz de acoger una representaci¨®n m¨¢s fidedigna de los intereses sociales, racionalizarlos a tiempo y conducirlos. Pero la correlaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas se mantendr¨¢ m¨¢s o menos como ha ocurrido en los ¨²ltimos veinte a?os.
P. ?Los j¨®venes han conseguido avances relevantes en materia educativa?
R. Desde luego, y el m¨¢s importante, han situado el tema en la agenda p¨²blica y hoy es un asunto ante el que todos deben pronunciarse.
P. Los principales l¨ªderes estudiantiles, como Camila Vallejo, buscan esca?os en el Parlamento. ?Qu¨¦ le parece que ingresen al establishment pol¨ªtico?
R. Me parece muy bien. Es un signo que los j¨®venes valoran la democracia y las instituciones y principian a descreer que la movilizaci¨®n social pueda, adem¨¢s de ser un gesto de presi¨®n y de denuncia, ayudar a la deliberaci¨®n p¨²blica.
P. ?Observa similitudes entre las protestas chilenas de 2011 y el malestar social de Brasil?
R. ?Tanto en Brasil y Chile no se vive una revuelta anticapitalista, sino al rev¨¦s: esa gente se ha tomado en serio al capitalismo y sus promesas de bienestar creciente e igualdad de oportunidades!
P. Entonces, ?el modelo de mercado no est¨¢ en crisis en Chile?
R. No, en absoluto. Ninguna de las fuerzas pol¨ªticas hoy d¨ªa en competencia, ni las de derecha o de la izquierda, desaf¨ªan, ni siquiera ret¨®ricamente, al modelo de mercado o al proyecto de modernizaci¨®n capitalista con la sola excepci¨®n del candidato humanista Marcel Claude, cuyas posibilidades electorales son casi inexistentes.
P. ?Y el proyecto de la expresidente Michelle Bachelet, favorita para ganar las primarias de este domingo y las elecciones de noviembre?
R. Michelle Bachelet, quien probablemente ganar¨¢ la presidencial, ha presentado un proyecto reformista, una suerte de capitalismo con rostro humano, pero ning¨²n proyecto radical de cambio. Lo que ella sugiere es sacar del mecanismo exclusivamente de mercado a ciertos bienes (como las pensiones o la educaci¨®n) de manera de construir, en base a una reforma tributaria moderada, una sociedad de prestaciones garantizadas e iguales en esos ¨¢mbitos. Si bien en la fase de elecciones primarias se le ha envuelto en una ret¨®rica m¨¢s radical, es estrictamente un proyecto socialdem¨®crata. Y no es raro que todo esto sea as¨ª, los intelectuales m¨¢s radicales han elaborado quejas morales contra la modernizaci¨®n capitalista; pero no han compuesto ninguna oferta alternativa. Y es que ¨Ccomo dice Zizek- hoy d¨ªa es m¨¢s f¨¢cil imaginar que acabe el mundo a que termine el capitalismo.
P. ?No cree que ella se haya izquierdizado?
R. La expresidenta Bachelet posee un programa reformista, perfectamente socialdem¨®crata; pero, usted tiene raz¨®n, hay la imagen que se ha izquierdizado. Es posible que esa imagen se deba ¨Cparad¨®jicamente- m¨¢s a sus silencios que a sus palabras. Lo que ocurre es que cuando una l¨ªder carism¨¢tica (y ella lo es en alta medida) guarda silencio o se dedica a escuchar o es ambigua, la gente empieza inevitablemente a proyectar en ella todos sus anhelos y sue?os sin ninguna contenci¨®n. Una l¨ªder carism¨¢tica en silencio o que emite pronunciamientos demasiado gen¨¦ricos o ambiguos, es un papel en blanco donde la ciudadan¨ªa empieza a escribir cualquier cosa desde el fin del mercado a la creaci¨®n ex nihilo de una nueva constituci¨®n. Algo de eso parece estarle ocurriendo a la ex Presidenta Bachelet. Ella debiera recordar que no hay mayor peligro para un pol¨ªtico que alcanza el poder, que la gente crea m¨¢s en sus silencios que en sus palabras: las expectativas son entonces infinitas.
P. ?Ve alg¨²n paralelo con la Presidenta de Brasil?
R. Es probable que a ese respecto haya paralelos de importancia con la Presidenta de Brasil. Ambas mujeres, de izquierda, carism¨¢ticas, en las que la gente proyecta su anhelos y las expectativas que la propia modernizaci¨®n ha desatado. Y ambas presas de un dilema complicado. Saben que no hay otro camino que la modernizaci¨®n capitalista; pero no se atreven a decirlo. El resultado es que navegaran en un reformismo con ret¨®rica anticapitalista.
P. Bachelet ha basado su campa?a en la configuraci¨®n de una nueva mayor¨ªa que incluya a los comunistas. ?Es el principio del fin de la alianza entre el centro y la izquierda moderada que permiti¨® sacar a Pinochet y el retorno a la democracia?
R. No lo creo. Y eso por varias razones. Desde luego, la m¨¢s vieja lecci¨®n de la historia pol¨ªtica de Chile durante el siglo XX y lo que va del XXI es que para gobernar y ganar elecciones hay que contar con la adhesi¨®n del centro. Y salvo que la izquierda no quiera ganarlas m¨¢s, va a seguir aliada a la Democracia Cristiana y siendo una izquierda, como usted dice, moderada. Hay una raz¨®n adicional: la presencia del Partido Comunista garantiza moderaci¨®n en vez de perjudicarla. En la historia pol¨ªtica de Chile ese partido ha tenido un comportamiento moderado e institucional. Y no hay razones para pensar que esta es la excepci¨®n.
P. ?Qu¨¦ est¨¢ en juego para la derecha chilena en estas primarias considerando que sus dos precandidatos tienen escasas opciones de llegar a La Moneda?
R. La derecha a estas alturas no tiene sue?os presidenciales plausibles, tiene desaf¨ªos puramente pragm¨¢ticos. El principal de todos es alcanzar una mayor¨ªa suficiente que le permita tener capacidad para negociar parte de las reformas que parecen haber ganado la adhesi¨®n de la ciudadan¨ªa. Y est¨¢ bien que algo as¨ª ocurra. As¨ª como no se ganan elecciones sin el centro, no se puede alcanzar la estabilidad de un programa de reformas en el largo plazo sin contar con la convergencia estrat¨¦gica de la derecha. Pero no hay dudas que algo as¨ª se alcanzar¨¢.
P. ?C¨®mo califica la gesti¨®n del Presidente Sebasti¨¢n Pi?era a menos de un a?o del t¨¦rmino de su Administraci¨®n?
R. Pi?era ha sido un mal presidente si se lo juzga por la adhesi¨®n que ha alcanzado, la manera en que ha manejado los ritos del estado, el entusiasmo que despierta o la forma en que ha promovido las ideas de su sector. Sin embargo, ha hecho un gobierno que, si se atiende a los resultados, est¨¢ por sobre la media. En suma, un gobierno razonable, en manos de un presidente sin talento para la pol¨ªtica. No ha habido cambios estructurales, es cierto; pero ¨¦l nunca prometi¨® algo as¨ª. Se trata (y este es el rasero por el que hay que juzgarlo) de un gobierno de derecha. Si no se le piden peras al olmo, su gobierno ha sido razonable.
P. Este a?o se conmemora el 40 aniversario del golpe de Estado de 1973. ?La fecha sigue generando divisi¨®n en Chile?
R. Por supuesto. Me parece a m¨ª que esa divisi¨®n se expresa de tres formas, cada una de las cuales posee una intensidad distinta. En primer lugar, se encuentra la actitud de condena o de desaprobaci¨®n de la violencia que, como consecuencia del golpe, se realiz¨® en contra de un sector por motivos pol¨ªticos: hoy son cada vez menos quienes defienden a los violadores de derechos humanos o elaboran teor¨ªas y tesis tendientes a la impunidad. En segundo lugar, se halla el proyecto de modernizaci¨®n que principi¨® en esos a?os, la modernizaci¨®n capitalista: incluso con remilgos y condenas meramente ret¨®ricas, lo apoyan en los hechos y en sus programas casi todas las fuerzas pol¨ªticas. Y en tercer lugar, el andamiaje institucional que, originado en esos a?os, todav¨ªa persiste. Quiz¨¢ este sea el aspecto en el que, en los pr¨®ximos a?os, se expresar¨¢ la divisi¨®n que todav¨ªa causa entre los chilenos el once de septiembre. As¨ª lo indica el debate que ya se ha iniciado sobre el cambio constitucional donde se cita ¨Ccomo ejemplo de lo que debiera hacerse- la constituyente espa?ola que dio origen a la carta del 78.
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