Croacia entra en una UE sumida en el desencanto
Croacia se convierte este lunes en el miembro n¨²mero 28 del club comunitario La crisis y los problemas de anteriores adhesiones dificultan la continuidad de la integraci¨®n
Zagreb, la capital de Croacia, permanece en la retina de los europeos como un escenario m¨¢s en la cruenta guerra de los Balcanes. Veinte a?os despu¨¦s de que el mundo asistiera casi en directo a esa contienda, la m¨¢s reciente que ha vivido Europa, Zagreb se incorpora hoy con plenos derechos al proyecto comunitario. Bruselas celebra esta adhesi¨®n como la prueba m¨¢s palpable de que la Uni¨®n Europea encierra, ante todo, un ideario de paz y estabilidad. Pero la actual debilidad econ¨®mica, unida a una cierta indigesti¨®n provocada por las ¨²ltimas ampliaciones, ensombrece las celebraciones.
Vista con perspectiva hist¨®rica, la bienvenida a Croacia como miembro n¨²mero 28 del club comunitario resulta un ¨¦xito. Mucho m¨¢s si se suman las expectativas de que en unos a?os comparta mesa de negociaci¨®n con su antigua enemiga Serbia, desde el pasado viernes candidata firme a anexionarse a la UE. Pero hasta los dirigentes comunitarios son conscientes de que el euroentusiasmo de otras ocasiones se ha desvanecido. Tras reconocer el valor de la reconciliaci¨®n, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, reconoc¨ªa ayer en un comunicado: ¡°La recesi¨®n golpea duro a Croacia y a muchos otros pa¨ªses europeos. La pertenencia a la UE no supondr¨¢ una soluci¨®n m¨¢gica a la crisis, pero ayudar¨¢ a sacar a mucha gente de la pobreza y a modernizar la econom¨ªa¡±.
¡°Hay que destacar el poder transformador de este proceso de adhesi¨®n. Ya desde que Croacia pidi¨® ingresar en la UE, en 2003, el pa¨ªs ha cambiado por completo¡±, destaca un portavoz de la Comisi¨®n Europea. Pese a todo, el propio Ejecutivo comunitario reconoce que este territorio de 4,4 millones de habitantes tiene mucho por hacer en la lucha contra la corrupci¨®n y la mejora del Estado de derecho.
En el debate sobre la ampliaci¨®n europea, la llegada de Croacia ha servido para romper un tab¨² en las instituciones comunitarias: el de que algunos de los ¨²ltimos procesos se hicieron demasiado r¨¢pido y sin todas las garant¨ªas. ¡°Croacia est¨¢ m¨¢s preparada que ning¨²n pa¨ªs antes porque despu¨¦s de ampliaciones anteriores ¡ªsobre todo la de Ruman¨ªa y Bulgaria¡ª se dijo que nunca m¨¢s se volver¨ªa a hacer as¨ª. Esos pa¨ªses no estaban listos para entrar en 2007¡±, admite en conversaci¨®n telef¨®nica desde Croacia Doris Pack, eurodiputada alemana del Partido Popular.
Sin micr¨®fonos delante, la Comisi¨®n Europea tambi¨¦n concede que hay lecciones que aprender de esa ¨²ltima ampliaci¨®n. Tambi¨¦n del proceso masivo que integr¨® en 2004 a pa¨ªses hoy foco de preocupaci¨®n para Bruselas como Hungr¨ªa y Chipre. El Ejecutivo comunitario sigue defendiendo que la mejor opci¨®n era acogerlos en el seno de la UE, pero la deriva autoritaria que se ha producido en Budapest, sin que Bruselas pueda hacer mucho por evitarlo, y el reciente desenmascaramiento de Chipre como para¨ªso fiscal revelan errores de base.
Tanja Fajon, parlamentaria eslovena del grupo de los socialdem¨®cratas, lo explica con franqueza. ¡°Bulgaria [un caso que ha estudiado especialmente] es un buen ejemplo. Ya hemos visto las dificultades de ampliaciones que se adoptaron por motivos pol¨ªticos; Ruman¨ªa y Bulgaria no estaban bien preparadas. Ahora somos mucho m¨¢s cuidadosos¡±, asegura. Las negociaciones para el ingreso de esos dos pa¨ªses fueron inusualmente r¨¢pidas ¡ªse abrieron en 2000 para integrarse en 2007¡ª trat¨¢ndose de territorios con unos est¨¢ndares muy alejados de lo que era entonces la media comunitaria.
Sobre Croacia, en cambio, Tajon se muestra entusiasta, un signo m¨¢s de la reconciliaci¨®n europea, pues Eslovenia y Croacia mantuvieron hasta hace unos meses un conflicto de fronteras.
Adem¨¢s de explorar su propio camino, Croacia anticipa la previsiblemente integraci¨®n futura del pa¨ªs m¨¢s asociado con la crueldad de la guerra balc¨¢nica: Serbia. Porque adem¨¢s de hablar de crecimiento y empleo, los l¨ªderes europeos acordaron el pasado viernes iniciar en enero de 2014 las conversaciones formales para la entrada serbia en la UE. Nadie cree que pueda acceder antes de 2020, pero el mero horizonte suscita un debate inquietante para algunos socios comunitarios.
A la cabeza de esas preocupaciones figura Alemania. Sus dirigentes ¡°han intentado maniobras dilatorias para el inicio de las conversaciones con Serbia¡±, explican fuentes diplom¨¢ticas. Al final, los recelos se han resuelto con una salvaguarda que permite a los Veintisiete definir el marco pol¨ªtico de la negociaci¨®n con Serbia de aqu¨ª a final de a?o y poder votar en contra si no satisface a los Estados miembros. ¡°Algunos piensan que el ritmo es precipitado¡±, confirman esas fuentes.
Alemania es quiz¨¢s el pa¨ªs que mejor encarna esos recelos europeos a la expansi¨®n exterior. Hace apenas dos semanas puso el freno al di¨¢logo con Turqu¨ªa ¡ªnegocia con Bruselas desde 2005, aunque a ritmo muy lento¡ª y finalmente ha logrado retrasar el calendario al menos cuatro meses, hasta despu¨¦s de las elecciones en Berl¨ªn.
Contra esas reticencias se expresa Shada Islam, de Friends of Europe, un instituto de an¨¢lisis bruselense. ¡°?Se va a convertir la Uni¨®n Europea en un club de pa¨ªses peque?os?¡±, se pregunta esta experta, que, frente a las ¨²ltimas ampliaciones comunitarias, aboga por abrazar a pa¨ªses grandes que den valor estrat¨¦gico a la UE. Como Turqu¨ªa, una potencia con casi 80 millones de habitantes, a la altura de Alemania.
Por encima de todas las cautelas, los expertos consultados resaltan la importancia de cerrar las heridas e integrar a los Balcanes, un territorio en medio del continente con capacidad para desestabilizarlo, como demuestra la historia. ¡°Tenemos que cumplir nuestras promesas. Los problemas de Europa no vienen de la ampliaci¨®n¡±, asegura la diputada Doris Pack. ¡°Olvidamos el ¨¦xito esencial de la UE: un proceso de paz y de reconciliaci¨®n entre enemigos¡±, cierra Shada Islam.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.