La Asociaci¨®n Nacional del Rifle cruza el R¨ªo Bravo
La organizaci¨®n norteamericana ofrece cursos, competiciones y asesor¨ªa a los activistas a favor del derecho a portar armas de la regi¨®n
La Asociaci¨®n Nacional del Rifle de EE UU (NRA, en ingl¨¦s) es una de las organizaciones m¨¢s poderosas de Estados Unidos y una de las m¨¢s f¨¦rreas opositoras a cualquier modificaci¨®n, por m¨ªnima que sea, a la Segunda Enmienda de la constituci¨®n norteamericana, que garantiza el derecho a portar armas. Pero su alcance va m¨¢s all¨¢ de sus fronteras.
La NRA gast¨® cuatro millones de d¨®lares en ¡°inversiones¡± en Centroam¨¦rica y El Caribe en 2010, seg¨²n una investigaci¨®n difundida por la publicaci¨®n America's Quarterly. Miembros de la organizaci¨®n est¨¢n en contacto permanente con los grupos de propietarios de armas en M¨¦xico y otros pa¨ªses de la regi¨®n y, en algunos casos, han ejercido una influencia decisiva en los intentos latinoamericanos por regular la posesi¨®n de armas, como en Brasil en 2005.
Si bien el presupuesto destinado por la NRA a sus ¡°inversiones¡± al sur de la frontera es min¨²sculo comparado con su abultado presupuesto ¨Cm¨¢s de 240 millones de d¨®lares, 80 veces m¨¢s que el mayor grupo antiarmas de EE UU¨C, la organizaci¨®n vigila de cerca los pasos hacia una regulaci¨®n de armas en Latinoam¨¦rica, como lo ha hecho en el resto del mundo. ¡°Pese a que la asociaci¨®n no puede gastar dinero fuera de las fronteras de Estados Unidos, la NRA consigue medios para apoyar movimientos locales y ejercer influencia de distintas maneras¡±, se?ala Wendy Cukier, autora del informe.
EE UU es el principal exportador de armas personales del mundo, un sector que genera ganancias por encima de los 700 millones de d¨®lares al a?o. Solamente las destinadas a M¨¦xico ganaron 129 millones de d¨®lares en 2012, seg¨²n un estudio de la Universidad de San Diego.
Desde casos t¨ªmidos como la organizaci¨®n de seminarios para defensa personal en Trinidad y Tobago y Costa Rica ¨Ccomo por ejemplo el curso Refuse to be a victim, dirigido a mujeres¨C hasta la ¡°asesor¨ªa directa¡± de miembros de la asociaci¨®n a organizaciones locales en toda la regi¨®n.
Un ejemplo de esa asesor¨ªa directa es M¨¦xico Armado, un grupo que defiende el derecho a portar armas que participa en las competiciones organizadas por la NRA (que no exige la membres¨ªa para participar). Algunos de sus miembros aceptan que hay una comunicaci¨®n constante con la asociaci¨®n para recibir asesor¨ªa y consejos.
¡°Los mexicanos deber¨ªamos ser mucho m¨¢s conscientes de que tenemos que defendernos y un control de armas nos perjudicar¨ªa¡±, explica Alfredo G¨¢mez, miembro de la asociaci¨®n. Cita el caso de Alejo Garza Tamez, un ganadero mexicano de 77 a?os que se enfrent¨® a los sicarios que hab¨ªan amenazado con matarle de no entregarles su rancho en Padilla, Tamaulipas, una de las zonas m¨¢s violentas del pa¨ªs. Armado hasta los dientes, el hombre consigui¨® matar a cuatro de sus atacantes y herir a otros dos antes de caer abatido. ¡°Es nuestro ejemplo¡±, dice. Pero en el caso de M¨¦xico, las aspiraciones de las asociaciones de tiro difieren de las de otros pa¨ªses: no se busca una legislaci¨®n m¨¢s estricta, sino relajar la existente.
La paradoja mexicana consiste en que en el pa¨ªs en que m¨¢s de 70.000 personas han muerto a causa de la violencia del narcotr¨¢fico en los ¨²ltimos seis a?os, para obtener un arma legal en M¨¦xico es necesario llenar un control ante la Secretar¨ªa de Defensa Nacional y superar un tr¨¢mite burocr¨¢tico de al menos una decena de pasos.
El mercado negro es otro cantar. La frontera con EE UU, no obstante, hace que las armas pasen sin problema al pa¨ªs. Un informe de la ONU calcula que entre el 70% y el 90% de las armas ilegales en M¨¦xico provienen de EE UU. ¡°Aqu¨ª [en M¨¦xico] est¨¢n prohibidas las armas. Vivimos en la evasi¨®n y simulaci¨®n¡±, apunta el escritor y acad¨¦mico Sergio Aguayo. Subraya ¡°el doble discurso¡± de la NRA y algunos sectores del Gobierno estadounidense sobre las consecuencias del tr¨¢fico de armas hacia M¨¦xico. ¡°Estados Unidos es el principal exportador de armas ilegales a Am¨¦rica Latina. [...] Tenemos 12.000 armer¨ªas instaladas en la frontera de EE UU y ni siquiera hay un reconocimiento oficial de que estamos ante un problema gigantesco. He hallado documentos del Gobierno estadounidense de hace cuatro o cinco a?os donde recomiendan que se haga lo posible por minimizar el tema¡±, a?ade.
Y los pocos intentos de hacer una legalizaci¨®n m¨¢s firme se han topado con pared. Para muestra el caso de Brasil. En 2005, Charles Chuck Cunningham, director pol¨ªtico de la asociaci¨®n, viaj¨® a Brasil para reunirse con los dos principales movimientos a favor del control de armas del pa¨ªs sudamericano, el primer lugar de muertes con armas de fuego del mundo. Solamente en 2010 murieron m¨¢s de 38.000 personas.
La asesor¨ªa consisti¨® en traducir los anuncios difundidos por la NRA en EE UU, al punto que algunos no se ajustaban del todo a las circunstancias brasile?as: uno advert¨ªa de que no se pod¨ªa ¡°quitar el derecho a portar armas a los ciudadanos¡± ¨Cla constituci¨®n de Brasil, a diferencia de la estadounidense, no contempla tal derecho¨C y otro advert¨ªa que ¡°la polic¨ªa podr¨ªa tardar hasta siete minutos en responder tu llamada¡±. Los brasile?os bromeaban con que la polic¨ªa de su pa¨ªs tardar¨ªa mucho m¨¢s en responder. Pero la estrategia funcion¨®. Despu¨¦s de que el ¡°s¨ª¡± a endurecer las leyes contra armas contara hasta con un 80% de respaldo, a la hora de la votaci¨®n el ¡°no¡± triunf¨® con un 64%. Tras la matanza de 12 ni?os en 2011 en un colegio de R¨ªo de Janeiro, se ha discutido intentar llevar una propuesta similar a las urnas, pero no se ha definido ninguna fecha.
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