¡°Nos dispararon por la espalda¡±
Los heridos tras los enfrentamientos en El Cairo acusan al Ej¨¦rcito de cometer una masacre Seg¨²n las autoridades murieron 51 personas y 435 resultaron heridas de consideraci¨®n
¡°Era la segunda parte de la oraci¨®n de la madrugada, y o¨ªmos contra el suelo el golpe de los botes de gas lacrim¨®geno¡±. Todos los testimonios comenzaban ayer igual. Pasadas las tres y media de la madrugada, miles de partidarios de Mohamed Morsi que se hab¨ªan concentrado frente al cuartel de la Guardia Republicana de El Cairo donde las fuerzas armadas le tienen preso, le dieron la espalda al edificio y, mirando hacia la Meca, se dispusieron a rezar. En la segunda parte de la plegaria, la polic¨ªa y las fuerzas armadas cargaron desde dos lugares distintos. Por seguridad, los manifestantes hab¨ªan erigido una barricada, para cachear a los asistentes y evitar que en el recinto acotado por ellos entrara gente armada. Aquello convirti¨® su lugar de rezo en una ratonera de la que a muchos se les hizo imposible escapar. Murieron al menos 51 personas y 435 resultaron heridas de consideraci¨®n.
Las escenas que este lunes describ¨ªan los supervivientes eran de p¨¢nico, gente desplom¨¢ndose en plena calle, perdigonazos en la espalda, ni?os asfixiados por el fuerte gas, mujeres quit¨¢ndose el velo que les cubr¨ªa la cara para poder respirar, huidas desenfrenadas esquivando cuerpos de camaradas muertos. ¡°Estaba intentando recoger a algunas personas a las que vi en el suelo, cuando una bala me atraves¨® la pierna¡±, explicaba este lunes, tumbado en una camilla, Mohamed Fouad, de 29 a?os. ¡°Aunque intent¨¢ramos huir, nos era imposible. Entre los disparos y las r¨¢fagas de perdigones, segu¨ªan lanz¨¢ndonos gas lacrim¨®geno. Vi a ni?os y mujeres intentando respirar y ahog¨¢ndose por el olor tan fuerte de gas¡±.
Seg¨²n el testimonio de muchos de los heridos, los soldados y la polic¨ªa cargaron conjuntamente desde el edificio de la Guardia Republicana donde se halla preso Morsi y desde dentro de un t¨²nel que va a dar a la calle Tayar¨¢n, que desemboca en ¨¦l. Cuando el gas lacrim¨®geno comenz¨® a hacer efecto, muchos de los concentrados huyeron. Otros quedaron en sus sitios, inhalando pa?uelos mojados con vinagre, algo que alivia la asfixia. Entonces, los uniformados abrieron fuego con perdigonazos primero y rifles luego. Algunos de los heridos dec¨ªan que no hab¨ªa sido una concentraci¨®n masiva, como mucho de 5.000 personas. Este lunes, el asfalto en ella permanec¨ªa cubierto por rocas, las armas con las que estos manifestantes se enfrentaron a los soldados.
Los heridos fueron trasladados a varios centros m¨¦dicos. En un edificio cercano a la mezquita de Raba al Adawiya, donde han acampado desde antes del golpe de Estado los partidarios de Morsi, se improvis¨® un hospital de campa?a. Mohamed Shihab, de 22 a?os, que ha estudiado medicina, trat¨® a numerosos heridos. ¡°Vi con mis ojos 15 cad¨¢veres, que luego se llevaron. Fue una masacre¡±, dice, su bata ensangrentada. ¡°Sobre todo, los heridos de m¨¢s gravedad presentaban disparos en el cuello, hombros e ingles¡±. Este lunes manten¨ªan miembros de los Hermanos Musulmanes que entre los fallecidos hab¨ªa de hecho cinco ni?os, dos de ellos muertos por asfixia, y ocho mujeres, algo que las autoridades gubernamentales y militares niegan rotundamente.
A las cuatro de la tarde, en la mezquita de Raba al Adawiya se celebr¨® un funeral por los 51 ca¨ªdos a los que la multitud se refer¨ªa como m¨¢rtires. Sobre el escenario hab¨ªa, junto a las l¨¢mparas del Ramad¨¢n, una bandeja de metal con cartuchos de perdigones y casquillos de bala recogidos tras el ataque. Cerca, Ibrahim Said Salem, de 43 a?os, reposaba cubierto por una bandera te?ida de sangre, recogida del suelo, con un Cor¨¢n tambi¨¦n manchado de rojo. ¡°Nos dispararon por la espalda¡±, repet¨ªa. ¡°Cuando nos atacaron nos acercamos a ellos alzando el Cor¨¢n, para darles a entender que esa era nuestra ¨²nica arma. Entonces abrieron fuego¡±, a?adi¨®. Cerca, Ahmed Hassan Afifi, de 41 a?os, ense?aba las marcas de unos 30 perdigonazos bajo su nuca, muchas en carne viva.
La historia que cont¨® este lunes el Ej¨¦rcito fue muy diferente. El coronel Ahmed Ali, portavoz militar, compareci¨® ayer ante los medios para decir que ¡°un grupo terrorista armado¡± hab¨ªa atacado a los soldados que protegen el cuartel en el que se hallan Morsi y su c¨ªrculo m¨¢s cercano. Dijo que esos atacantes mataron a un soldado e hirieron de consideraci¨®n a 40, muchos de ellos graves. ¡°El personal de seguridad fue atacado con munici¨®n y perdigones, mientras algunos trepaban los muros para lanzar desde ellos rocas, bombas incendiarias y explosivos¡±, dijo. Luego conmin¨® a los manifestantes a abandonar sus sentadas, porque las fuerzas armadas no tolerar¨¢n ¡°amenazas a la seguridad nacional¡±.
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