Muere Arturo Cruz, disidente de la revoluci¨®n sandinista
F¨¦rreo opositor de la dinast¨ªa somocista, form¨® parte del Gobierno revolucionario, del que se distanci¨® para enfilarse en la Contra.
Nicaragua perdi¨® este martes a uno de los personajes m¨¢s emblem¨¢ticos de su ca¨®tica historia reciente: Arturo Cruz Porras muri¨® en Managua a la edad de 89 a?os. Fue un f¨¦rreo oponente de la dinast¨ªa somocista, ex miembro de la Junta de Gobierno que se impuso tras la revoluci¨®n sandinista y m¨¢s tarde, tras sus diferencias con los l¨ªderes revolucionarios, form¨® parte del alto mando de la Contrarrevoluci¨®n financiada por el Gobierno de Ronald Reagan, en los ochenta. Autodefinido como un ¡°disidente¡±, a Arturo Cruz se le recuerda como un pol¨ªtico honrado y un luchador por la democracia en Nicaragua.
Cruz Porras naci¨® en Jinotepe, ciudad de provincias localizada al sur de Managua, el 18 de diciembre de 1923, en el seno de una familia perteneciente a la oligarqu¨ªa liberal de la Nicaragua de aquel entonces, que apenas superaba los 600 mil habitantes. En su juventud pas¨® por la Academia Militar de la Guardia Nacional controlada por Anastasio Somoza Garc¨ªa, fundador de la dinast¨ªa, pero sus estudios acad¨¦micos los curs¨® en Estados Unidos, en la Universidad de Georgetown. Su primera disidencia con el establishment pol¨ªtico nicarag¨¹ense ocurri¨® a finales de los a?os cuarenta, cuando espantado por los abusos del r¨¦gimen se convirti¨® en un f¨¦rreo opositor, formando parte de movimientos pol¨ªticos que pretend¨ªan acabar con la dictadura, por lo que estuvo diez meses encarcelado.
Gran admirador de Estados Unidos y la pol¨ªtica estadounidense, Arturo Cruz mantuvo fuerte lazos con ese pa¨ªs y relaciones con sus pol¨ªticos, adem¨¢s de ocupar importantes cargos en organismo internacionales: fue jefe de operaciones del Banco Centroamericano de Integraci¨®n Econ¨®mica (BCIE) y Tesorero Adjunto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
A finales de los setenta acept¨® ser miembro del llamado ¡°Grupo de los Doce¡±, una agrupaci¨®n de intelectuales y empresarios nicarag¨¹enses de la que tambi¨¦n formaba parte el escritor Sergio Ram¨ªrez. El grupo apoyaba e intentaba legitimar ante los ojos de la opini¨®n p¨²blica nacional e internacional la lucha guerrillera del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN) contra la dictadura somocista.
Tras el triunfo revolucionario, Cruz fue designado presidente del Banco Central de Nicaragua y m¨¢s tarde acept¨® formar parte de la Junta Nacional de Gobierno, a la que se incorpor¨® el 18 de mayo de 1980. Como miembro de la Junta pudo relacionarse con l¨ªderes latinoamericanos como el cubano Fidel Castro ¡ªquien visit¨® Nicaragua en julio de ese a?o, para celebrar el primer aniversario de la revoluci¨®n sandinista ¡ª, pero pronto comenz¨® a disentir del giro que le estaban dando los comandantes del FSLN a la revoluci¨®n.
¡°No se ven se?ales de que est¨¦ conform¨¢ndose una sociedad de tipo socialista sino que, m¨¢s bien, pareci¨¦ramos ir hacia un estatismo en el que partido y Estado se confunden (¡) Siendo que el partido (FSLN) pertenece a una ¨¦lite, el sistema est¨¢ plagado de escapismos en funci¨®n de los intereses de grupo y personales de los dirigentes, quienes se convierten en virtuales nuevos due?os de Nicaragua¡±, escribi¨® m¨¢s tarde Cruz Porras.
En una entrevista concedida en 2010 al periodista Carlos Fernando Chamorro por motivo de la publicaci¨®n de sus memorias, Cr¨®nicas de un disidente, Arturo Cruz explic¨® que su distanciamiento del Gobierno sandinista se debi¨® ¡°en primer lugar a los fusilamientos, que le llamaban ajusticiamiento; y en segundo lugar a las expropiaciones arbitrarias, que le llamaban recuperaci¨®n¡±. ¡°Estaba viendo que ocurr¨ªa lo mismo que hab¨ªa pasado con Somoza. Es decir, el libertador siguiendo los m¨¦todos duros, termina siendo un nuevo dictador¡±, dijo. Cruz dej¨® la Junta de Gobierno y fue nombrado embajador en Washington, donde intent¨® mediar entre Estados Unidos y el Gobierno de Managua, aliado del bloque sovi¨¦tico.
M¨¢s tarde romper¨ªa definitivamente con los l¨ªderes de la revoluci¨®n y aceptar¨ªa una ef¨ªmera candidatura presidencial para enfrentar a Daniel Ortega en las elecciones de 1984, aspiraciones que tuvo que abandonar al constatar que no hab¨ªa las condiciones m¨ªnimas para una elecci¨®n transparente. Sin embargo, su renuncia a participar en las elecciones no signific¨® su retiro de la pol¨ªtica y un a?o despu¨¦s, a petici¨®n de pol¨ªticos de oposici¨®n de Nicaragua, decidi¨® formar parte de la llama contra, el grupo de insurgentes que luchaba, financiado por Estados Unidos, para derrocar al Gobierno sandinista. Se convirti¨® en el principal l¨ªder pol¨ªtico de la insurgencia y fue considerado por Estados Unidos como su aliado m¨¢s respetado.
Arturo Cruz medi¨® con el Congreso de Estados Unidos para obtener ayuda financiera para la Contra y como ¨¦l mismo escribi¨® ¡°fui necesario para que la Resistencia obtuviera una ayuda de cien millones de d¨®lares¡±. A mediados de los ochenta, varios medios estadounidenses publicaron informaciones de que Cruz era un asalariado de la CIA, y que recib¨ªa de ¨¦sta un cheque mensual de seis mil d¨®lares. Su incursi¨®n en la Contra afect¨® much¨ªsimo su imagen, a tal punto que a?os despu¨¦s admitir¨ªa que fue un error apoyar esa insurgencia. ¡°Nosotros, los que somos responsables, de alguna u otra manera, cometimos un crimen. Porque, ?qui¨¦nes eran los que estaban muriendo? Los pobres¡±, dijo Cruz.
Sin embargo, en Nicaragua muchos tienen la convicci¨®n de que Arturo Cruz apoy¨® ese movimiento guerrillero en un firme prop¨®sito de lograr, por fin, la democracia en este pa¨ªs que ha demostrado ser capaz de desestabilizar a Centroam¨¦rica. Su participaci¨®n en la pol¨ªtica fue, al fin y al cabo, un compromiso moral con su pa¨ªs, aunque en muchas ocasiones haya sido pol¨ªticamente ingenuo y utilizado por las fuerzas pol¨ªticas a las que sirvi¨®, tanto en Nicaragua como en Estados Unidos.
¡°Perteneci¨® a ese peque?o y escogido grupo de honestos y capaces, pero biso?os ciudadanos que cada generaci¨®n aporta para adornar o reforzar al Gobierno de turno¡±, escribi¨® el ex canciller y amigo personal de Cruz, Emilio ?lvarez Montalv¨¢n. ¡°No se lucr¨® ni qued¨® atrapado por las garras corruptas del poder. Ignor¨® o no pudo dominar la insistencia de la cultura del p¨ªcaro g¨¹eg¨¹ense, que preside la lucha por el poder en Nicaragua, y en donde rifle y dinero controlan todo¡±, agreg¨® ?lvarez Montalv¨¢n.
A finales de la d¨¦cada del ochenta, pr¨¢cticamente separado de una pol¨ªtica que lo engull¨®, Cruz dijo con amargura: ¡°He hecho enemigos poderosos, iniciando con la CIA y los sandinistas. Es porque no pod¨ªa mantenerme con la boca cerrada. No quer¨ªa ser el payaso de alguien o el mono que monta una bicicleta en c¨ªrculos¡±. La lucha personal de Cruz demuestra que Nicaragua todav¨ªa no est¨¢ lista para pol¨ªticos honestos.
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