¡°No puedo pedirle a la gente que salga a la calle a ser asesinada¡±
El excandidato presidencial lanza un programa de televisi¨®n por sat¨¦lite para romper el cerco informativo chavista
La oposici¨®n venezolana de Henrique Capriles tambi¨¦n se ha visto afectada por un hecho inesperado. La venta del canal Globovisi¨®n, considerada como una trinchera del antichavismo, deriv¨® en un giro brusco de su pol¨ªtica editorial que dej¨® a los opositores al r¨¦gimen sin altavoz. ¡°En 2012 tom¨¦ la decisi¨®n de hacer todo lo que estuviera en nuestro poder para lograr que la oposici¨®n ganara las elecciones de octubre. Era la oportunidad, como venezolanos, para recuperar nuestro pa¨ªs. En Globovisi¨®n lo hicimos extraordinariamente bien y casi lo logramos, pero la oposici¨®n perdi¨®¡±, afirm¨® el antiguo due?o del canal, Guillermo Zuloaga, en su misiva de despedida a los trabajadores.
Los nuevos propietarios, sospechosos de v¨ªnculos con el Gobierno, decidieron cortar con el compromiso de transmitir en directo las informaciones emanadas por voceros de la oposici¨®n. ¡°Hay mucha autocensura. Ernesto Villegas [ministro de Comunicaci¨®n e Informaci¨®n] ha dado ¨®rdenes de que no se transmitan mis actos. Est¨¢ encima de esto¡±, dijo Capriles en una conversaci¨®n con este diario.
Al mismo tiempo, el presidente Nicol¨¢s Maduro viajaba por el mundo en busca de apoyo internacional para su endeble mandato y copaba los espacios en la televisi¨®n, tal y como lo hizo su predecesor. Un trabajo de la ONG Monitoreo Ciudadano determin¨® que entre el 3 de junio y el 3 julio Maduro apareci¨® en las pantallas de Venezolana de Televisi¨®n, el canal del Estado, durante 48 horas y cuatro minutos, a un promedio de dos horas diarias. Desde el 14 de abril y el 3 de julio el Gobierno ha obligado a los dem¨¢s medios a retransmitir su se?al 65 horas y 26 minutos, 32 minutos diarios.
En esas circuntancias, el excandidato presidencial decidi¨® transmitir a trav¨¦s de su p¨¢gina web (www.capriles.tv) un programa semanal de televisi¨®n para hacer frente a lo que considera un cerco a su liderazgo y superar lo que sin remilgos define como la autocensura de las cadenas privadas de Venezuela. Capriles visualiza a ese espacio, que ha llamado Venezuela somos todos, como el momento para opinar sobre temas de pol¨ªtica nacional y mantener a su base unida y movilizada.
El pasado martes este diario fue invitado a presenciar el programa. Lo primero que sorprende son los equipos con los que cuenta para poder hacer una transmisi¨®n. La terraza del piso 1 de su antigua sede de campa?a es un set de televisi¨®n. Hay cuatro c¨¢maras, una consola que mezcla las im¨¢genes tomadas por cada una de ellas y una antena parab¨®lica. El programa es transmitido en directo y por sat¨¦lite.
Capriles, que viste una camisa azul celeste y un pantal¨®n verde de drill, lleg¨® al set estrechando manos y saludando con energ¨ªa. Cuatro periodistas le esperaban sentados a una mesa. Eran los invitados del programa. Despu¨¦s de saludar a la audiencia, de criticar a Maduro por desear que Edward Snowden, el exanalista que revel¨® el espionaje electr¨®nico de EE UU, aterrice en Venezuela; despu¨¦s incluso de ironizar sobre la costumbre de un miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela de cuidar del brillo de sus u?as antes que los indicadores de su gesti¨®n, Capriles critic¨®, a lo largo de la hora y media que dur¨® el programa, a quienes cuestionan a trav¨¦s de las redes sociales la forma en la que ha conducido la crisis pol¨ªtica.
¡°Hay mucha gente que se dice de oposici¨®n que se pasa el 70% de su tiempo atac¨¢ndonos. El esfuerzo debe ser m¨¢s propositivo¡±, dijo. ¡°Los que quieren tomar la calle no son capaces de dejar de ir a la playa el fin de semana para organizarse. No tiene que venir un l¨ªder a decirle qu¨¦ tienen que hacer. Organ¨ªcense. ?Qu¨¦ hacen ellos para fortalecer la alternativa democr¨¢tica? Nada. Yo sigo proponiendo, pero esto es una lucha de todos. Hay que salir del Twitter y recorrer el pa¨ªs¡±.
Al finalizar el programa Capriles defendi¨® su estrategia a este diario: ¡°Creo que tengo la responsabilidad, a sabiendas de que Venezuela es un pa¨ªs desinstitucionalizado, de no dejarme llevar por las emociones, sino a apelar a la raz¨®n. La emotividad es propia de un proceso electoral y no un acto racional. Hay personas que establecen una comparaci¨®n con lo que se produjo en Brasil. O lo que pas¨® en Siria. Yo no puedo pedirle a la gente que salga a la calle, que sea asesinada y luego pasar la p¨¢gina. Esa no es mi visi¨®n".
?Est¨¢ en sus horas m¨¢s bajas?
"Yo trato de buscar el lado positivo de las cosas. Creo que hemos logrado desenmascarar al gobierno. Hab¨ªa que desenmascarar el desigual proceso electoral para darle m¨¢s valor a la lucha. Creo en la construcci¨®n de una fuerza popular lo suficientemente amplia para imponer democr¨¢ticamente los cambios. Puedo equivocarme. Yo me la estoy jugando", responde.
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