?Boicot a Israel?
La UE no quiere que los colonos de Cisjordania sean tratados como ciudadanos europeos
No hay que leer este art¨ªculo hasta el final para dar con la respuesta. Rotundamente: no hay que boicotear a Israel. Y no debe hacerlo, sobre todo, quien desee la creaci¨®n de un Estado palestino, que viva en paz y seguridad junto al Estado jud¨ªo, plenamente reconocido por todos sus vecinos.
La campa?a denominada BDS (Boicot, Desinversi¨®n y Sanciones), lanzada hace ocho a?os por m¨¢s de 170 organizaciones civiles palestinas para presionar en favor del retorno de los refugiados palestinos y por la plena igualdad de derechos entre ¨¢rabes y jud¨ªos, complace a los m¨¢s radicalizados de ambos bandos, a los palestinos que rechazan la existencia de Israel y a los israel¨ªes que rechazan la existencia del Estado palestino.
Hay muchos argumentos para combatir el boicot a Israel. ?A cu¨¢ntos pa¨ªses habr¨ªa que someter a boicot por incumplimientos probados o presuntos de la legislaci¨®n internacional y de las convenciones sobre derechos humanos? La mejor explicaci¨®n sobre los or¨ªgenes de la campa?a es tambi¨¦n un argumento sobre su escasa legitimidad moral: en cierta forma ha venido a sustituir la acci¨®n b¨¦lica y terrorista, que ten¨ªa como objetivo destruir Israel, por una actividad militante pac¨ªfica que persigue id¨¦nticos fines.
La Comisi¨®n Europea no est¨¢ para hacer boicot alguno al Estado de Israel, sino para actuar como guardiana de los tratados y ejecutora de las decisiones del Consejo y el Parlamento Europeo. Con esos t¨ªtulos acaba de aprobar unas directrices sobre la adjudicaci¨®n de subvenciones, becas y ayudas financieras a instituciones israel¨ªes que excluye a las entidades radicadas en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania y que ha sido recibido en Israel como si fuera parte de la campa?a BDS.
Las directrices se aplicar¨¢n a partir del 1 de enero, pero solo afectar¨¢n a las ayudas que salgan del presupuesto europeo y que puedan otorgar la Comisi¨®n Europea, las agencias ejecutivas de la UE o cualquier otra entidad con autoridad para aplicar el presupuesto. En nada obligar¨¢n a los Estados socios, ni a sus autoridades fiscales y aduaneras ni mucho menos a las empresas p¨²blicas o privadas.
Pero son sin duda un precedente, en realidad la primera ocasi¨®n en que la UE pasa de las palabras a los hechos, puesto que obligar¨¢ a quienes quieran obtener alg¨²n tipo de ayuda a firmar una declaraci¨®n por la que se comprometen a cumplir con las directrices, a riesgo de someterse a un procedimiento y a una sanci¨®n. Nunca hasta ahora la UE hab¨ªa trasladado su rechazo a la ocupaci¨®n de Gaza y Cisjordania a sus pol¨ªticas presupuestarias o comerciales. El intenso comercio entre la UE e Israel, incluidos los territorios, no es objeto de control alguno sobre su origen por parte de las autoridades europeas, de forma que buena parte de la producci¨®n de los colonos recibe el trato preferencial concedido por Bruselas a Israel sin que sean de aplicaci¨®n las restricciones que deber¨ªan desprender de la legislaci¨®n europea.
Las directrices han sido redactadas pensando, sobre todo, en el programa marco de investigaci¨®n de la UE para los pr¨®ximos siete a?os, denominado Horizonte 2020. Israel se benefici¨® con 750 millones de euros del anterior programa plurianual, entre 2007 a 2013, que fueron a parar a 1.900 proyectos de investigaci¨®n, y recogieron el 1'5 por ciento del conjunto de inversiones europeas en investigaci¨®n.
Las directrices no son un capricho de la Comisi¨®n, sino que responden a posiciones de los Estados miembros y del Parlamento, as¨ª como a los cambios producidos sobre el territorio. Desde la aprobaci¨®n en 2005 del anterior programa marco, Israel ha creado y reconocido la Universidad de Ariel (14.000 estudiantes) en la colonia de Kedumim, de forma que a partir de ahora no pod¨ªa haber duda alguna de que el dinero de los presupuestos europeos ir¨ªa directamente a una universidad de los colonos en los territorios ilegalmente ocupados.
Las directrices han sido acogidas con enorme disgusto por el Gobierno israel¨ª. Su primer ministro Benjamin Netanyahu ha respondido con el disparate de que es Israel y no la comunidad internacional quien determina sus fronteras. Otros han ido m¨¢s lejos y han blandido de nuevo el espantajo del antisemitismo e incluso del nazismo para atacar a los europeos. Hay una opini¨®n israel¨ª, en cambio, que considera esta toma de posici¨®n europea como una se?al de esperanza. Intelectuales como Amos Oz, Abraham Yehoshua, David Grossman o Shlomo Ben Ami, o el jud¨ªo estadounidense Peter Beinart, consideran que hay que aplicar la campa?a BDS, pero solo a los territorios ocupados, y no solo por razones de justicia y legalidad internacional, sino ante todo para legitimar la existencia del Estado de Israel y garantizar su futuro como Estado jud¨ªo y democr¨¢tico.
No hay que boicotear a Israel. Hay que aplicar con firmeza las directrices de la Comisi¨®n Europea que excluyen a los colonos de los territorios ocupados de un trato similar al que reciben los ciudadanos de la UE.
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