La batalla del ¡®shabat¡¯ revive en Jerusal¨¦n
Sectores reformistas pugnan por una interpretaci¨®n m¨¢s flexible del descanso
Viernes tarde, empieza el shabat. La mitad occidental de Jerusal¨¦n se prepara para el silencio y la inacci¨®n, el bloqueo obligado por la costumbre religiosa. Hay quien se revuelve, cansado, y trata de romper esas costuras. Cada vez son m¨¢s. La ciudad santa del juda¨ªsmo est¨¢ en ebullici¨®n por la nueva batalla que mantienen rigoristas y laxos, los que quieren el statu quo y los que anhelan una ciudad abierta para disfrutar su descanso. El shabat es un pilar religioso, pero tambi¨¦n social, y por ahora los pol¨ªticos no dan el paso de regularlo para no perjudicar las libertades personales.
La ¨²ltima pelea se libra en la antigua estaci¨®n de tren de 1892, convertida en centro comercial. La mitad de sus restaurantes abren entre la puesta de sol del viernes y la del s¨¢bado y ofrecen comida no kosher, no respetuosa con los preceptos alimentarios jud¨ªos. Una "profanaci¨®n", seg¨²n los partidos ortodoxos, que han ordenado a sus seguidores que no pisen la zona. Entre caf¨¦s y terrazas, un grupo de oraci¨®n reformista inicia el rezo del shabat, con guitarras y percusi¨®n. Hay expectaci¨®n respetuosa ante lo que hacen. "?Somos menos piadosos si oramos as¨ª?", se pregunta Yehuda Hasson, uno de los fieles.
"Me siento jud¨ªo, cumplo con los ritos principales, pero quiero vivir mi tiempo a mi manera. Prefiero venir aqu¨ª que al Muro de las Lamentaciones. Quiero elegir sin que nadie piense que lo quiero irritar", a?ade Alex Abt, taxista, padre de mellizos, atentos a los malabaristas de alrededor.
Hasta ahora abr¨ªan una docena de restaurantes en el centro de Jerusal¨¦n Oeste ¡ªel este palestino sigue otro ritmo¡ª, para una ciudad desparramada en la que viven 800.000 personas. El cerco se estrecha. En marzo cerr¨® Restobar, un local cl¨¢sico en Rehavia, hogar de profesionales. El nuevo due?o, millonario ortodoxo franc¨¦s, obligaba al gestor a cerrar en s¨¢bado y ofrecer un men¨² kosher si quer¨ªa renovar. Dijo no. Hoy abre con otro nombre y cumple a rajatabla las nuevas condiciones. Otros cedieron, como el Yehoshua, tras meses de presi¨®n.
Asaf Rizi es copropietario de seis restaurantes, tres de ellos abiertos en s¨¢bado y no kosher, y defiende que "hay mercado" para ellos. "Hay mucha gente deseosa de tener estos espacios. Comercialmente es muy ventajoso. Se trata solo de que la gente ponga sus propias reglas y act¨²e como quiera".
Tampoco hay muchas opciones en cuanto a cines. Solo abren tres, catalogados como cines-teatro. Las macrosalas cierran por orden municipal, tambi¨¦n en ciudades dormitorio, con lo que los aficionados tienen que conducir m¨¢s de una hora para ver una pel¨ªcula. En shabat tampoco hay transporte p¨²blico.
Este verano abrir¨¢ Cinema City, 15 salas, pero no dar¨¢ servicio en s¨¢bado. En el permiso de construcci¨®n los due?os firmaron esa condici¨®n, exigida por el Ministerio de Hacienda y el Consistorio. Semanalmente se producen manifestaciones exigiendo que cambie esa cl¨¢usula. Merav Cohen, del movimiento Awakening (Despertar), uno de los convocantes, explica que el hecho de que haya ultraortodoxos a 500 metros es el gran obst¨¢culo. "En una ciudad con un 20% de poblaci¨®n hared¨ª y con las elecciones municipales este oto?o, nadie se atreve a dar un paso que cueste la alcald¨ªa ¡ªse indigna¡ª. ?Y los dem¨¢s?".
La asociaci¨®n New Spirit (Nuevo Esp¨ªritu), que anima a los estudiantes a quedarse en Jerusal¨¦n tras sus estudios, revela que 7.000 j¨®venes abandonan cada a?o la ciudad buscando zonas menos "asfixiantes".
"Iros a Tel Aviv", gritaban hace d¨ªas unos haredim a quienes protestaban contra el intento de ampliar las l¨ªneas de autob¨²s segregadas. Pero tampoco la avanzada ciudad se escapa. El Tribunal Supremo acaba de ordenar el cierre de los numerosos supermercados, ultramarinos y tiendas de bocadillos que trabajaban en s¨¢bado. Este caso mezcla la religi¨®n con el enfado de comerciantes m¨¢s peque?os a los que hacen la competencia. El Ayuntamiento derogar¨¢ los reglamentos anticuados a los que se acoge la sentencia para permitir "que no cambie el modo de vida" de la ciudad. Ya aprob¨® el a?o pasado que haya autobuses urbanos en este d¨ªa, aunque su implantaci¨®n a¨²n no es completa.
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