?Necesita asilo? P¨ªdalo en Pap¨²a
Australia cierra la puerta a los refugiados en patera a pocos meses de unas disputadas elecciones La isla vecina recibir¨¢ y procesar¨¢ las solicitudes de los emigrantes a cambio de ayuda
Un barco con 81 iran¨ªes a bordo fue interceptado por la Marina australiana hace ocho d¨ªas. Si alguno de ellos estaba perseguido en su patria y pretend¨ªa pedir asilo en Australia, recibir¨ªa con sorpresa o furia (o con ambas) la noticia de que esa posibilidad hab¨ªa dejado de existir la v¨ªspera. "Desde ahora cualquiera que busque asilo y llegue a Australia por barco no tendr¨¢ ninguna oportunidad de quedarse en territorio australiano como refugiado". As¨ª lo anunci¨® el primer ministro australiano, Kevin Rudd, aquel viernes. ¡°Marquen este d¨ªa en la historia como el d¨ªa en que Australia decidi¨® dar la espalda a las personas m¨¢s vulnerables del mundo, cerr¨® la puerta y tir¨® la llave¡±, bram¨® Amnist¨ªa Internacional. Era el 19 de julio.
En realidad, lo que Australia ha hecho es darles a los inmigrantes llegados en patera la llave de Pap¨²a Nueva Guinea. Todos los interceptados en aguas australianas, empezando por aquellos 81, son enviados a Pap¨²a, donde pueden pedir asilo. Si lo logran ser¨¢n refugiados en Pap¨²a, no en Australia, como so?aban. Este in¨¦dito endurecimiento de la pol¨ªtica de inmigraci¨®n australiana ¨Cvigente en principio un a?o¡ª sienta un peligroso precedente seg¨²n varias ONG y expertos en derecho internacional consultados. Nunca antes un pa¨ªs firmante de la convenci¨®n de la ONU sobre los refugiados (ambos pa¨ªses la han ratificado) hab¨ªa cerrado completamente la puerta a los potenciales refugiados.
Para el director del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en Australia, Aloysous Mowe, el anuncio gubernamental esconde una realidad simple: ¡°Un pa¨ªs rico que rechaza honrar sus obligaciones internacionales y que, en cambio, decide abandonar a los solicitantes de asilo en un pa¨ªs pobre y sobornar a ese pa¨ªs pobre para que asuma las que deber¨ªan ser las obligaciones de Australia¡±, explica el padre Mowe en un correo electr¨®nico. Papua, cuyo primer ministro, Peter O¡¯Neill, asisti¨® sonriente al anuncio-- no participa gratis en el arreglo. Australia se ha comprometido a pagar la mejora de hospitales y universidades pap¨²es adem¨¢s de correr con todos los gastos de alojar y gestionar a los sin papeles.
?El fin declarado del laborista Rudd es disuadir a los traficantes de personas ¨C ¡°mercaderes de la muerte, vuestro modelo de negocio se ha acabado¡±, les espet¨®-- de que se embarquen rumbo a Australia en una odisea en la que en una d¨¦cada el mar se ha tragado a un millar de personas. Pero existe un fin no declarado que todos dan por hecho en las ant¨ªpodas: Rudd quiere ganar las elecciones, a celebrar antes de noviembre y que se presentan muy disputadas. El l¨ªder de la oposici¨®n, Tony Abbot, del centroderecha, aplaudi¨® las novedades pero a?adi¨® una pulla: ¡°Es un avance prometedor, aunque nunca funcionar¨¢ mientras el se?or Rudd siga al mano¡±.
Ver inmigraci¨®n Australia en un mapa m¨¢s grande
?La inmigraci¨®n es uno de los temas m¨¢s candentes en el bronco debate pol¨ªtico australiano. M¨¢s ahora que la llegada de barcos con posibles refugiados se ha disparado. En lo que va de a?o (hasta ese viernes marcado en el calendario), llegaron 15. 182 sin papeles a bordo de 220 barcos; hace solo tres a?os fueron casi tres veces menos: 6.535 personas. La mayor¨ªa navega desde Indonesia a la cercana isla de Christmas, un pedazo de territorio australiano que queda a 2.000 kil¨®metros de la costa del continente. Es una traves¨ªa arriesgad¨ªsima pero pocos pa¨ªses m¨¢s atractivos existen en la regi¨®n. Es rico, inmenso y est¨¢ poco poblado (21 millones). El dr¨¢stico cambio normativo ha multiplicado las preguntas sobre el coste real de la operaci¨®n, las condiciones que ofrece Pap¨²a y las consecuencias para la legislaci¨®n internacional.
En realidad, lo que Australia ha hecho es dar a los inmigrantes llegados en patera la llave de Pap¨²a Nueva Guinea
Ben Saul, profesor de derecho internacional de la Universidad de Sidney, califica de ¡°egoista e inhumana¡± la pol¨ªtica gubernamental porque pretende ahuyentarlos ¡°amenaz¨¢ndoles con una mala calidad de vida en un pa¨ªs muy pobre en v¨ªas de desarrollo¡±, escribe en un correo. Pap¨²a no est¨¢ en guerra pero seg¨²n los expertos deja mucho que desear como destino. A nadie se le escapa que es pobre, pero adem¨¢s padece un problema end¨¦mico de violencia, hay 13 veces m¨¢s delitos que Australia y ni siquiera sus propios ciudadanos (6,7 millones de habitantes) tienen garantizado el acceso a la educaci¨®n y la sanidad, seg¨²n detalla el diario Sydney Morning Herald. El profesor Saul recalca que Australia ¡°tiene capacidad de ayudar a m¨¢s refugiados¡±.
Siete d¨ªas se tom¨® el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para evaluar unos cambios que le preocupan porque ¡°genera serias dudas sobre ((el grado de)) protecci¨®n¡± de los afectados y por ¡°la falta de garant¨ªas del proceso de asilo en Pap¨²a¡±, inquietudes que comparten todos los consultados. ACNUR s¨ª alaba a Australia por su programa de reasentamiento de refugiados (acogidos inicialmente en otros pa¨ªses).
En lo que va de a?o llegaron a Australia 15.182 sin papeles a bordo de 220 barcos; hace solo tres a?os fueron casi tres veces menos: 6.535 personas
¡°Es preocupante que un Estado democr¨¢tico y de derecho que adem¨¢s es uno de los pa¨ªses con mayores recursos del mundo adopte este tipo de medidas que implican la dejaci¨®n de sus obligaciones internacionales y sienta un precedente¡±, explica Mar¨ªa Teresa Gil-Bazo, del Centro de Estudios sobre los Refugiados de la Universidad de Oxford, en un correo electr¨®nico.
?El SJR recuerda que Australia solo acoge al 0,3% de los refugiados del mundo (los acogidos m¨¢s recientes huyen sobre todo de Irak, Birmania y Afganist¨¢n) y su jefe en Australia, el jesuita Mowe, insiste en lo preocupante del precedente: ¡°?Qu¨¦ pasar¨ªa si todos los pa¨ªses firmantes de la Convenci¨®n de los refugiados siguen el ejemplo australiano? Supondr¨ªa el colapso del sistema de protecci¨®n de los solicitantes de asilo¡±. Un sistema vital ahora para los sirios como lo fue en su d¨ªa para los iraqu¨ªes, los yugoslavos o los vietnamitas.
El profesor Saul detall¨® esta semana en la prensa australiana otros problemas legales: solo afecta a quienes llegan en barco, no en avi¨®n; los solicitantes estar¨¢n detenidos mientras Pap¨²a decide si aceptarles como refugiados. Saul sostiene que cuestionar ante los tribunales australianos el portazo a los refugiados ser¨¢ tarea ardua. Australia subcontrat¨® hace a?os la gesti¨®n de los inmigrantes llegados a sus costas a empresas privadas que operan campamentos de acogida en la isla de Manus (perteneciente a Pap¨²a) y en Nauru (una isla-pa¨ªs a 4.000 kil¨®metros de Sidney). Su gesti¨®n cuesta un 1,5 millones de euros. La experta Gil-Bazo recuerda que en al UE ha habido intentos de gestionar las peticiones de asilo en el extranjero. Reino Unido lo propuso formalmente en 2003, pero ¡°los planes fueron abandonados al ser enormemente controvertidos¡±. Tambi¨¦n recuerda un caso por el que Espa?a fue denunciada ante el Comit¨¦ de la ONU Contra la Tortura, en 2007, porque intercept¨® un cayuco procedente de Senegal, lo escolt¨® hasta Mauritaria para que los solicitantes de asilo ¨Cuna veintena de indios-- fueran atendidos all¨ª y simult¨¢neamente aprob¨® una ayuda extraordinaria a Mauritania de 600.000 euros.
Aunque algunos posibles refugiados que esperan para abordar una de esas precarias barcazas con el sue?o de llegar a Australia han contado a la prensa australiana que buscar¨¢n otro destino en vista de que ese es inalcanzable, otros mantienen sus planes. Cinco d¨ªas despu¨¦s de aquel viernes marcado en el calendario, una nave con 200 iran¨ªes y ceilandeses se hundi¨® en la costa indonesia camino de Australia. Fall¨® el motor. Nueve murieron. Los 189 rescatados fueron devueltos a Indonesia. Qui¨¦n sabe si buscar¨¢n de nuevo el sue?o australiano.
?Los barcos siguen zarpando. ¡°Los refugiados continuar¨¢n viviendo mientras sigan desesperados por lograr las libertad, y no haya otras maneras de obtener protecci¨®n en otros sitios¡±, advierte Saul, australiano experto en derecho internacional. Sostiene que hay otras maneras ¡°m¨¢s humanas de frenar a los traficantes y de salvar vidas en el mar: acelerar el procesamiento de solicitudes de lo que ya han llegado a Indonesia¡±. El profesor recalca que si la gente de juega la vida en semejantes condiciones es porque ahora el tr¨¢mite lleva a?os. ¡°Y ni siquiera a los finalemente considerados refugiados se le garantiza una soluci¨®n permanente¡±.
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