Rusia se afianza en el sur del C¨¢ucaso un lustro despu¨¦s de la guerra de Georgia
El poder econ¨®mico y militar ruso se abre paso en las rep¨²blicas de Osetia del Sur y Abjazia
De la aventura militar del presidente de Georgia, Mija¨ªl Sajasvili, para dominar Osetia del Sur se cumplen cinco a?os. La expedici¨®n a Tsjinval, la capital de aquel territorio, en la noche del 7 al 8 de agosto, marc¨® un ¡°antes¡± y un ¡°despu¨¦s¡± en el sur del C¨¢ucaso. Rusia sali¨® en defensa de Osetia, persigui¨® a los georgianos en su propio territorio y el 26 de agosto, reconoci¨® como pa¨ªses independientes a Osetia del Sur y a Abjazia. Estas dos autonom¨ªas de la URSS no encajaron nunca en la Georgia poscomunista, pero el grueso de la comunidad internacional las considera parte de ese pa¨ªs.
Tras la ¡°guerra de los cinco d¨ªas¡±, que dej¨® centenares de muertos, Rusia transform¨® lo que eran ¡°misiones pacificadoras¡± en una presencia militar en toda regla, que, adem¨¢s de tranquilizar a osetios y abjazos, asegura los intereses geoestrat¨¦gicos de Mosc¨² ante una eventual ampliaci¨®n de la OTAN al C¨¢ucaso.
Pese a la cuantiosa ayuda rusa a Osetia del Sur (34.000 millones de rublos o m¨¢s de 790 millones de euros desde 2008, seg¨²n el vicepresidente del Gobierno, Alexandr Jloponin), las huellas de la guerra persisten en las casas ruinosas y los muros acribillados de Tsjinval. Empresas rusas y osetias, asociadas entre s¨ª, dilapidaron o robaron dinero destinado a la ¡°reconstrucci¨®n¡± cuando Eduard Kokoiti era el presidente de Osetia del Sur. Tras su llegada al poder en 2012, el actual presidente, Leonid Tib¨ªlov, orden¨® una investigaci¨®n y ya van ¡°m¨¢s de 64 procesos incoados por la fiscal¨ªa¡±, seg¨²n afirma Tib¨ªlov a este peri¨®dico.
¡°Si el dinero ruso se hubiera dedicado a la reconstrucci¨®n, Osetia del Sur tendr¨ªa otro aspecto¡±, sentencia el presidente. Tras ser congeladas temporalmente, transferencias vuelven a fluir, pero el Kremlin aplica nuevas normas y obliga a justificar cada proyecto. ¡°Si no hay comisiones a compartir, en Mosc¨² tienen menos inter¨¦s por agilizar los pagos¡±, se?alan fuentes conocedoras del tema.
Calles sin asfaltar, viviendas que deber¨¢n ser derribadas por no haberse apuntalado a tiempo y agujeros en el alcantarillado de Tsjinval contrastan con la calidad de los cuarteles y viviendas de los militares rusos. Al final de la calle Internacional se alza uno de los complejos residenciales de los guardafronteras de la Federaci¨®n Rusa. Envuelto en un aura de luz que contrasta con la oscuridad de los barrios vecinos, el lujoso recinto est¨¢ rodeado de rejas y alambre de espino y en su interior, adem¨¢s de buenas farolas, se alzan bloques de viviendas de pulcras escaleras y hasta un templo ortodoxo.
La presencia armada garantiza los intereses rusos si la OTAN se ampl¨ªa al C¨¢ucaso
En diversos puntos de Osetia, como Znaur (al suroeste de Tsjinval) o Dzhava (al norte), y, sobre todo, en la ¡°frontera¡± con Georgia han aparecido? fortalezas¡± donde trabajan y viven los uniformados rusos, miembros de los guardafronteras y de la ¡°cuarta base¡± del Ej¨¦rcito. Los osetios no cuestionan su papel de ¡°salvadores¡±, pero algunos observan que la instalaci¨®n de infraestructura militar rusa es m¨¢s eficaz, s¨®lida y organizada que la reconstrucci¨®n civil.
¡°Las relaciones con el contingente militar ruso son estupendas y no puede ser de otro modo porque con su ayuda los osetios fueron liberados de la violencia que Georgia ejerci¨® durante 20 a?os¡±, se?ala el presidente. ¡°La paz lleg¨® a Ostia con ayuda de los militares rusos (¡) y vamos a crearles todas las condiciones para el desempe?o de su labor¡±, dice Tib¨ªlov, seg¨²n el cual en conjunto,-- entre guardafronteras y militares rusos--, hay ¡°m¨¢s de 4000 personas¡± en Osetia del Sur. Tib¨ªlov es esc¨¦ptico ante los relevos pol¨ªticos en Tbilisi, tras la llegada al gobierno georgiano de Bidzina Ivanishvili. ¡°No veo cambios. Georgia sigue incrementando su potencial militar y, por desgracia, les apoyan los mismos que les apoyaban antes. Hemos visto armas ucranianas e israel¨ªes, instructores norteamericanos y mercenarios que lucharon contra nuestro pa¨ªs¡±, afirma.
Con ayuda de los rusos, Osetia del Sur marca sus lindes por el per¨ªmetro de la antigua autonom¨ªa sovi¨¦tica del mismo nombre. Los georgianos rechazan categ¨®ricamente estas ¡°fronteras¡± en los ¡°territorios ocupados¡±.
A tenor del acuerdo alcanzado por el presidente franc¨¦s Nicol¨¢s Sarkosy y su colega ruso, Dmitri Medv¨¦dev, tras la guerra se organizaron conversaciones en Ginebra. Representantes de Georgia, Rusia, Osetia del Sur, Abjazia, Uni¨®n Europea, EEUU, la OSCE y la ONU vienen reuni¨¦ndose en aquella ciudad suiza desde octubre de 2008 ¡°sin m¨¢s progreso que el mecanismo de prevenci¨®n de conflictos¡±, afirma Murat Dzhi¨®ev, representante de Osetia del Sur para la regulaci¨®n posconflicto. Una vez al mes osetios y georgianos debaten incidencias en una tienda de campa?a desplegada por la Uni¨®n Europea cerca de las lindes de Osetia del Sur.
La econom¨ªa est¨¢ estancada y 20.000 personas han emigrado de Osetia del Sur en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas
La guerra alter¨® las relaciones tradicionales en esta zona del C¨¢ucaso. Para abastecerse de alimentos o acceder a servicios m¨¦dicos especializados los osetios cruzan los montes del C¨¢ucaso hacia Rusia. Tbilisi est¨¢ m¨¢s cerca, pero cruzar la ¡°frontera¡± con Georgia se ha complicado. Autorizados a hacerlo est¨¢n los habitantes georgianos de Leningor, un distrito que Osetia conquist¨® en la guerra de 2008. Pero, a partir del 18 de septiembre y para evitar el ¡°contrabando¡±, estos georgianos que ¡°usan los servicios de una y otra parte¡±, seg¨²n el ministro de Exteriores osetio, David Sanak¨®ev, deber¨¢n ¡°cruzar la frontera a pie¡± y no en veh¨ªculos, como hasta ahora. Osetia ha construido una nueva carretera asfaltada a Leningor, pero la vida all¨ª es precaria. Dzhi¨®ev acusa a los georgianos de no querer colaborar (por no crear un precedente de reconocimiento) en el arreglo de un canal de riego imprescindible para aquella regi¨®n.
En Tsjinval falta equipo de diagn¨®stico y no pueden ser atendidos quienes llevan marcapasos. Por eso, los que no pueden soportar las alturas o la duraci¨®n del viaje por el C¨¢ucaso son trasladados a Tbilisi por la Cruz Roja, que es la ¨²nica organizaci¨®n internacional con residencia en Osetia del Sur. ¡°Si pudi¨¦ramos tratar a todos los enfermos aqu¨ª, no los llevar¨ªamos a Tbilisi, pero los georgianos politizan el tema y utilizan la medicina para atraer a la gente¡±, dice Sanak¨®ev.
Rusia paga sueldos y pensiones, pero la econom¨ªa est¨¢ estancada. En Osetia del Sur viven algo m¨¢s de 50.000 personas, y unas 20.000 se han marchado en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, seg¨²n su presidente. Los pueblos georgianos al norte de Tsjinval fueron destruidos por los osetios en la guerra. Sus habitantes, acusados de propiciar la incursi¨®n de Saakashvili, huyeron a Georgia.
Sajasvili es hoy un antih¨¦roe en su pa¨ªs y la nueva constituci¨®n georgiana prima la figura del primer ministro, Bidzina Ivanishvili. Tib¨ªlov dice no esperar nada de las elecciones presidenciales georgianas del pr¨®ximo octubre. ¡°No creemos en Georgia. Su pol¨ªtica no puede cambiar, porque solo ve su futuro como miembro de la OTAN¡±, afirma. ¡°Con Ivanishvili los georgianos cambiaron de t¨¢ctica y son m¨¢s flexibles, pero solo podemos construir unas relaciones normales con ellos si nos dan garant¨ªas de seguridad jur¨ªdicamente vinculantes y entienden que Osetia es un pa¨ªs independiente y soberano¡±, afirma Sanak¨®ev. El ministro cree que en las ONG y en la izquierda europea hay m¨¢s comprensi¨®n por la causa de Osetia del Sur y que ¨¦sta tiene m¨¢s argumentos para ser reconocida que K¨®sovo, la antigua regi¨®n aut¨®noma de Serbia, que hoy es un Estado ¡°fundado artificialmente y dirigido desde fuera¡±.
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