La ira del Bin Laden birmano
Un monje budista es la figura m¨¢s visible de un creciente enfrentamiento entre esa comunidad y los musulmanes que amenaza la estabilidad del sudeste asi¨¢tico
¡°Nos violan en cada ciudad, nos atacan en grupo, nos acosan... En cada pueblo hay una mayor¨ªa de musulmanes grosera y salvaje¡±. As¨ª se expresa el monje budista Ashin Wirathu desde su monasterio en la ciudad de Mandalay, al norte de Myanmar, la antigua Birmania, en una entrevista concedida al diario brit¨¢nico The Guardian. Ataviado con una t¨²nica color azafr¨¢n, Wirathu no duda en asegurar que el 4% de musulmanes hostiga al 90% de la poblaci¨®n birmana. Y con toda la candidez que se le presume, Wirathu tampoco vacila al autoproclamarse el Bin Laden birmano.
¡°En cada serm¨®n mencionamos historias de chicas que acosan a sus padres despu¨¦s de casarse con musulmanes¡±, prosigue el monje, l¨ªder del grupo budista 969, que debe su nombre a tres principios fundamentales del budismo. Wirathu fue liberado en 2012 tras nueve a?os en prisi¨®n por incitar al odio religioso. Pese a su propaganda islam¨®foba la violencia azuzada por la mayor¨ªa budista ha dejado en los ¨²ltimos meses centenares de musulmanes muertos y decenas de miles de desplazados.
La tradicional imagen del budismo como religi¨®n pacifista que induce a sus fieles a la meditaci¨®n y a evitar la violencia choca frontalmente con religiosos nacionalistas como Wirathu, dispuestos a recurrir a las armas ¡°para proteger el pueblo, la cultura y la seguridad nacional¡± de un Myanmar exclusivamente budista. Sin embargo, el enfrentamiento entre ambas comunidades no se circunscribe a un pa¨ªs. Es un fen¨®meno que se est¨¢ expandiendo por todo el sudeste asi¨¢tico. India, Bangladesh, Sri Lanka, Tailandia e Indonesia han visto como en los ¨²ltimos meses el odio interreligioso traspasaba tambi¨¦n sus fronteras.
La ¨²ltima iniciativa del 969 birmano es una ley que limita los matrimonios interreligiosos. Los extremistas proponen que las mujeres budistas tengan que pedir permiso a funcionarios locales para casarse con un hombre de otra fe. Adem¨¢s, los futuros maridos deber¨ªan convertirse al budismo. Bajo el poder de la dictadura militar que gobern¨® el pa¨ªs entre 1962 y 2012, la rivalidad entre budistas y militares imped¨ªa que propuestas de este tipo prosperaran.
La tradicional imagen del budismo como religi¨®n pacifista que induce a sus fieles a la meditaci¨®n y a evitar la violencia choca frontalmente con religiosos nacionalistas como Wirathu, dispuestos a recurrir a las armas
Ha sido parad¨®jicamente la llegada de la democracia la que ha permitido que la discriminaci¨®n entre en el debate pol¨ªtico. Los peque?os partidos temen que la Liga Nacional por la Democracia ¡ªla formaci¨®n de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, liberada en 2010 tras casi dos d¨¦cadas de arresto domiciliario¡ª los haga desaparecer del mapa pol¨ªtico en las pr¨®ximas elecciones. Y por este mero c¨¢lculo electoral, se suman a la causa islam¨®foba de los monjes.
El talib¨¢n birmano Wirathu explota los prejuicios hacia el Islam y asegura que los budistas deben defenderse para evitar que los musulmanes tomen el control del pa¨ªs. Desde la ¨¦poca colonial brit¨¢nica en la que los indios musulmanes llegaron a lo que hoy es Myanmar, los budistas asocian el Islam con el control extranjero de las finanzas y el comercio. Este mantra es tan popular que ni siquiera la Nobel Suu Kyi hace una defensa de los musulmanes.
La triste condici¨®n de parias de los rohingyas se presenta como el ¨²nico elemento que frene la escalada islamista en la regi¨®n
Pero no solo en la antigua Birmania se liga religi¨®n con identidad ¨¦tnica. En Sri Lanka la organizaci¨®n budista radical Bodu Baka Sena (Fuerza Budista) que integra a los cingaleses, la mayor¨ªa ¨¦tnica del pa¨ªs, predica la intolerancia contra la minor¨ªa musulmana, un 10% de los 22 millones de habitantes de la isla.
En enero un grupo de monjes irrumpi¨® en una facultad de Derecho. Gritaron, cantaron, golpearon a algunos estudiantes y se enfrentaron con la polic¨ªa. Todo para denunciar que las notas de los ¨²ltimos ex¨¢menes hab¨ªan sido manipuladas a favor de los musulmanes. Pocas semanas despu¨¦s, otro grup¨²sculo atac¨® un matadero de la capital, Colombo, para protestar porque se estaban sacrificando vacas, un animal protegido por el budismo. Aunque las autoridades desmintieron ambas acusaciones, los monjes difundieron rumores que culpaban a los musulmanes.
El experto Syed Mohamed Ad'ha, de la escuela de estudios internacionales Rajaratan de Singapur, explica que estos enfrentamientos no son nuevos en la regi¨®n. ¡°M¨¢s all¨¢ del estereotipo que dice que todas las religiones promueven docilidad sociopol¨ªtica a trav¨¦s de una doctrina de paz, las grandes religiones en el sudeste asi¨¢tico a menudo provocan movimientos civiles a favor o en contra del Estado. El Islam en Malasia e Indonesia; el Budismo en Myanmar, Laos, Camboya y Tailandia; as¨ª como el Catolicismo en Filipinas han demostrado su potencial para movilizar a las poblaciones¡±, se?ala.
En el propio Myanmar los monjes budistas encabezaron en 2007 la revoluci¨®n azafr¨¢n, contra los desmanes de la dictadura. Esta oposici¨®n no ha impedido, sin embargo, que los budistas birmanos segreguen a los rohingyas, los musulmanes de origen bangladesh¨ª que viven en Myanmar. El pasado marzo, 12.000 fueron expulsados de sus casas.
En este contexto la previsible respuesta musulmana no ha tardado en llegar. Este a?o, indios isl¨¢micos han marchado en Bombay en solidaridad con los rohingyas. Y en Indonesia, el pa¨ªs musulm¨¢n m¨¢s poblado, se han extendido las colectas para recaudar fondos. Aunque no todas las reacciones a las agresiones de los budistas han sido pac¨ªficas.
Se cree que grupos musulmanes est¨¢n detr¨¢s de las bombas que el 7 de julio explotaron en uno de los templos m¨¢s reverenciados por los budistas, el de Bodh Gaya, en el estado de Bihar, al norte de la India. Y a principios de mayo, dos musulmanes fueron acusados de planear un ataque a la embajada de Myanmar en Jakarta, la capital de Indonesia, donde operan varios grupos terroristas isl¨¢micos, como Jemaah Islamiyah. Se ha se?alado al cl¨¦rigo extremista Abu Bakar Basyir, que en abril llam¨® a la yihad contra los budistas de Myanmar, como ide¨®logo del atentado.
La triste condici¨®n de parias de los rohingyas se presenta como el ¨²nico elemento que frene la escalada islamista en la regi¨®n. Los yihadistas, adoctrinados en el mundo ¨¢rabe, no los consideran musulmanes de pura cepa y creen que practican una rama del Islam contaminada. Mientras, la contenci¨®n de la violencia en el lado budista vendr¨ªa dada porque los monjes de Tailandia, el otro gran pa¨ªs azafr¨¢n, siguieran manteniendo una actitud de respeto hacia los musulmanes dentro de sus fronteras. La principal amenaza para esta convivencia es una insurgencia en el sur musulm¨¢n del pa¨ªs, que se ha cobrado 5.000 vidas desde 2004, y ha hecho que el Ej¨¦rcito Tailand¨¦s se aproxime m¨¢s a los budistas.
Esta inusual alianza, cada vez m¨¢s fuerte, hace que los militares utilicen los templos sagrados de los budistas como bases propias. Adem¨¢s, se sospecha que monjes tailandeses combaten en el ej¨¦rcito contra los musulmanes. Las primeras negociaciones de paz entre el Gobierno y los grupos isl¨¢micos de la insurgencia comenzaron a principios de a?o. La esperanza es que el conflicto tailand¨¦s permanezca bajo control y sirva como ejemplo de que un enfrentamiento abierto entre ambas confesiones en la regi¨®n no es todav¨ªa inevitable.
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