Victoria por incomparecencia

La canciller que se presenta este domingo a la reelecci¨®n no nos lo pone f¨¢cil a la hora de hacer un balance. Ser cr¨ªtico con Angela Merkel es f¨¢cil: lo dif¨ªcil es ser justo. Esa dificultad tiene que ver con su estilo de liderazgo. Decimos que hay liderazgo cuando los pol¨ªticos, producto de una visi¨®n a largo plazo, toman decisiones de calado, a veces arriesgadas, a veces impopulares. Y al rev¨¦s, cuando se sientan encima de los problemas, los dejan pudrir y titubean a la hora de decidir, les reprochamos su cobard¨ªa y acusamos la falta de liderazgo. Y cuando sus decisiones son desastrosas o malintencionadas, decimos que han ejercido un liderazgo negativo.

Pero en el caso de Merkel, las cosas son m¨¢s complejas. Si hay algo que merece resaltar en su haber no es tanto lo que ha construido, ni aquello en lo que se ha equivocado, sino las cosas que ha impedido que ocurran. Esto es especialmente cierto en el ¨¢mbito de la crisis del euro. En varias ocasiones, Merkel ha tenido en sus manos la posibilidad de dejar caer a Grecia y forzar su salida de la eurozona. En la ¨²ltima ocasi¨®n, en el verano del a?o pasado, sus asesores le hicieron saber que el costo econ¨®mico de esa salida ser¨ªa asumible para Alemania. Pero la canciller no dej¨® caer a Grecia. Lo mismo puede decirse respecto a Espa?a e Italia. En cada instancia en la que los dos pa¨ªses se han asomado al abismo, Merkel ha intervenido para evitarlo, bien poniendo en pie fondos de rescate, anunciando su compromiso con la uni¨®n bancaria o aceptando la intervenci¨®n del Banco Central Europeo. Todas esas medidas, le han costado m¨¢s de un disgusto en el Bundestag y puede que, todav¨ªa est¨¢ por ver, alg¨²n susto en su Tribunal Constitucional. Si el euro sigue en pie y la UE no se ha colapsado, es porque Merkel lo ha impedido. ?Por inter¨¦s propio? Sin duda. Pero en beneficio de toda Europa.

Si miramos hacia delante, no obstante, estamos todav¨ªa muy lejos de haber completado el escudo bancario y fiscal que proteger¨¢ a la eurozona de una nueva crisis. Se acusa a Merkel de dilatar la adopci¨®n de las medidas a largo plazo detalladas en la llamada hoja de ruta aprobada en diciembre de 2012 por las cuatro m¨¢ximas figuras institucionales de la eurozona (presidente del Consejo, presidente de la Comisi¨®n, presidente de Parlamento y presidente del Eurogrupo). Ah¨ª s¨ª que echamos de menos el liderazgo de Merkel.

Tambi¨¦n es necesario ser cr¨ªtico en lo que tiene que ver con su contribuci¨®n al proyecto pol¨ªtico europeo. En lugar de reforzar la capacidad y la legitimidad de instituciones como la Comisi¨®n y el Parlamento, que representan el inter¨¦s general de la UE y a la ciudadan¨ªa europea, ha preferido reforzar las instituciones nacionales, especialmente su Parlamento, y conducir la gesti¨®n crisis del euro por los pasillos del Consejo Europeo, una instituci¨®n intergubernamental, formalmente igualitaria pero en la pr¨¢ctica muy asim¨¦trica, donde Alemania se siente sumamente c¨®moda en raz¨®n de su mayor poder relativo.

Pero si hay un ¨¢mbito donde el balance tiene menos matices es el relativo a la pol¨ªtica exterior y de seguridad. Los m¨¢s ben¨¦volos hablan de la visible incomodidad de Merkel con estas cuestiones; los m¨¢s cr¨ªticos de una completa indiferencia. Los titubeos y ausencias de Alemania en las ¨²ltimas crisis que ha enfrentado la UE, desde Libia a Siria pasando por Mal¨ª o Egipto, trasladan al exterior la visi¨®n de un pa¨ªs europeo cuya diplomacia pareciera la de un pa¨ªs emergente, t¨ªpicamente preocupado por ganar mercados para la exportaci¨®n pero reticente a hablar de valores o construir instituciones multilaterales efectivas. Las dudas de Alemania en pol¨ªtica exterior y de seguridad son comprensibles y se explican por su pasado; lo que preocupa, y mucho, es que el futuro se caracterice por la consolidaci¨®n, dentro de Alemania y en el resto de la UE, de este modelo de mercantilismo indiferente que tanto gusta a chinos, rusos y otros. ?Puede, quiere, la UE ser rica e indiferente?

La pregunta es interesante pero seguramente no sea justo dirig¨ªrsela a Merkel, sino a todos los europeos. Evaluando a Merkel, unos dir¨¢n que la botella est¨¢ medio llena y se?alar¨¢n todo el camino que ha recorrido. Otros destacar¨¢n lo que no hizo y protestar¨¢n porque la botella est¨¢ medio vac¨ªa. Pero hay una tercera posibilidad: que la botella sea demasiado grande. Las expectativas que tenemos sobre Merkel y sobre Alemania son demasiado grandes. Alemania quiere liderar, pero con el ejemplo, y hacerlo desde el derecho, no desde el poder, y a trav¨¦s de la econom¨ªa, no de la pol¨ªtica. Y probablemente tenga raz¨®n: si Europa es la suma de sus partes, ?d¨®nde est¨¢n las otras partes? Si de algo no es responsable Merkel es de la incomparecencia de los dem¨¢s.