ONU, el falso ¡®pim-pam-pum¡¯
La asamblea general sirvi¨® de muestrario de las diferentes miradas de Am¨¦rica Latina
Si hay un chivo expiatorio mundial es la ONU; un pim-pam-pum que sirve a todos los prop¨®sitos y explica todas las carencias. La organizaci¨®n internacional permite echarle la culpa a un ente c¨®modamente an¨®nimo de buena parte de los males del planeta. Pero no es justo criticar a nadie por no hacer aquello que no es su funci¨®n. Las Naciones Unidas no son un Gobierno mundial, ni un repartidor de premios y castigos, sino un instrumento de las grandes potencias para racionalizar sus relaciones; un foro sumamente ¨²til cuando hay acuerdo entre los grandes y una gran caja de resonancia cuando no, y por ello las segundas potencias, sobre todo las emergentes, pueden exponer all¨ª sus agravios. La asamblea general celebrada la semana pasada en Nueva York conoci¨® ambas representaciones.
El acuerdo sobre la destrucci¨®n del armamento qu¨ªmico de Damasco es un ejemplo de lo primero, ¨¦xito apreciable al margen de si se lleva finalmente a cabo, porque la organizaci¨®n es el sello lacrado del acuerdo ruso-norteamericano, no la garant¨ªa de su cumplimiento. Y, de paso, un apreciable favor a su secretario general, Ban Ki-moon, al que se acusaba de haber tardado demasiado en denunciar la matanza a partir de una visible pasividad cong¨¦nita. El funcionario surcoreano, que habla trabajosamente ingl¨¦s y siempre con notas, fue, sin embargo, elegido, como la propia ONU, en contraste con la hiperactividad de su antecesor, el ghan¨¦s Kofi Annan, que acab¨® irritando al presidente Clinton, al que reprochaba que le importaran menos los muertos africanos que los balc¨¢nicos.
El mejor ejemplo de agravio de potencia emergente fue la presidenta brasile?a, que escenific¨® uno de los ataques m¨¢s duros jam¨¢s registrados contra EE UU, aunque siempre dentro de lo que se considera propio de un aliado. Dilma Rousseff parec¨ªa dirigirse al propio presidente Obama, que esperaba entre bambalinas para hablar a continuaci¨®n, cuando, por el caso del espionaje norteamericano al Gobierno de Brasilia, ped¨ªa ¡°explicaciones, excusas y garant¨ªas de que ¡ªa grave intromisi¨®n¡ª no se repitiera en el futuro¡±. La periodista de Folha de S?o Paulo Vanessa Barbara contaba en el New York Times que en su c¨ªrculo se hab¨ªa convertido en broma privada despedir los correos electr¨®nicos con un saludo a quienes deber¨ªan leerlos por cuenta de la NSA (National Security Agency), organismo de Washington encargado del ciberespionaje internacional.
Se ech¨® mucho en falta al difunto Hugo Ch¨¢vez, el creador de expresiones como ¡°mr. Danger¡±, o de ¡°aqu¨ª huele a azufre¡±, con las que apostrofaba histri¨®nicamente al anterior presidente norteamericano George W. Bush. El l¨ªder venezolano, siempre dentro de la categor¨ªa de imprecaciones no homologables, tuvo como aspirante a sustituto al presidente boliviano, Evo Morales, que ped¨ªa la constituci¨®n de un tribunal popular internacional que juzgara a Barack Obama por ¡°cr¨ªmenes contra la Humanidad¡±. El mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, que tambi¨¦n se postula como sucesor del l¨ªder chavista, jam¨¢s construir¨ªa, sin embargo, un alegato de semejante dureza. Y entre los apocal¨ªpticos, pero con un mensaje del que nadie pod¨ªa declararse en desacuerdo, el presidente uruguayo, Jos¨¦ Mujica, en funciones de moderna Casandra, puso a EE UU como ejemplo de la autodestrucci¨®n a la que se encamina el mundo, porque ¡°si la Humanidad consumiera como un norteamericano medio har¨ªan falta tres planetas¡±. Y si todos hicieran como el representante de la rep¨²blica oriental, que circula por Montevideo en un carromato desvencijado y vive en un rancho modest¨ªsimo, bastar¨ªa con la mitad de uno. La alt¨ªsima reuni¨®n servir¨ªa de escenario, tambi¨¦n, a la solemne puesta de largo de una asociaci¨®n internacional, la Alianza del Pac¨ªfico, formada por M¨¦xico, Colombia, Per¨² y Chile, esta s¨ª que formalmente amable con Washington, pero incluso en este caso abundando en un acento distinto con su mirada c¨®mplice a China, inevitable competidor econ¨®mico de EE UU. E igualmente diversos oradores, entre ellos el presidente Sebasti¨¢n Pi?era, de Chile, abogaron por la reforma de la organizaci¨®n con el objeto de diluir el poder negativo ¡ªde veto¡ª de los miembros del Consejo de Seguridad y hacer el organismo m¨¢s democr¨¢tico. Ni que esto fuera as¨ª parece claro, ni hay posibilidad de que los Cinco accedan a ello.
La asamblea general sirvi¨®, por tanto, como muestrario de las diferentes miradas de una Am¨¦rica Latina m¨¢s internacionalmente activa que nunca, a la vez que m¨¢s dividida, as¨ª como de amplificador universal del primer gran acuerdo en pol¨ªtica exterior entre las que siguen siendo las dos mayores potencias del planeta. Para todo eso sirve la ONU, que no es poco.
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