Dos ¨¢ngeles y un caim¨¢n
Ya que no pod¨ªa vencer a las fuerzas enemigas, el emperador destronado se ha sumado a ellas
Dos ¨¢ngeles han dado muerte al caim¨¢n. Angela Merkel le ech¨® del Gobierno. Pero ha sido su brazo derecho, Angelino Alfano, su delf¨ªn, quien le ha quitado el poder. Empieza una nueva historia. "Quien nazca hoy tendr¨¢ la fortuna de vivir en una Italia distinta", ha escrito el director de La Stampa, Mario Calabresi, en respuesta a la carta de un lector.
Durante veinte a?os ha gobernado personalmente o ha permitido que gobernaran otros, mientras quedaran preservados sus intereses. Hasta que se hartaba, hac¨ªa caer al Gobierno y ganaba de nuevo las elecciones. Esto se ha terminado. En la ¨²ltima dentellada ha intentado hacer con el actual presidente del Consejo, Enrico Letta, lo mismo que le hizo al anterior, Mario Monti, pero se ha mordido a s¨ª mismo. Nada puede ya frenar su desposesi¨®n como senador y el arresto domiciliario en cumplimiento de la sentencia firme de cuatro a?os de c¨¢rcel por fraude fiscal.
Berlusconi entr¨® en pol¨ªtica para eludir a la justicia y va a dejar la pol¨ªtica porque ya no puede seguir eludiendo a la justicia. Quien le ha dado el puntapi¨¦ ha sido su lugarteniente, Angelino Alfano, autor como ministro de Justicia de una legislaci¨®n, el lodo Alfano, que extend¨ªa la inmunidad del jefe del Estado a los presidentes de las dos c¨¢maras y al presidente del Consejo y que fue declarada inconstitucional pero le sirvi¨® como parapeto legal para seguir eludiendo la justicia.
Est¨¢ escrito en los guiones de la tragedia. Bruto debe matar a C¨¦sar. Los ataques del enemigo a campo abierto refuerzan, mientras que el peligro real est¨¢ en la espalda. Hay un error intelectual, de an¨¢lisis sobre las propias fuerzas, en una derrota como la que sufri¨® ayer el Caim¨¢n. Siempre ha confundido su libertad personal con la libertad de los italianos. Por eso, antes de perderla, amenaza con derribar el gobierno y buscar nuevas elecciones.
Sab¨ªa que su adversario no ceder¨ªa, pero en cambio confiaba en exceso en su autoridad sobre sus huestes y en su capacidad para mantenerlas unidas y cohesionadas. No se dio cuenta de que el lugarteniente criado en sus ubres pol¨ªticas pertenec¨ªa a la misma generaci¨®n que el presidente del Consejo: 43 a?os Alfano, 47 Letta; que la participaci¨®n en el Gobierno crea solidaridades, consolidadas por la defensa cerrada que Letta hizo de su vicepresidente Alfano ante una moci¨®n de censura; que ambos coincidieron en las juventudes democristianas, bajo la influencia de Ciriaco de Mita.
El emperador decide solo y da las ¨®rdenes sin consultar a sus lugartenientes. As¨ª fue como decidi¨® ordenar que dimitieran a los cinco ministros del Pueblo de la libertad, con Alfano a la cabeza, y exigir elecciones inmediatas, y as¨ª es como ayer se desdijo cuando por sorpresa y a viva voz anunci¨® en el Senado que votar¨ªa la confianza a Enrico Letta.
Pudiera parecer que el caim¨¢n se ha escurrido de nuevo del lazo, justo cuando iban a darle muerte, en una escena de comedia bufa, g¨¦nero que ha cultivado con virtuosismo. Ni el mejor humorista hubiera imaginado una secuencia tan absurda, que termina cuando ese emperador destronado se traga sus amenazas y se dispone a recibir el golpe de la justicia, tan largamente merecido como esperado.
La inutilidad de su retroceso es evidente, no solo porque la justicia seguir¨¢ su curso, sino por la ruptura de su mayor¨ªa. Alfano y 25 senadores m¨¢s hab¨ªan asegurado ya la confianza a Letta cuando Berlusconi se sum¨® a las tropas enemigas, puesto que no pod¨ªa vencerlas. Letta ya no necesitaba sus votos. Berlusconi ha intentado salvarse a s¨ª mismo, pero al Gobierno ya lo hab¨ªa salvado Angelino Alfano. Una nueva mayor¨ªa sin Berlusconi, totalmente amortizado y vencido, ha quedado dibujada en las votaciones de ayer.
El imperio ha durado veinte a?os y ha terminado cuando se ha quebrado el orden interno del ej¨¦rcito berlusconiano, formado por abogados, gerentes de empresas y j¨®venes cachorros que terminan creciendo y emancip¨¢ndose. Cuando el jefe ya no manda ni es capaz de mantener la disciplina de los suyos, las leyes de la manada conducen a su liquidaci¨®n.
El dato original de este episodio italiano es que no ha sido la nueva democracia digital plebiscitaria de Beppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas el que se ha cargado al emperador de la videodemocracia plebiscitaria, sino dos pol¨ªticos formados en la democracia cristiana y en nombre de la genuina democracia representativa tan impugnada en nuestra ¨¦poca.
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