Los irlandeses castigan a su Gobierno y votan en contra de abolir el Senado
El 'no' gana por un estrecho margen del 51,7% de los votos, lo que supone el rechazo de la propuesta gubernamental
Siguiendo una larga tradici¨®n que aconseja no hacer pron¨®sticos muy tajantes sobre el resultado de un refer¨¦ndum en Irlanda, los votantes rechazaron la propuesta del Gobierno de abolir el Senado. La votaci¨®n, realizada el viernes pero escrutada ayer, se sald¨® con un margen estrecho pero s¨®lido: 51,7% de los votos en contra y 48,3% a favor, con una participaci¨®n del 39%. Es una humillaci¨®n personal para el taoiseach (primer ministro) Enda Kenny, pero no pone en peligro la supervivencia del Gobierno de coalici¨®n del nacionalista conservador Fine Gael y los laboristas.
¡°La gente ha decidido que hay que mantener el Senado. Naturalmente, me siento personalmente decepcionado pero respeto y acepto plenamente el resultado¡±, declar¨® a media tarde el primer ministro. El resultado es una sorpresa porque, a una semana de la votaci¨®n, los sondeos otorgaban un 62% de los votos a favor de la abolici¨®n, aunque el alto n¨²mero de indecisos y la tendencia a la baja del apoyo a la propuesta invitaban a la prudencia.
La supresi¨®n del Senado era la propuesta estrella de la reforma constitucional apadrinada por Kenny y apoyada solo con la boca peque?a por los laboristas. El principal argumento del primer ministro es que se trata de una C¨¢mara elitista sin la necesaria legitimidad pol¨ªtica y su supresi¨®n permitir¨ªa ahorrar dinero p¨²blico.
La gente ha decidido que hay que mantener el Senado. Naturalmente, me siento personalmente decepcionado pero respeto y acepto plenamente el resultado
Enda Kenny, primer ministro
La primera parte del argumento gozaba del apoyo de la totalidad del arco pol¨ªtico: desde los partidos que abogaban por la supresi¨®n (Fine Gael, Laboristas, Sinn F¨¦in) a quienes ped¨ªan su mantenimiento para poder reformarlo y darle tanto la legitimidad de la que carece como los poderes que ahora no tiene para actuar de contrapeso a la C¨¢mara baja, controlada por el Gobierno. Esa era la posici¨®n del anta?o gran partido dominante en Irlanda, el Fianna F¨¢il, pero tambi¨¦n de los Verdes y de plataformas como Democracy Matters, la Democracia Importa, creada para defender el mantenimiento y reforma del Senado.
Ahora, con la propuesta de abolici¨®n derrotada y habiendo presentado al Senado como una instituci¨®n obsoleta e ileg¨ªtima, Kenny dif¨ªcilmente puede mantener el statu quo y se va a ver abocado a plantear una reforma de la que hasta ahora hab¨ªa renegado.
No es su ¨²nico problema: la segunda parte del argumento, el coste, ha provocado una gran controversia y acusaciones de demagogia contra el primer ministro. Oficialmente, el Senado cuesta cada a?o unos 20 millones de euros. Pero ni siquiera la instituci¨®n que hizo esa evaluaci¨®n sabe qu¨¦ parte de esa cantidad se ahorrar¨ªa el Estado con su supresi¨®n. Lo que s¨ª se sabe es que la iniciativa de Kenny de convocar un refer¨¦ndum ha costado 20 millones de euros: 14 millones para la campa?a, cuatro para la Convenci¨®n Constitucional y dos para asesoramiento legal. ¡°El taoiseach ha gastado 20 millones en un viaje para su ego¡±, denunci¨® ayer el senador Sean Barrett, del Trinity College, al pedir la dimisi¨®n de Enda Kenny.
El primer ministro no va a dimitir y la estabilidad de la coalici¨®n que gobierna el pa¨ªs no corre peligro, pero el resultado cuestiona su autoridad precisamente cuando est¨¢ a punto de iniciar una dif¨ªcil negociaci¨®n presupuestaria.
Supone tambi¨¦n un serio toque de alerta para un pol¨ªtico que ha basado gran parte de su ¨¦xito en su carisma personal y pone de relieve que los votantes de los partidos m¨¢s castigados por la crisis no distinguen entre quienes provocaron el desastre econ¨®mico y quienes intentan paliarlo a base de dosis masivas de ajuste presupuestario y p¨¦rdida de poder adquisitivo.
En el caso irland¨¦s se da la paradoja de que es el primero de los pa¨ªses intervenidos que va a salir del programa de ayudas. Una salida que Dubl¨ªn tendr¨¢ que celebrar con discreci¨®n.
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