¡°La lucha contra los corruptos debe ser una batalla a muerte¡±

Al frente de la campa?a anticorrupci¨®n del Gobierno chino, se encuentra Wang Qishan, un historiador reciclado en economista con reputaci¨®n de modestia y honestidad, que dirige la Comisi¨®n Central de Inspecci¨®n de la Disciplina. Este hombre de 65 a?os, miembro del Comit¨¦ Permanente del Politbur¨® ¡ªel ¨®rgano de m¨¢ximo poder del pa¨ªs, compuesto por siete dirigentes¡ª, ocupa el sexto lugar en la jerarqu¨ªa del Partido Comunista Chino (PCCh), aunque algunos analistas pol¨ªticos creen que es la segunda persona m¨¢s poderosa del pa¨ªs, tan solo detr¨¢s del presidente, Xi Jinping. Otros aseguran que los esfuerzos para que los funcionarios se comporten de forma m¨¢s austera llevan su sello.

Wang Qishan ha urgido a los miembros del partido a que pongan fin al ¡°hedonismo y la extravagancia¡±, que, seg¨²n dice, han infectado a la sociedad china. Ha insistido que deben vivir de forma frugal y rechazar los estilos de vida decadentes, que, en definitiva, est¨¢n ligados a la corrupci¨®n. En marzo pasado, afirm¨® que ¡°la guerra contra la corrupci¨®n necesita ser firme y de larga duraci¨®n, debe ser una batalla a muerte¡±.

Fue ¨¦l quien propuso que el PCCh abandonara la regla no escrita que exclu¨ªa a los miembros actuales y jubilados del Comit¨¦ Permanente del Politbur¨® de cualquier investigaci¨®n por corrupci¨®n, seg¨²n fuentes citadas por Reuters. La decisi¨®n fue aprobada este a?o. Wang tambi¨¦n ha reorganizado la Comisi¨®n y ha a?adido dos departamentos para profundizar las investigaciones a los l¨ªderes provinciales.

¡°Wang Qishan es un pol¨ªtico serio, muy inteligente, que comprende la sociedad moderna china¡±, asegura Hu Xingdou, profesor en la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Pek¨ªn. Hu cree que Wang har¨¢ avanzar las cosas una vez que consolide su posici¨®n.

Jean-Pierre Cabestan, director del departamento de Gobierno y Estudios Internacionales en la Universidad Baptista de Hong Kong, es menos optimista. ¡°Se trata de una misi¨®n imposible. Wang sabe de econom¨ªa, conoce las grandes empresas estatales y SASAC [la comisi¨®n que supervisa a las compa?¨ªas p¨²blicas], y los privilegios acumulados por sus gestores, as¨ª que puede ser m¨¢s eficiente¡±, se?ala. Pero, seg¨²n a?ade, Wang podr¨ªa no estar limpio ¨¦l mismo, y cita las denuncias de la prensa disidente sobre supuestas propiedades inmobiliarias de su esposa, Yao Mingshan, en Estados Unidos.

El Gobierno quiere llevar la batalla contra la corrupci¨®n a Internet, y ha prometido que proteger¨¢ contra represalias a quienes denuncien la corrupci¨®n por esta v¨ªa, pero solo cuando lo hagan a trav¨¦s de la p¨¢gina web oficial de la Comisi¨®n de Disciplina creada con este fin; no a quienes lo hagan a trav¨¦s de Weibo ¡ªun servicio de mensajes cortos similar a Twitter, muy popular en China¡ª, por temor a que generen inestabilidad social.

Los intentos de animar a la poblaci¨®n a revelar casos ocultos se han visto obstaculizados por las sospechas de la gente de que las quejas ser¨¢n ignoradas, y por las detenciones y ataques de que han sido objeto quienes han desvelado algunos casos.

Si en el pasado Pek¨ªn ha puesto en marcha investigaciones sobre pr¨¢cticas corruptas aireadas por delatores en la Red, en los ¨²ltimos meses ha endurecido la represi¨®n de ¡°los rumores en l¨ªnea¡±, que, seg¨²n algunas estimaciones, ha afectado a cientos de empresas, blogueros y periodistas.