Los brasile?os condenan las acciones violentas de los ¡®Black bloc¡¯
Los ciudadanos han rechazado hasta en un 95% las acciones de vandalismo realizadas hasta en las manifestaciones m¨¢s pac¨ªficas
Los ciudadanos brasile?os condenan masivamente las acciones violentas de los Black bloc durante las manifestaciones callejeras. En S?o Paulo, la ciudad, donde, junto con R¨ªo de Janeiro, las protestas desde junio pasado fueron m¨¢s multitudinarias y violentas, los ciudadanos de a pie han rechazado hasta en un 95%, seg¨²n un sondeo de Datafolha, las acciones de vandalismo realizadas puntualmente, hasta en las manifestaciones m¨¢s pac¨ªficas, a cargo de este grupo.
En R¨ªo, el diario O Globo, con un trabajo de campo entre los ciudadanos de todas las edades y categor¨ªa sociales ha llegado a la misma conclusi¨®n: ¡°Las manifestaciones en s¨ª son v¨¢lidas. Se condena s¨®lo a esas personas que se mezclan con los manifestantes para hacer vandalismo¡±, afirma la mayor¨ªa absoluta de los entrevistados.
Seg¨²n los sondeos, el apoyo a las manifestaciones pac¨ªficas que en un inicio tuvieron el apoyo de hasta del 87% de la poblaci¨®n, fue bajando cada mes en la medida en que los grupos violentos se fueron apoderando de la calle. En septiembre, el apoyo baj¨® a un 74% y en esta semana ha descendido ya a un 66%.
La ¨²ltima gota de agua fue la agresi¨®n grave por parte de un grupo de Black bloc en una manifestaci¨®n de la semana pasada en Sao Paulo, al coronel de la Polic¨ªa Militar, Reynaldo Rossi, de 48 a?os que tuvo que ser atendido en el hospital. Hasta la presidenta Dilma Rousseff us¨® su cuenta de Twitter para condenar lo que ella calific¨® como ¡°barbarie antidemocr¨¢tica¡±.
Las acciones violentas de los Black bloc tanto contra la polic¨ªa como contra lo que ellos llaman los ¡°s¨ªmbolos del capitalismo¡±, como agencias bancarias o tiendas de coches de lujo, han sido condenadas en mayor porcentaje por los m¨¢s pobres que por los m¨¢s ricos.
Ello desmentir¨ªa, seg¨²n algunos analistas, lo defendido por algunos grupos de extrema izquierda de que esa violencia es azuzada por los j¨®venes que vienen de los suburbios pobres de las grandes urbes, que defienden que no es posible en Brasil realizar una manifestaci¨®n pac¨ªfica de protesta porque el Estado mantiene contra la sociedad una constante ¡°violencia institucional¡± que se refleja en la violencia impartida por la polic¨ªa, que seg¨²n ellos act¨²a a¨²n como en los tiempos de la dictadura, lo que justificar¨ªa la violencia.
En general, son tambi¨¦n los de mayor edad los que se manifiestan con mayor fuerza contra las acciones violentas. Los j¨®venes, en muchos casos, piensan que entre los Black bloc pueden haberse infiltrado policias militares para desacreditar las manifestaciones pa¨ª¨¬ficas.
Los analistas de comportamientos de masa discuten c¨®mo las autoridades del Estado deber¨ªan comportarse ante una situaci¨®n tan delicada. Seg¨²n, Werneck Vianna, catedr¨¢tico e investigador de la Universidad Cat¨®lica de R¨ªo (PUC), los actos de vandalismo en curso tienen, en efecto, potencial suficiente para ¡°deslegitimar el proceso de protesta social¡± iniciado en junio. Vianna cree, sin embargo, que la democracia debe tener los instrumentos necesarios para aislar a esos violentos dejando libertad a los ciudadanos que desean seguir manifestando sus protestas pero sin violencia.
Y ese es el gran punto de interrogaci¨®n. No cabe duda de que la polic¨ªa militar en muchas ocasiones ha pasado los l¨ªmites en sus acciones para responder a los violentos. Ya son, por ejemplo, m¨¢s de 100 los periodistas heridos en las manifestaciones, en un 70% por parte de las fuerzas del orden. Los polic¨ªas responden que tambi¨¦n ellos cuentan con 70 heridos.
Y como se preguntar¨ªa ¡°el idiota¡±, personaje creado por el escritor y periodista Elio G¨¢spari: ?por qu¨¦ el gobierno no es capaz de impedir en una manifestaci¨®n pac¨ªfica de miles de personas y que un grupo de 40 Black bloc pongan de patas arriba la ciudad ante la impotencia general?
La pregunta es siempre la cl¨¢sica: ?a qui¨¦nes interesa que contin¨²en las acciones violentas y que vaya perdiendo fuerza el n¨²mero de ciudadanos que apoyan unas manifestaciones que quer¨ªan ser pac¨ªficas y que sonaban como una esperanza de renovaci¨®n en una sociedad que ¡°quiere m¨¢s bienestar social¡±?
La pregunta se la hacen hoy todas las fuerzas democr¨¢ticas del pa¨ªs.
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