Por qu¨¦ Obama tiene que seguir defendiendo la reforma sanitaria
Apenas resuelta la crisis que provoc¨® el cierre de la administraci¨®n federal, la oposici¨®n republicana ha vuelto a la carga contra la reforma sanitaria
Apenas resuelta la crisis reciente que provoc¨® el cierre de la administraci¨®n federal y a punto estuvo de llevar a Estados Unidos a una declaraci¨®n de quiebra nacional, la oposici¨®n republicana, que no consigui¨® arrancar concesiones al Gobierno en esa oportunidad, ha vuelto a la carga contra la reforma sanitaria de Barack Obama, esta vez por el mal funcionamiento de la p¨¢gina web que explica y registra los nuevos seguros m¨¦dicos. Pero en esta ocasi¨®n, los republicanos no est¨¢n solos. Tambi¨¦n algunos dem¨®cratas se han quejado de ese error, y los medios de comunicaci¨®n se han lanzado sobre el asunto con toda la insistencia que les ha faltado en la crisis del espionaje.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, se ve obligado a diario a responder preguntas sobre las sospechas que los fallos en la web han desatado respecto al funcionamiento de todo el nuevo sistema sanitario que la Administraci¨®n pretende poner en pie. El acoso al Gobierno sobre este tema se focaliz¨® este mi¨¦rcoles en la persona de Kathleen Sebelius, la secretaria de Salud, que fue sometida a una las m¨¢s duras sesiones de preguntas que se recuerdan en la C¨¢mara de Representantes, donde anida el grueso del Tea Party.
"Poner en marcha la ley va a ser duro porque el sistema sanitario es muy extenso y se hace m¨¢s complicado cuando muchos republicanos y gobernadores estatales se niegan a cooperar, pero el esfuerzo merece la pena. Esta ley es para ayudar no s¨®lo a quienes no tienen seguros, sino a quienes est¨¢n subasegurados, es para mitigar la desesperaci¨®n de quienes no pueden cubrir los gastos de un pariente enfermo", ha se?alado este mi¨¦rcoles Obama en Boston.
El propio presidente, que en d¨ªas pasados explic¨® en p¨²blico que la reforma sanitaria es algo m¨¢s que una p¨¢gina en Internet, ha tenido que regresar al c¨ªrculo de m¨ªtines con un acto en el que ha destacado las ventajas de una ley aprobada por ambas c¨¢maras del Congreso en 2009, ratificada por el Tribunal Supremo en 2012 y que, a partir del 1 de enero, permitir¨¢ que pr¨¢cticamente todos los norteamericanos dispongan de un seguro de salud.
Planteado as¨ª, con semejante legitimidad jur¨ªdica y con tan notables beneficios para los ciudadanos, resulta extra?o que, ya bien avanzado su segundo mandato, Obama tenga que seguir defendiendo hoy una ley que ocup¨® su tiempo en los primeros meses de su presidencia. El esfuerzo puede resultar justificado si se considera que esa ley seguramente acabar¨¢ siendo el mayor legado de Obama y, tal vez, el mayor progreso social experimentado en este pa¨ªs en varias d¨¦cadas.
Pero lo cierto es que, por el momento, lo que se ha dado en llamar el Obamacare no goza de un respaldo popular incontestable y sigue siendo el principal blanco de los ataques del Partido Republicano, que siente que puede ganar esta batalla, acabar con la reforma sanitaria y, con ello, destruir a Obama y reducir las posibilidades de otros futuros candidatos presidenciales dem¨®cratas. No todos los republicanos creen que esta sea la guerra adecuada para su partido. John McCain, por ejemplo, est¨¢ entre quienes, aunque critican la ley, creen que los conservadores deber¨ªan moverse ya hacia otros objetivos. Pero el bloque extremista que actualmente controla el partido ¨Cy que ha sido elegido en las urnas bajo la promesa de derribar la reforma sanitaria- no ceja en ese empe?o.
Esa obstinaci¨®n responde, en parte, al propio fanatismo ideol¨®gico del Tea Party, que entiende Obamacare como la representaci¨®n suprema del sistema socialista que Obama trata de imponer. La reforma sanitaria es, seg¨²n esa visi¨®n, la consumaci¨®n del control de los ciudadanos por parte del Gobierno, que, con esta ley, decidir¨¢ incluso sobre su salud. La reforma sanitaria es una abominaci¨®n, un pecado, una traici¨®n a la historia americana.
La intransigencia del Tea Party no es, sin embargo, la ¨²nica raz¨®n por la que el debate sobre la reforma sanitaria sigue abierto. Tambi¨¦n existen dudas entre los ciudadanos, que se han confirmado al comprobarse los fallos de la p¨¢gina web. No es que el sistema se haya ca¨ªdo por completo en ning¨²n momento, pero s¨ª se han producido retrasos enormes en un proceso de registro ya complejo de por s¨ª. Eso ha despertado todos los fantasmas sobre la dificultad de poner en marcha un sistema sanitario que pretende a?adir a decenas de millones de nuevos asegurados y modificar¨¢ las condiciones de otros muchos millones ya asegurados.
Sebelius prometi¨® que la p¨¢gina web estar¨¢ en perfectas condiciones a finales de noviembre, que el proceso de registro avanzar¨¢ sin grandes complicaciones y que el a?o pr¨®ximo todo el mundo empezar¨¢ a comprobar las ventajas a su alcance. Pero los rivales de la reforma ven en todo esto una burocracia gigantesca y muy cara. El p¨²blico no acaba de tenerlo muy claro. Las encuestas al respecto recogen resultados poco concluyentes, pero podr¨ªa decirse que alrededor de un 60% de la poblaci¨®n apoya la reforma, aunque una porci¨®n cree que deben incluirse algunas correcciones, y un 40% se opone, entre ellos est¨¢n quienes consideran que esta ley es poco ambiciosa.
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