La NSA cooper¨® con Espa?a para resolver los secuestros del Sahel
La agencia de espionaje de EE UU suministr¨® numerosos datos al CNI
Los tres rehenes catalanes secuestrados por la rama magreb¨ª de Al Qaeda (AQMI) recorrieron, el 28 de diciembre de 2009, decenas de kil¨®metros en un todoterreno hasta que los terroristas pusieron en sus manos un tel¨¦fono y les dejaron llamar a sus familias. ¡°Sospecho que nos introdujeron en Mauritania¡±, coment¨® tres a?os despu¨¦s Roque Pascual, que permaneci¨® casi nueve meses cautivo en el norte de Mal¨ª. El traslado de un pa¨ªs a otro era para despistar a los que pod¨ªan intentar seguir el rastro de los secuestrados.
¡°Ten fe Roque, todo va a acabar bien¡±, le dijo a Isa, su mujer, a Pascual por tel¨¦fono. Esa llamada desde alg¨²n lugar des¨¦rtico del Sahel y Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) fue interceptada por la National Security Agency (NSA), la agencia de espionaje electr¨®nico estadounidense cuyos secretos desvel¨® el exanalista Edward Snowden, ahora exiliado en Mosc¨².
A lo largo de los nueve meses (entre noviembre de 2009 y agosto de 2010) que dur¨® el secuestro de Pascual y Albert Vilalta y de los cuatro meses que permaneci¨® apresada con ellos Alicia G¨¢mez, la NSA fue la principal fuente de informaci¨®n del Gobierno espa?ol sobre los rehenes y sus cancerberos. Le traslad¨® no solo conversaciones, sino mapas y fotos, seg¨²n fuentes espa?olas que siguieron de cerca aquel triple secuestro.
Estados Unidos empez¨® a ampliar la lucha antiterrorista en los pa¨ªses del Sahel a finales de 2003. Fue entonces cuando lanz¨® la llamada Iniciativa Pan Sahel (IPS) para equipar, entrenar y coordinar a las fuerzas de seguridad de los pa¨ªses de ese ¨¢rea.
Por aquellas fechas Washington tambi¨¦n trat¨® de negociar con Argel la instalaci¨®n en Tamanrasset (en el sur de Argelia) de una estaci¨®n de interceptaci¨®n de la NSA. No lo consigui¨® y poco despu¨¦s abri¨® una en Bamako (Mal¨ª). A principios de este a?o inaugur¨® una base de drones en N¨ªger. En un mapa de los centros conjuntos operados por la NSA y la CIA divulgado por Snowden con la ayuda del periodista Glenn Greenwald, Bamako es una de las tres antenas ¡ªsobre un total de 80¡ª que aparece en rojo. Eso significa que es una de las m¨¢s activas del mundo.
Espa?a tambi¨¦n posee, algo m¨¢s al oeste en ?frica, capacidades de escucha. En lo alto de la monta?a de La Muda, en Fuerteventura, Defensa coloc¨® y renov¨® a partir de 2009 las antenas del Sistema Conjunto Santiago, seg¨²n anunci¨® en el BOE. Es un sistema de doble uso que sirve para la guerra electr¨®nica y para la interceptaci¨®n de comunicaciones en parte de ?frica occidental.
Los rehenes espa?oles y de otros pa¨ªses europeos hicieron llamadas a sus familiares con tel¨¦fonos v¨ªa sat¨¦lite Thuraya y, alguna rara vez, con m¨®viles convencionales. Para que las hicieran sus cancerberos les sol¨ªan trasladar hasta lugares alejados de donde viv¨ªan en el desierto. Un secuestrado recordaba que uno de sus guardianes ten¨ªa una bolsa repleta de tarjetas SIM de diversas compa?¨ªas y pa¨ªses. Eligi¨® una y la introdujo en el tel¨¦fono.
A la mayor¨ªa de los rehenes les dejaban llamar poco rato y de higos a brevas. Pero al austriaco Wolfgang Ebner, que estuvo secuestrado por una katiba (c¨¦lula) todav¨ªa m¨¢s radical que la de los catalanes, le autorizaron a hacer medio centenar de llamadas durante su cautiverio, algunas de larga duraci¨®n y en alem¨¢n.
Los metadatos de las llamadas permiten saber su duraci¨®n y origen. En m¨¢s de una ocasi¨®n los servicios secretos occidentales, con la NSA a la cabeza, debieron de saber d¨®nde estaban los rehenes. Aun as¨ª solo Francia se atrevi¨®, en 2010, a hacer una operaci¨®n de rescate. Y fracas¨®.
El contraespionaje alem¨¢n queda expuesto
El esc¨¢ndalo por el presunto espionaje del tel¨¦fono m¨®vil de la canciller Angela Merkel ha puesto el foco sobre el contraespionaje alem¨¢n. Est¨¢ en manos de la Oficina Federal para la Protecci¨®n de la Constituci¨®n (BFV), los servicios secretos internos del pa¨ªs. Re¨²nen inteligencia para prevenir sabotajes o ataques inform¨¢ticos, pero tambi¨¦n para detectar las actividades de otros servicios secretos en suelo alem¨¢n. Cuando Merkel anunci¨® sus sospechas de que su tel¨¦fono estaba siendo vigilado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense, el semanario Der Spiegel se apresur¨® a publicar que los indicios provienen de una investigaci¨®n period¨ªstica basada en las filtraciones de Edward Snowden. Los esp¨ªas alemanes se limitaron a comprobar la solidez de la sospecha. ?Qu¨¦ hac¨ªan antes? ?No vieron que el m¨®vil de la jefa del Gobierno m¨¢s poderoso de Europa estaba siendo fisgoneado?
La BFV publica informes peri¨®dicos sobre su trabajo en Alemania. En el m¨¢s reciente habla del espionaje desde China y Rusia, ¡°principales autores¡± de los ataques detectados. Ni una palabra de Estados Unidos, ni una sospecha oficial. En la Comisi¨®n de Control de los servicios secretos del Parlamento (Bundestag) dicen ahora que la posibilidad de que Merkel haya sido espiada delante de todos resulta ¡°sonrojante¡±. El jefe de dicha comisi¨®n, el socialdem¨®crata Thomas Oppermann, propuso que una parte de los 5.000 agentes de la BFV sean destinados a combatir y prevenir el espionaje desde pa¨ªses aliados. Pero cuando el amigo es Estados Unidos, el problema es la dependencia de los propios servicios de contraespionaje. La p¨¢gina web de Der Spiegel expone estos d¨ªas varios casos notorios en los que los servicios de seguridad alemanes solo han intervenido tras recibir soplos cruciales desde Washington o desde la OTAN. Como record¨® Merkel en verano, la detenci¨®n de presuntos terroristas que planearon ataques en suelo alem¨¢n tambi¨¦n fue posible gracias a los esp¨ªas estadounidenses.
Disfrutan estos de poco menos que carta blanca en Alemania, desde los tiempos de la ocupaci¨®n y de la Guerra Fr¨ªa. Seg¨²n explica el experto Hans Leyendecker en el diario de M¨²nich S¨¹ddeutsche Zeitung, la prioridad de todos los presidentes de los servicios secretos alemanes ha sido siempre ¡°mantener la cooperaci¨®n con Estados Unidos¡±.
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