La guerra interminable de Congo
La expulsi¨®n de la guerrilla a Uganda tan solo aplaza un conflicto de d¨¦cadas
Fin del cap¨ªtulo, no de la historia. El Ej¨¦rcito congole?o ¡ªcon el apoyo de la brigada de cascos azules de Naciones Unidas¡ª ha barrido esta semana militarmente a los insurgentes del M23. Pero no les ha vencido, sino que les ha expulsado hacia Uganda, pa¨ªs aliado de los rebeldes.
Tras un a?o y medio ocupando buena parte de la provincia de Kivu Norte, la m¨¢s castigada por la guerra en Congo, los rebeldes del M23 han tenido que retirarse s¨²bitamente tras una ofensiva por sorpresa del Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo.
La operaci¨®n para recuperar el territorio se lanz¨® aunque el Gobierno de Kinshasa y los insurgentes estaban en plenas negociaciones. Pero aunque el M23 acept¨® el pasado martes su derrota con un comunicado anunciando ¡°el cese de las hostilidades¡±, el conflicto no se puede dar por terminado.
Primero, porque los rebeldes no han sido vencidos y han salido por donde hab¨ªan entrado: Uganda. Y segundo, porque cada nuevo cap¨ªtulo de esta guerra se parece demasiado al anterior.
La operaci¨®n para recuperar el territorio se lanz¨® aunque el Gobierno de Kinshasa y los insurgentes estaban en plenas negociaciones
Recapitulemos. Tras la ofensiva del Ej¨¦rcito, el M23 se repliega primero a su base de Bunagana ¡ªen la frontera con Uganda¡ª y acaba cruzando al pa¨ªs vecino. Su l¨ªder militar, Sultani Makenga, junto a unos 1.500 hombres, se entreg¨® a las autoridades ugandesas. Mientras el brazo militar escapaba de su feudo, su presidente y l¨ªder del ala pol¨ªtica de la organizaci¨®n, Bertrand Bisimwa, anuncia desde la capital de Uganda, Kampala, el ¡°fin de la rebeli¨®n¡± y ped¨ªa a los comandantes de su milicia que preparara a sus tropas ¡°para el desarme, la desmovilizaci¨®n y la reinserci¨®n social¡±. Est¨¢ previsto que este lunes se firme en Kampala un acuerdo pol¨ªtico entre Kinshasa y el M23.
El paralelismo de la situaci¨®n actual con episodios anteriores solo genera escepticismo entre la poblaci¨®n. ¡°Se acab¨® el cap¨ªtulo, ?qui¨¦n protagonizar¨¢ el pr¨®ximo? Nadie se traga que esto sea el fin¡±, bromea un joven desde Goma.
El guion cambia poco en cada ocasi¨®n: una fuerza militar con apoyo de Uganda y Ruanda irrumpe en Congo, se instala durante un tiempo en el este del pa¨ªs, zona monta?osa con volcanes y con minas de esta?o, tungsteno y otros minerales ¡ªnecesarios para la industria de las nuevas tecnolog¨ªas¡ª, hasta que las divisiones internas y pactos opacos con las autoridades congole?as conducen a una integraci¨®n de sus efectivos, incluidos los altos mandos, en el Ej¨¦rcito congole?o. Alguno de sus l¨ªderes simula una derrota simb¨®lica, pero en general la c¨²pula rebelde halla una salida.
En 2009, las tropas ruandesas detuvieron a Nkunda y se lo llevaron a Kigali, donde, hasta el d¨ªa de hoy, sigue bajo arresto domiciliario
El M23 ha sido solo una reedici¨®n de guerrillas anteriores que solo han ido cambiando de nombre. Primero RCD, despu¨¦s CNDP, y ahora M23, siempre han tenido v¨ªnculos militares con sus vecinos de Ruanda y Uganda. La trayectoria de Makenga, su l¨ªder, escenifica esta evoluci¨®n. Nacido en Congo, Makenga tom¨® las armas en Ruanda a principios de los noventa para unirse a las tropas de Paul Kagame ¡ªahora presidente ruand¨¦s¡ª y combatir a las fuerzas que protagonizaron el genocidio. M¨¢s tarde, Makenga form¨® parte del Ej¨¦rcito ruand¨¦s y lleg¨® a participar en una unidad de ¨¦lite comandada por el actual ministro de Defensa de Ruanda, James Kabarebe.
En la primera guerra de Congo, Makenga se uni¨® a sus compa?eros de armas de Ruanda en la marcha hacia Kinshasa para derrocar al dictador Mobutu y particip¨® en la primera rebeli¨®n, la del RCD. Al firmarse el fin oficial de la guerra, en 2003, el RCD se convirti¨® en partido pol¨ªtico y muchos de sus milicianos fueron absorbidos por las fuerzas regulares congole?as. Pero en realidad no despareci¨® ni la guerra ni la insurrecci¨®n, que resurgi¨® en 2007 con el nombre de CNDP.
Makenga era ya entonces uno de los fieles y m¨¢s pr¨®ximos oficiales del nuevo l¨ªder, Laurent Nkunda. La rebeli¨®n de Nkunda se propag¨® c¨®modamente por Kivu Norte. Plant¨® sus bases en Kitchanga ¡ªdonde Nkunda fue profesor¡ª y su avance lleg¨® hasta las puertas de Goma, la capital provincial.
En 2009, las tropas ruandesas detuvieron a Nkunda y se lo llevaron a Kigali, donde, hasta el d¨ªa de hoy, sigue bajo arresto domiciliario. Mientras, Makenga se integraba en el Ej¨¦rcito congole?o. Una pausa de dos a?os largos separ¨® la ca¨ªda del RCD de su resurrecci¨®n en forma de CNDP. Dos a?os largos pasaron tambi¨¦n desde que el CNDP de desvaneciera en 2009, hasta su renacimiento bajo el nombre de M23.
Cuando esta ¨²ltima guerrilla entr¨® en escena, el coronel Makenga se situ¨® en la primera l¨ªnea. Aunque enfrentado a Bosco Ntaganda, el otro peso pesado de la rebeli¨®n, Makenga se acab¨® imponiendo como relevo de Nkunda y, como todos los l¨ªderes de esta insurrecci¨®n, tambi¨¦n lleg¨® desde Uganda.
Makenga est¨¢ acusado por el Gobierno congole?o de haber cometido cr¨ªmenes de guerra y sobre ¨¦l pesa una acusaci¨®n de Naciones Unidas. Tambi¨¦n Nkunda ha sido reclamado por las autoridades congole?as por los mismos delitos.
Nkunda, Makenga, Ntaganda. Aparte de las acusaciones por cr¨ªmenes contra la humanidad y abusos, lo que tienen en com¨²n todos los protagonistas de esta rebeli¨®n es que se mueven con libertad por la regi¨®n independientemente de las fronteras y que todos han vestido varios uniformes: de las tropas ruandesas, del Ej¨¦rcito congole?o y de la rebeli¨®n, siendo para ellos las fronteras ¡ªigual que para los minerales que controlan¡ª una raya simb¨®lica que no afecta a sus actividades.
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