¡°Vamos a garantizar que el pueblo tenga televisores de plasma¡±
El presidente venezolano lleva la ¡®guerra econ¨®mica¡¯ contra los especuladores al extremo
Bole¨ªta es un barrio de galpones, talleres y edificios poco agraciados en el este de Caracas que, desde el pasado viernes, se convirti¨® en la zona cero de la ¡°guerra econ¨®mica¡± que dice librar el Gobierno venezolano de Nicol¨¢s Maduro. La noche de ese d¨ªa, el mandatario dio la luz verde para iniciar la operaci¨®n con que busca abatir la inflaci¨®n manu militari. El primer objetivo de esa ¡°ofensiva econ¨®mica¡± fue Daka, una cadena de tiendas de electrodom¨¦sticos con cinco locales en todo el pa¨ªs, uno de ellos en Bole¨ªta. Su mercanc¨ªa fue confiscada y puesta de inmediato a la venta con descuentos del 50 al 70% con respecto a su precio original de venta al p¨²blico.
Al lunes siguiente se repiti¨® la maniobra de toma en todas las tiendas de artefactos para el hogar que se suceden a la vera de la avenida principal de Bole¨ªta, que discurre de sur a norte. Concluida la ocupaci¨®n de uno de esos establecimientos, el general del Ej¨¦rcito Herbert Garc¨ªa Plaza, jefe del reci¨¦n creado ?rgano Superior para la Econom¨ªa Popular, pronunci¨® una arenga de victoria que se vio por televisi¨®n. En ella, record¨® que ¨¦l tambi¨¦n hab¨ªa sido un muchacho pobre, con ilusiones frustradas que consigui¨® encauzar en la carrera militar. Esas vivencias le acreditaban, asegur¨®, para apoyar las medidas de ¡°inspecci¨®n¡± de los comercios ordenadas por Maduro. ¡°Tenemos que garantizar que todo el pueblo venezolano tenga un televisor de plasma¡±, afirm¨® el presidente.
Cuando el primer mandatario venezolano orden¨® en vivo la subasta de los inventarios de Daka y de otras tiendas, nadie sab¨ªa bien qu¨¦ ven¨ªa a continuaci¨®n. La primera reacci¨®n vino de compradores enfervorizados que se reunieron por centenares esa misma noche frente a las tiendas. Su cometido: aprovechar unas gangas de navidad que tal vez jam¨¢s se repetir¨ªan. A veces lo hicieron con ¨¢nimo de pillaje. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, una organizaci¨®n no gubernamental, report¨® nueve episodios de saqueo y 30 conatos entre el 9 y el 13 de noviembre.
En localidades del interior como Upata, Los Teques, Puerto La Cruz y Ciudad Ojeda, se registraron graves alteraciones del orden p¨²blico. A veces la multitud supo gestionarse a s¨ª misma. En esos casos sus l¨ªderes, espont¨¢neos o no, consiguieron chantajear mediante la simple amenaza a los encargados de las tiendas, que quedaron abiertas para que quien pudiese entrara a saco. Otros confeccionaron listas de compras y escribieron sobre la piel n¨²meros que indicaban el orden de llegada a la rebati?a. En la mayor¨ªa de los casos, sin embargo, las aglomeraciones se avinieron a los esquemas de ¡°ventas controladas¡± que, sobre el terreno, los militares improvisaron y fueron perfeccionando con el paso del tiempo.
Por ejemplo, todav¨ªa este mi¨¦rcoles centenares de personas hac¨ªan fila frente a Artelectra y Novedades TV, dos tiendas del ramo vecinas del norte de Bole¨ªta. Efectivos de la Polic¨ªa Militar dosificaban el paso por las distintas estaciones de control que hab¨ªan establecido, con cintas de pl¨¢stico a manera de barreras, para llegar a las entradas de los locales. Una muchacha se quejaba: dec¨ªa no estar de acuerdo con el ¡°saqueo ordenado¡± desde el Gobierno, pero como hab¨ªa ahorrado durante el a?o para comprarse un refrigerador y tem¨ªa que las existencias se acabaran, ahora participaba por necesidad en la procesi¨®n. Otro chico, un veintea?ero en bermudas, interrogado sobre qu¨¦ se propon¨ªa comprar, respondi¨®: ¡°Voy a ver qu¨¦ hay¡±, incr¨¦dulo, al parecer, de los anuncios que cada tanto hac¨ªan los soldados a viva voz para dar a conocer qu¨¦ aparatos quedaban para la venta.
Que el hombre incubado en 15 a?os de revoluci¨®n socialista arrastre esos viejos apetitos del consumo ha resultado una evidencia de fracaso que decepciona a voces cr¨ªticas en el seno del chavismo, seg¨²n se ha podido leer en medios oficialistas. Otros comentaristas, de la oposici¨®n, encuentran en las filas de ¨¢vidos compradores un rastro de la infiltraci¨®n del capitalismo en el alma de los venezolanos. Todas son conjeturas a las que el general Garc¨ªa Plaza les sali¨® al paso en la misma arenga: ¡°Nadie critica a los que acampan por d¨ªas en pa¨ªses capitalistas para comprar equipos de alta tecnolog¨ªa¡±, refiri¨¦ndose a los fan¨¢ticos de Apple en vigilia por el ¨²ltimo lanzamiento del iPhone. Por m¨¢s aguda que fuera la observaci¨®n, consigui¨® reparos de Jorge Rodr¨ªguez, alcalde del municipio Libertador (centro de Caracas) y dirigente del chavismo: ¡°Esto no tiene nada que ver con esas promociones enga?osas del capitalismo¡±, corrigi¨®, pues se tratar¨ªa de conseguir ¡°precios justos¡± de manera permanente.
Tres lustros de expropiaciones, de proyectos industriales inconclusos y, sobre todo, de distorsiones favorables a la corrupci¨®n y la especulaci¨®n, causadas por un r¨¦gimen de control de cambio de divisas administrado por el Estado, emascularon el aparato productivo de Venezuela. El pa¨ªs importa m¨¢s de la mitad de lo que consume. El Gobierno revolucionario sigue imprimiendo moneda local pero cada vez se queda m¨¢s corto de ingresos en divisas para pagar las importaciones. A todas estas estrecheces se suma otra, tan acuciante como ellas: la escasez de justicia. Muchas de las tomas de tiendas se han efectuado sin ¨®rdenes de allanamiento. Aunque la venta de electrodom¨¦sticos no est¨¢ sujeta a la ley local de protecci¨®n del consumidor, se ha procedido a la confiscaci¨®n y remate sumario de esa mercanc¨ªa.
Todas las noches de la semana en curso, Maduro ha dedicado en cadena de radio y TV una colecci¨®n de agravios a los comerciantes: ¡°Par¨¢sitos¡±, ¡°virus¡±, ¡°chupasangres¡±, ¡°termitas del mal¡±. Desde su puesto de mando orden¨® detener a los propietarios de una tienda en Bole¨ªta a pesar de que ya hab¨ªan convenido en rebajar los precios. En cadena nacional, el mandatario tambi¨¦n relat¨® c¨®mo se vio obligado a enviar a agentes de la polic¨ªa pol¨ªtica a apresar al gerente de otra tienda, JVG, ¡°que se puso c¨®mico¡± ¡ªse mostr¨® inconforme o rebelde, en el castellano de Venezuela¡ª.
El propietario de tiendas que ahora no est¨¢ arruinado o en prisi¨®n, se refugia en la clandestinidad o el exilio, lo que despierta serias dudas acerca de c¨®mo se repondr¨¢ el inventario de electrodom¨¦sticos una vez finalizado el reparto popular. Mientras, el Gobierno ya ha extendido su ofensiva a otros frentes para ocupar mayoristas y detales de calzado, ferreter¨ªa, repuestos para autom¨®viles y juguetes, entre otras categor¨ªas de productos.
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