El or¨¢culo colectivo
El mercado no es un fin, sino un instrumento. Es como la m¨¢quina de vapor, la electricidad, la energ¨ªa nuclear o la tecnolog¨ªa digital. Sirve para asignar recursos a partir del juego entre la oferta y la demanda, sustituyendo as¨ª otros centros de decisi¨®n menos eficientes. As¨ª es como concibe la funci¨®n del mercado el Partido Comunista de China. Y as¨ª es como encaja la idea de mercado con la de sociedad socialista.
Nada distinto a lo que ocurre con las tecnolog¨ªas digitales. Los dirigentes chinos conocen los peligros que comportan, sobre todo para el monopolio pol¨ªtico comunista. Pero saben tambi¨¦n que son imprescindibles para seguir creciendo y, sobre todo, aspirar a convertirse de nuevo en la superpotencia que China fue un d¨ªa. La soluci¨®n es la combinaci¨®n del m¨¢ximo desarrollo tecnol¨®gico con un creciente control de la ciberesfera.
Lo mismo sucede con el funcionamiento del mercado. Los comunistas chinos consideran indeseable una sociedad de mercado en la que los poderes p¨²blicos apenas interfieran en su funcionamiento o solo lo hagan para hacerlo m¨¢s eficiente. Tampoco les gusta relacionar el mercado con la democracia, ni siquiera con unas libertades individuales indivisibles que no desean. Se trata solo de que el mercado asigne los recursos cuando lo decida la direcci¨®n comunista, en sustituci¨®n de la obsoleta planificaci¨®n socialista o de las directrices emanadas del Gobierno y del Partido.
La nueva direcci¨®n comunista china, correspondiente a la quinta generaci¨®n despu¨¦s de Mao Zedong, se encarg¨® de calentar el ambiente antes de la celebraci¨®n de la reuni¨®n, a la que se carg¨® de expectativas y se compar¨® incluso con dos plenos hist¨®ricos, el que presidi¨® Deng Xiaoping en 1978 y abri¨® el pa¨ªs al mundo, y el que se celebr¨® en 1993, justo despu¨¦s de la revuelta estudiantil de Tiananmen, bajo la presidencia de Jiang Zemin, en el que se acu?¨® el aut¨¦ntico ox¨ªmoron (o contradicci¨®n en sus t¨¦rminos) que es una econom¨ªa socialista de mercado. Parte de la campa?a previa fueron las reuniones que Xi Jinping mantuvo con representantes de la ¨¦lite empresarial y period¨ªstica mundial, en las que se esmer¨® en el arte de seducir y fascinar a sus anfitriones respecto a la eficacia y las excelencias de tan original sistema.
A la vista del comunicado final, habr¨¢ que esperar a resultados m¨¢s tangibles para clasificar este Tercer Pleno de 2013 al lado de los dos hist¨®ricos anteriores. Pero no se puede descartar que pr¨®ximas decisiones liberalizadoras, respecto al sistema financiero, al suelo agrario, a la participaci¨®n de capitales privados en empresas p¨²blicas o a los est¨ªmulos al consumo tomen alguna de las muchas frases anodinas o incomprensibles del comunicado como fundamento.
El Partido Comunista act¨²a como una especie de or¨¢culo colectivo. La opacidad de sus sistemas de trabajo, reuniones y decisiones, convierte la tediosa palabrer¨ªa que contienen sus comunicados en un objeto privilegiado para la enigm¨ªstica pol¨ªtica. Bajo la lengua de madera, las frases hechas o las citas y homenajes impl¨ªcitos a sus distintos dirigentes, se esconden decisiones, consensos entre tendencias y dirigentes, planes ocultos o posibilidades abiertas.
La interpretaci¨®n de esa fraseolog¨ªa, a pesar de la penosa calidad de los textos, requiere tanta paciencia y tiempo como enfrentarse a los m¨¢s enrevesados textos filos¨®ficos o religiosos. A fin de cuentas, en una resoluci¨®n como la aprobada por el Tercer Pleno, bajo los estereotipos del lenguaje pol¨ªtico m¨¢s envarado, hallamos de todo, incluyendo conceptos prohibidos, como una ins¨®lita y escondida referencia a los ¡°derechos humanos¡±, la idea del Estado de derecho, referencias a la civilizaci¨®n ecol¨®gica, a la gobernanza o al soft power, cuyo valor hay que minimizar a la vista de las constantes protestas de ortodoxia ideol¨®gica y de fidelidad al monopolio del poder por parte del Partido Comunista.
Junto a la impenitente verbosidad de ra¨ªces mao¨ªstas, hay dos decisiones organizativas que refuerzan la idea de una etapa presidencialista con Xi Jinping. Se trata de la creaci¨®n de dos nuevos organismos: un grupo de trabajo dedicado a dirigir el proceso de reformas y un Comit¨¦ Nacional de Seguridad a imagen de Estados Unidos. Su sello personal, que impregna todo el comunicado, es la referencia al Sue?o Chino, que ya ha convertido en el lema de la pr¨®xima d¨¦cada, una idea tambi¨¦n de inspiraci¨®n americana, a la que se a?ade la aspiraci¨®n al ¡°gran rejuvenecimiento de la naci¨®n china¡±, en la que f¨¢cilmente se transparenta la ambici¨®n de un salto en el protagonismo global con fecha 2020.
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