Glafkos Kliridis, el adalid de la reunificaci¨®n de Chipre
El expresidente grecochipriota defendi¨® el plan de la ONU
En la primavera de 2003, durante la presidencia de Glafkos Kliridis, muerto el viernes a los 94 a?os en un hospital de Nicosia, la apertura del paso de la calle Ledra, en plena l¨ªnea verde, fue saludada por los habitantes de la parte norte de la ciudad con el alborozo de un d¨ªa de recreo. Las autoridades turcochipriotas suavizaban por primera vez desde la invasi¨®n de la isla, en 1974, las restricciones al cruce al lado griego, y el tr¨¢fago de transe¨²ntes hac¨ªa presagiar aires de cambio y deshielo en torno al ¨²ltimo muro de Europa, coronado hasta entonces por un irregular hilv¨¢n de alambradas, sacos terreros y rozagantes tiestos de geranios. La apertura obedec¨ªa al principio de acuerdo alcanzado entre las partes tras un arduo proceso de negociaci¨®n dirigido por la ONU. Algo parec¨ªa estar cambiando en Chipre: la isla se dispon¨ªa a celebrar apenas un a?o despu¨¦s, en abril de 2004, un refer¨¦ndum sobre el plan de reunificaci¨®n de la ONU y, un mes despu¨¦s, su ingreso como Estado miembro en la Uni¨®n Europea.
Pero el rechazo masivo de la comunidad grecochipriota a la consulta, que aprobaron con ardor los vecinos del norte, acab¨® con la principal ilusi¨®n, y la carrera pol¨ªtica, del entonces presidente grecochipriota. La oportunidad frustrada asest¨® la puntilla a una carrera pol¨ªtica de m¨¢s de cinco d¨¦cadas, la ¨²ltima de ellas como presidente del pa¨ªs, reflejado en el espejo de su rival ¡ªy buen amigo¡ª el mandatario turcochipriota Rauf Denktash, a quien le un¨ªan tantas vivencias comunes como diferencias sobre la soluci¨®n del contencioso. Pero la vida de Kliridis, a quien sus cr¨ªticos siempre reprocharon una excesiva proximidad a los turcochipriotas, dio para mucho m¨¢s, pues abarc¨® algunos de los sucesos m¨¢s convulsos del siglo XX: la II Gran Guerra, el proceso descolonizador, el desaf¨ªo de la ¨¦nosis, o uni¨®n con Grecia, y, finalmente, la invasi¨®n turca en 1974 y la posterior guerra no siempre fr¨ªa entre dos comunidades que se hab¨ªan criado juntas.
Kliridis, nacido en 1919 en Nicosia en el seno de una familia burguesa, hered¨® la vocaci¨®n pol¨ªtica de su padre, que en 1960, a?o en que la entonces colonia brit¨¢nica logr¨® la independencia, compiti¨® por la presidencia del pa¨ªs con el arzobispo Makarios. Abogado de formaci¨®n, el joven Glafkos se enrol¨® en la Fuerza A¨¦rea brit¨¢nica durante la II Guerra Mundial. Su avi¨®n fue abatido en 1942 cuando sobrevolaba Hamburgo y el artillero chipriota fue hecho prisionero, pero logr¨® escaparse tras un a?o pr¨¢cticamente encadenado. Tales fueron los estragos que la experiencia dej¨® en ¨¦l que, una vez libre y en Londres, donde retom¨® sus estudios de leyes, la que iba a ser su esposa le concedi¨® la primera cita por l¨¢stima. Vivieron juntos hasta la muerte de ella, en 2007.
Kliridis asumi¨® la presidencia del Parlamento chipriota en 1963, en un periodo marcado por los crecientes enfrentamientos entre ambas comunidades; volvi¨® a hacerlo en julio de 1974, tras el golpe de Estado contra Makarios de los nacionalistas partidarios de la ¨¦nosis. El sonido de las botas del Ej¨¦rcito turco tard¨® solo d¨ªas en retumbar en el tercio norte de la isla, donde se mantiene, aunque ahora lo que resuenen sean las insistentes noticias sobre una reactivaci¨®n del proceso de di¨¢logo, al calor de la explotaci¨®n del gas natural en sus aguas.
Los grecochipriotas rechazaron
Kliridis, fundador en 1976 del partido conservador Disy ¡ªal que pertenece el actual presidente, Nikos Anastasiadis¡ª, fue elegido presidente en 1993 al frente de una alianza hostil a las negociaciones de paz, pero para 2002, cuando finaliz¨® su segundo mandato, hab¨ªa cambiado de opini¨®n, de ah¨ª el di¨¢logo directo con su viejo compadre Denktash, que calific¨® el proceso como ¡°el ¨²ltimo tango¡± que bailaban ambos. A los dos les llevaron la contraria sus respectivas comunidades ¡ªlos turcochipriotas, entusiastas con una reunificaci¨®n que Denktash rechazaba; los grecochipriotas, oponi¨¦ndose al sue?o de Kliridis¡ª, pero la semilla estaba sembrada.
En 2006 Kliridis franque¨® la l¨ªnea verde para reunirse con su hom¨®logo Mehmet Ali Talat ¡ªsucesor de Denktash¡ª en la residencia de este en la parte turca de Nicosia. Poco m¨¢s se volvi¨® a saber de ¨¦l p¨²blicamente, al margen de su maltrecha salud. Pero en el rosario de transe¨²ntes que cada d¨ªa, las 24 horas, atraviesan en ambas direcciones el paso de Ledra ¡ªy los otros puntos de paso abiertos¡ª queda algo de su empe?o personal y pol¨ªtico.
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