Un pu?etazo sobre la mesa
Cansado de buscar consenso, Obama ha provocado un cambio de las reglas de juego que le quita considerable poder a la oposici¨®n en el Senado
La dr¨¢stica medida adoptada por los dem¨®cratas en el Senado de reducir la capacidad de bloqueo de la minor¨ªa es un pu?etazo sobre la mesa de Barack Obama en un momento en que su presidencia se tambalea y su autoridad es puesta en duda desde los cuatro costados.
Cansado de buscar consenso, de intentar la aproximaci¨®n a los republicanos d¨ªa tras d¨ªa, ley tras ley, durante cinco a?os, Obama ha decidido lo que nadie esperaba: un cambio de las reglas de juego que le quita considerable poder a la oposici¨®n en el Senado y le deja claro a todos ¨Cesa es la intenci¨®n, al menos- quien manda todav¨ªa en esta ciudad.
Obama puede ser criticado por actuar como los malos perdedores, que cambian las reglas a mitad del partido. Incluso se le puede acusar de haber violado el esp¨ªritu fundacional de esta democracia
Se trata de un paso arriesgad¨ªsimo. Cualquiera que afecta a la forma en que el sistema pol¨ªtico norteamericano ha funcionado durante d¨¦cadas lo es. Obama puede ser criticado por actuar como los malos perdedores, que cambian las reglas a mitad del partido. Incluso se le puede acusar de haber violado el esp¨ªritu fundacional de esta democracia. Pero es evidente que necesitaba hacer algo, y algo grande, para poner fin a esta sensaci¨®n de muerte prematura en la que hab¨ªa ca¨ªdo su gesti¨®n.
El l¨ªder republicano en el Senado, Mitch McConnell, enseguida ha acusado a sus rivales y a la Casa Blanca de haber provocado una maniobra de diversi¨®n para evitar que el debate entre la opini¨®n p¨²blica siguiera enfocado en el desastre de la reforma sanitaria. Obama, por su parte, ha recriminado a la oposici¨®n por utilizar el reglamento del Congreso para quebrantar la voluntad popular, que lo eligi¨® a ¨¦l, y no a otro, como presidente hace apenas un a?o.
Obama, probablemente, era consciente de que este paso hab¨ªa que darlo ahora o nunca. No solo porque ahora a¨²n est¨¢ a tiempo de salvar su presidencia, sino porque est¨¢ ya a punto de perder el apoyo que requiere en su propio partido para una aventura similar. El debate de la reforma sanitaria est¨¢ minando la posibilidades electorales de los dem¨®cratas, que cada vez est¨¢n m¨¢s inc¨®modos al lado del presidente.
Son muchos los norteamericanos que a¨²n esperan ver otra versi¨®n de Obama, un lado m¨¢s en¨¦rgico, m¨¢s firme, m¨¢s combativo
Todav¨ªa, sin embargo, de la mano de uno de sus principales aliados en el Capitolio, el senador Harry Reid, y apoyado en un equipo dirigente que a¨²n le guarda fidelidad, Obama ha demostrado conservar la autoridad suficiente como presentar este inesperado desaf¨ªo.
Para defender ese paso, Obama ha tenido que recurrir a una redefinici¨®n de las normas del sistema pol¨ªtico norteamericano. Este sigue siendo formalmente el imperio de las mayor¨ªas, ha recordado este jueves. Pero la realidad, a?adi¨®, es que ¡°el voto mayoritario no sirve ya ni para cumplir con las m¨¢s elementales tareas diarias de gobierno¡±.
El presidente sabe que, a partir de ahora, no podr¨¢ contar para nada con los republicanos, lo que, seguramente, condenar¨¢ la reforma migratoria ¨Ctodav¨ªa pendiente de votaci¨®n en la C¨¢mara de Representantes- al ostracismo. Obama puede olvidarse de cualquier colaboraci¨®n para cerrar Guant¨¢namo, para negociar con Ir¨¢n o para un plan m¨¢s ambicioso contra el cambio clim¨¢tico. Pero el c¨¢lculo que ¨¦l ha debido de hacer es el de qu¨¦ importa eso, puesto que tampoco contaba con esa colaboraci¨®n cuando vest¨ªa piel de cordero.
Obama ha conseguido confundir a los republicanos, que ahora est¨¢n obligados a ceder o a jugar m¨¢s fuerte a¨²n, lo que solo los llevar¨ªa a una mayor y m¨¢s impopular radicalizaci¨®n
Este jueves el presidente sac¨® sus garras de lobo. Varias organizaciones sociales pr¨®ximas a la izquierda manifestaron r¨¢pidamente su entusiasmo. Son muchos los norteamericanos que a¨²n esperan ver otra versi¨®n de Obama, un lado m¨¢s en¨¦rgico, m¨¢s firme, m¨¢s combativo.
Hay que esperar a ver si el gesto de este jueves es el anticipo de nuevas acciones audaces de parte de la Casa Blanca o es una mera t¨¢ctica intimidatoria. Despu¨¦s de lo visto en los ¨²ltimos cinco a?os, cuesta imaginar a un Obama diferente. Pero, de momento, Obama ha conseguido confundir a los republicanos, que ahora est¨¢n obligados a ceder o a jugar m¨¢s fuerte a¨²n, lo que solo los llevar¨ªa a una mayor y m¨¢s impopular radicalizaci¨®n.
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