Obama se queda solo en la defensa del acuerdo con Ir¨¢n

Barack Obama afronta el reto m¨¢s importante de la pol¨ªtica exterior de su presidencia, la reconciliaci¨®n con Ir¨¢n, en absoluta soledad, sin apoyos claros ni dentro ni fuera de Estados Unidos, obligado a demostrar en poco tiempo que existen garant¨ªas verificables de mantener el programa nuclear iran¨ª bajo control y que no existe peligro inmediato para los principales aliados norteamericanos en Oriente Medio.

La posici¨®n de Obama tras la firma de acuerdo interino es bastante m¨¢s inc¨®moda que la de sus colegas europeos en Ginebra. El presidente norteamericano, no solo se enfrenta a una dura oposici¨®n de ambos partidos, incluido el suyo propio, en casa, sino que ve amenazada la arquitectura tradicional de influencia de EE UU en la regi¨®n. Israel y Arabia Saud¨ª, los dos pilares sobre los que se ha asentado la estrategia norteamericana, est¨¢n en contra del pacto con Ir¨¢n y reconsiderando sus relaciones con Washington.

En realidad, ambos focos de oposici¨®n est¨¢n vinculados. El rechazo al acuerdo en el Congreso estadounidense es, en parte, reflejo de las quejas de Arabia Saud¨ª y, sobre todo, de Israel. Al mismo tiempo, ambos pa¨ªses est¨¢n decididos a plantar cara a Obama porque saben que cuentan con poderosos amigos en el Capitolio.

Aunque el compromiso firmado en Ginebra abre un periodo de seis meses para consolidar los acuerdos todav¨ªa provisionales, Obama no tiene un plazo tan largo para vencer la resistencia detectada en el Senado. Varios senadores, tanto dem¨®cratas como republicanos, han expresado su intenci¨®n de discutir un nuevo paquete de sanciones a Ir¨¢n a comienzos del mes pr¨®ximo, en cuanto acabe el actual receso de Thanksgiving (Acci¨®n de Gracias).

Fueron las fuertes sanciones, no el buen coraz¨®n de los l¨ªderes iran¨ªes, lo que llev¨® a Ir¨¢n a la mesa de negociaciones¡±, record¨® Schumer

Uno de los que se ha manifestado a favor de considerar esa opci¨®n es uno de los habituales aliados de Obama en otros aspectos de su agenda, el senador dem¨®crata Charles Schumer, quien se ha quejado de que el acuerdo de Ginebra ¡°carece de la necesaria proporcionalidad¡± y, por tanto, ¡°aumenta la posibilidades de que dem¨®cratas y republicanos actuemos juntos para aprobar nuevas sanciones en diciembre¡±. ¡°Fueron las fuertes sanciones, no el buen coraz¨®n de los l¨ªderes iran¨ªes, lo que llev¨® a Ir¨¢n a la mesa de negociaciones¡±, record¨® Schumer.

De parte de los republicanos, la oposici¨®n al pacto con Ir¨¢n estaba ya garantizada desde antes de anunciarse. El senador Mark Kirk, que encabeza la pol¨ªtica de su partido en este asunto, ha declarado que el r¨¦gimen isl¨¢mico ha hecho solo ¡°concesiones cosm¨¦ticas¡± y que no puede aceptarse nada que no sea el ¡°completo congelamiento del programa nuclear¡±. El senador John McCain ha calificado la pol¨ªtica exterior de esta Administraci¨®n como la peor que ha conocido en toda su vida.

Si la oposici¨®n del Congreso se concreta en la aprobaci¨®n de nuevas sanciones contra Ir¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas, Obama podr¨ªa verse obligado a vetarlas para impedir que descarrile todo el proceso en marcha. Uno de los instrumentos de la Casa Blanca para evitar llegar a ese punto es tratar de aplacar la ira de Israel, lo que ha ya ha empezado a hacer con una llamada telef¨®nica de Obama al primer ministro israel¨ª, Benjamin Netanyahu.

El senador McCain ha calificado la pol¨ªtica exterior de esta Administraci¨®n como la peor que ha conocido en toda su vida

El argumento principal de la Administraci¨®n es el de que, a largo plazo, la seguridad de Israel se ver¨¢ mejor garantizada por un acuerdo verificable que impida la construcci¨®n de armas at¨®micas en Ir¨¢n que por un ataque militar que podr¨ªa desencadenar duras represalias contra Israel sin asegurar que fuera destruida por completo la capacidad nuclear iran¨ª.

Adem¨¢s de los beneficios para la seguridad en Oriente Medio, EE UU tiene por delante, en el caso de que este acuerdo prospere, una opci¨®n para remodelar la regi¨®n, como se pretendi¨® antes con la guerra de Irak, pero desde una posici¨®n mucho m¨¢s realista y viable. Al margen de la alianza con Israel, que es irreversible y est¨¢ fundamentada en principios que desbordan los intereses nacionales, EE UU lleva tiempo detectando un debilitamiento de su posici¨®n en Oriente Medio. La dependencia de Arabia Saud¨ª se ha agudizado en los ¨²ltimos a?os, al tiempo que otros aliados importantes, como Egipto, perd¨ªan relevancia por culpa de sus revueltas internas.

La necesidad de un reajuste de la posici¨®n de EE UU parece evidente, con o sin acuerdo con Ir¨¢n. El acuerdo obtenido en Ginebra podr¨ªa permitir abordar ese reajuste con la colaboraci¨®n de Teher¨¢n. La posibilidad deber¨ªa ser lo suficientemente atractiva como para que Obama pudiese encontrar a¨²n aliados en el camino.