Los refugiados sirios se resignan a una guerra eterna
Son en total m¨¢s de dos millones, huidos en los mil d¨ªas de revuelta contra Bachar el Asad Han perdido la esperanza de volver pronto a sus hogares y malviven en los pa¨ªses de acogida
¡°En el campo de refugiados aguantamos mientras quedaban esperanzas de que la guerra acabar¨ªa pronto. Al final nos hemos resignado a malvivir en Amm¨¢n¡±. Rahma al Halashi, de 32 a?os, abandon¨® Siria con su marido y tres hijos hace dos a?os. Huy¨® cuando vio al ej¨¦rcito matar a vecinos suyos en plena calle, por haber participado en protestas. Vivi¨® en el campo de Zaatari, en la frontera de Jordania con Siria, durante seis meses. All¨ª tuvo a su cuarto hijo y esper¨® pacientemente a que Bachar el Asad cayera. Al principio recib¨ªa de otros refugiados noticias de avances rebeldes en Alepo, Homs y la provincia de Damasco, donde viv¨ªa. El r¨¦gimen, sin embargo, ha dado muestras de gran resistencia. Han pasado mil d¨ªas desde el inicio de la revuelta y la familia Al Halashi, endeudada, subsiste como puede en Jordania, gracias al empleo ilegal y a algo de caridad.
M¨¢s de 559.000 refugiados sirios viven en Jordania. Al principio, el reino abri¨® sus puertas a quienes hu¨ªan de la guerra. Hace un a?o en una sola noche pod¨ªan atravesar la frontera hasta 4.000 personas. La ¡®primavera ¨¢rabe¡¯ hab¨ªa barrido reg¨ªmenes bien asentados en otros pa¨ªses, como Egipto o Libia. A El Asad parec¨ªan quedarle en el poder meses, si no semanas. Pero, contra muchos pron¨®sticos, el presidente sirio no s¨®lo ha resistido el embiste rebelde. En los ¨²ltimos meses ha ganado terreno y ha evitado incluso un ataque norteamericano que a finales de agosto parec¨ªa inevitable. Ante la posibilidad de que su econom¨ªa se quiebre por el peso los refugiados, Jordania ha decidido cerrar parcialmente la frontera. De siete puntos de paso quedan abiertos tres, en una zona des¨¦rtica del este, cerca de Irak. Hoy, s¨®lo 350 personas de media llegan cada noche.
¡°Hemos entrado en una nueva fase en la que el numero de refugiados que llega no es tan extremadamente alto como el a?o pasado¡±, asegura Andrew Harper, responsable en Jordania de las agencia para los refugiados de Naciones Unidas. ¡°La raz¨®n principal es que Jordania controla ahora m¨¢s la frontera. Sigue abierta, porque siguen llegando refugiados. Pero el gobierno ha dejado claro que no permitir¨¢ que peligre la estabilidad del reino¡±.
El enquistamiento de la guerra siria ha tenido un intenso efecto sobre Jordania. Hace un a?o un aumento del precio del fuel y otros bienes b¨¢sicos provoc¨® una oleada de protestas. En algunas llegaron a participar refugiados sirios. Hoy los jordanos ven en qu¨¦ ha devenido la revuelta popular siria, con sus m¨¢s de 100.000 muertos, y han optado por la continuidad: las manifestaciones se han debilitado. El rey Abdal¨¢ II ha acometido adem¨¢s una serie de incipientes reformas a favor de m¨¢s libertades civiles. Para los jordanos, el mayor problema ahora es el de los refugiados sirios y su peso sobre la econom¨ªa, pues copan el mercado negro de mano de obra barata y han aumentado el precio de la vivienda.
¡°Jordania no nos trata como hermanos¡±, se queja Basha Ataier, de 35 a?os. En la provincia de Damasco ten¨ªa su propio colmado. Un misil lo destruy¨®, junto a su vivienda. En Amm¨¢n limpia casas ilegalmente por 10 d¨ªnares (unos 10,5 euros) al d¨ªa. Vive con su marido, cuatro hijos y la familia entera de su hermana en un peque?o apartamento que cuesta 250 d¨ªnares mensuales. ¡°Desde que llegu¨¦ me han dado una sola vez cajas con comida. Harina y algo m¨¢s¡±, dice. Jordania no permite a los refugiados trabajar. Para abandonar el campo de refugiados, al que se les lleva tras cruzar la frontera, deben encontrar a un patrocinador jordano. Existe, en consecuencia, un mercado negro de pujas por salvoconductos para salir a centros urbanos.
Zaatari lleg¨® a ser el pasado verano el segundo mayor campo de refugiados del mundo, tras el de Dadaab en Kenia. Ten¨ªa 135.000 habitantes. Hoy s¨®lo quedan 80.000. Muchos se han trasladado a centros urbanos, como Irbid o Amm¨¢n. ¡°Los refugiados viven en zonas pobres del pa¨ªs, y copan tambi¨¦n una ayuda que antes recib¨ªan familias jordanas con pocos recursos¡±, explica Ziyad Hammad, director de la organizaci¨®n caritativa Kitab al Sunna, que ayuda a refugiados. ¡°La sanidad es gratuita en Jordania, para todos. Los mismos recursos se reparten ahora entre mucha m¨¢s gente. En las escuelas p¨²blicas jordanas hay 80.000 nuevos alumnos sirios. Y en un pa¨ªs donde un suelo normal es de 500 d¨ªnares, los apartamentos cuestan ahora una media de 250¡±.
Los m¨¢s vulnerables en este ¨¦xodo son mujeres y ni?os. Noor, de 30 a?os, fue detenida por el r¨¦gimen en Homs y maltratada y violada repetidamente por sus carceleros durante cuatro meses. Huy¨® hace un a?o y medio a Jordania, a pie y sin posesi¨®n alguna, ni siquiera pasaporte. Prefiere no revelar su apellido por temor al estigma de la violaci¨®n. Vive en un impoluto apartamento con tres adolescentes a las que cocina y cuida a cambio de alojamiento. ¡°Aqu¨ª no hay futuro. Los jordanos nos miran mal. A m¨ª me dicen que me busque un marido y me largue¡±, a?ade esta refugiada, que se divorci¨® en 2010. Ha decidido irse pero sin sumarse a los 100.000 refugiados que ya han regresado de Jordania a Siria. Si es posible quiere que la agencia de refugiados de la ONU la ayude a reinstalarse en Am¨¦rica o Europa. ¡°En cualquier sitio¡±, dice resignada, ¡°donde pueda recuperar mi humanidad¡±.
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