Una mayor¨ªa heterog¨¦nea para enfrentar las reformas
La coalici¨®n abarca desde democristianos a comunistas
Una de las im¨¢genes m¨¢s llamativas de la propaganda televisiva de Michelle Bachelet en la segunda vuelta fue la del senador democristiano Andr¨¦s Zald¨ªvar abrazando a Guillermo Teillier, diputado y presidente del Partido Comunista. La escena era impensable hasta solo unos a?os atr¨¢s y reflejaba el triunfo pol¨ªtico m¨¢s importante de la socialista desde que en marzo anunci¨® su repostulaci¨®n: en nueve meses de campa?a, la m¨¦dico logr¨® aunar detr¨¢s de su figura a toda la oposici¨®n, desde el centro hasta la izquierda, como nunca antes sucedi¨® en este pa¨ªs desde las primeras elecciones democr¨¢ticas, en 1990.
Bachelet ha refundado a sus 62 a?os la Concertaci¨®n, el conglomerado que gobern¨® Chile durante 20 a?os y que abarc¨® desde la Democracia Cristiana hasta el socialismo. La rebautiz¨® Nueva Mayor¨ªa y su principal novedad es la incorporaci¨®n del Partido Comunista, que en la dictadura opt¨® por el camino armado y desde 1990 hasta 2005 escogi¨® un camino testimonial que se tradujo, en la pr¨¢ctica, en su aislamiento pol¨ªtico. Hace ocho a?os, el PC comenz¨® un lento camino para retomar el papel institucional que cumpli¨® hasta el golpe de 1973.
En la campa?a electoral, los nuevos aliados han tratado de centrarse sobre todo en los objetivos comunes: la reforma tributaria, la reforma de la Constituci¨®n y la de la educaci¨®n p¨²blica, los tres pilares de Bachelet. Las diferencias ideol¨®gicas que existen en esta nueva coalici¨®n, sin embargo, son profundas. Por ejemplo, no existe una sola opini¨®n en temas tan sustantivos como el aborto terap¨¦utico, que en Chile est¨¢ penalizado. Uno de los principales interrogantes es si la socialista, como l¨ªder del grupo, ser¨¢ capaz de mantener controladas a sus huestes o si, como sucedi¨® en su Administraci¨®n, sostendr¨¢ una relaci¨®n distante y conflictiva con su propio bloque.
No es n¨ªtida la forma en que quedar¨¢ configurado el mapa de poder dentro del centroizquierda chileno, que obtuvo 68 de los 120 esca?os de la C¨¢mara baja. Hay quienes pretenden que la Democracia Cristiana siga siendo el dique de contenci¨®n desde el centro. Pero existen dirigentes que creen que ya ha llegado el momento de formar un gran partido de izquierda, como el Frente Amplio uruguayo, lo que terminar¨ªa a la larga poniendo en aprietos la identidad democristiana.
Los comunistas, con la esperanza puesta en el triunfo de Bachelet, han programado un Comit¨¦ Central para el s¨¢bado, donde debatir¨¢n aspectos sustantivos de su futuro, como la incorporaci¨®n a un eventual Gobierno. Pese a que no es un asunto que est¨¦ zanjado, todo indica que ganar¨¢ la posici¨®n del presidente Teillier: el diputado, como gran parte de su partido, quiere que los comunistas se incorporen al Gabinete.
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