Un pu?o de hierro resucit¨® a El Asad
En un a?o su r¨¦gimen ha pasado de quedar acorralado en Damasco a verse reforzado militarmente Las partes en conflicto llegan a la cumbre de paz de Suiza sin grandes expectativas
Nadie puede recriminarle que no advirtiera de ello. Hace exactamente un a?o el presidente sirio, Bachar el Asad, detall¨® en uno de sus pocos discursos recientes una hoja de ruta muy clara: su prioridad ser¨ªa restaurar el orden ¡ªsu orden¡ª en el pa¨ªs, y para ello no dudar¨ªa en emplear ¡°un pu?o de hierro¡±. Ese pu?o se siente hoy claramente en la ofensiva militar contra Alepo, golpeado constantemente por rudimentarios y mort¨ªferos barriles explosivos que han diezmado gravemente a la poblaci¨®n civil y que en 15 d¨ªas han provocado al menos 500 fallecidos, entre ellos 150 ni?os. Queda clara la estrategia del r¨¦gimen: s¨®lidamente asentado en Damasco, con el control de la frontera con L¨ªbano, avanza incansable hacia el norte con la voluntad de debilitar a los rebeldes en la frontera con Turqu¨ªa, qued¨¢ndose oportunamente solo ante las milicias yihadistas que le conviene tener en frente, para presentarse como la opci¨®n menos inc¨®moda para la comunidad internacional en el abanico de desastres que consumen a Siria.
En aquel discurso, El Asad advirti¨® contra la intentona de una ¡°conspiraci¨®n extranjera¡± de tomar el control de Siria, haciendo alusi¨®n a la Liga ?rabe e, impl¨ªcitamente, a Arabia Saud¨ª, que apoyan y reconocen a los rebeldes aglutinados en el Ej¨¦rcito Libre y su brazo pol¨ªtico, la Coalici¨®n Nacional Siria. Hoy Siria es de hecho un campo de batalla de fuerzas extranjeras, pero no s¨®lo por los intereses de ese eje ¨¢rabe, sino tambi¨¦n porque el propio presidente ha invitado a luchar con ¨¦l a la alianza chi¨ªta de Ir¨¢n y la milicia libanesa Hezbol¨¢. El equilibrio de poderes, en un a?o, ha cambiado notablemente. De ver c¨®mo las potencias occidentales contaban los d¨ªas para su derrumbe, El Asad acaricia ahora una victoria gracias a la toma de puntos y caminos estrat¨¦gicos como la localidad de Qusair y la cartera de Damasco a la provincia costera de Latakia.
¡°Los saud¨ªes han llegado a la conclusi¨®n de que la toma de Damasco es ya casi imposible¡±, opina Sami Moubayed, analista sirio e investigador en el Instituto Europeo de Investigaci¨®n sobre Cooperaci¨®n Euro-?rabe y el Mediterr¨¢neo. ¡°Los rebeldes respaldados por Arabia Saud¨ª est¨¢n adem¨¢s luchando en dos frentes: contra el r¨¦gimen y contra los grupos yihadistas. Es claramente una batalla cuesta arriba. El problema se encuentra en Arabia Saud¨ª. El rey est¨¢ enfermo. El pa¨ªs est¨¢ en manos de distintos pr¨ªncipes que tienen sus cuentas pendientes con el r¨¦gimen sirio y carecen de una pol¨ªtica unitaria. Mientras, los iran¨ªes est¨¢n decididos a no dar a los saud¨ªes una victoria en Siria¡±.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha contabilizado desde el 15 de diciembre 517 muertos por los mort¨ªferos barriles cargados de explosivos que el r¨¦gimen lanza desde helic¨®pteros en Alepo. Esa carnicer¨ªa presagia muy malos resultados en la esperada cumbre de paz que tendr¨¢ lugar en Suiza el 22 de enero, a la que en principio acudir¨¢n representantes del r¨¦gimen y la Coalici¨®n Nacional Siria. Estados Unidos y la Uni¨®n Europea no saben qu¨¦ esperar de esa cumbre, pues ninguna de las partes quiere hablar de reconciliaci¨®n.
¡°No estoy seguro de que se vaya a ver paz alguna en Siria, o que las conversaciones de paz vayan a dar resultado alguno, si no se frena al r¨¦gimen¡±, asegura a este diario Sinan Hatahet, portavoz de la opositora Coalici¨®n Nacional. ¡°Las pasadas semanas hemos visto un incremento de ataques contra civiles como pocos en este conflicto. ?C¨®mo vamos a hablar as¨ª de reconciliaci¨®n? No puede haberla hasta que el r¨¦gimen entienda que est¨¢ llegando a su fin en el plano pol¨ªtico y el militar¡±.
Ese fin del r¨¦gimen, sin embargo, es hoy en d¨ªa nada m¨¢s que un deseo opositor. Y en las conversaciones de paz no tendr¨¢ presencia alguna un actor ya protagonista en este conflicto: las brigadas yihadistas que se nutren de islamistas extranjeros y han impuesto su estricta interpretaci¨®n de la ley isl¨¢mica en los bastiones que controlan, como Raqqa, al norte.
Hace un a?o, los rebeldes trataban de llevar su lucha hasta el coraz¨®n mismo del r¨¦gimen, haciendo escaramuzas cerca de la capital. Sab¨ªan que El Asad depende altamente de la intensidad de su control sobre Damasco. ¡°El a?o pasado comenz¨® con el r¨¦gimen perdiendo el control del pa¨ªs y los rebeldes reforzados en las fronteras del sur y, sobre todo, del norte. Ahora los rebeldes han quedado notablemente debilitados por la presencia entre sus rangos de yihadistas¡±, asegura el historiador y profesor en la universidad de Harvard Roger Owen. ¡°Ahora El Asad tiene sus miras puestas en esas fronteras. Es su prioridad reforzarse cerca de Turqu¨ªa. Y lo importante es que tiene un ej¨¦rcito lo suficientemente fuerte como para seguir ganando terreno. Incluso ha llegado a emplear el terror de las armas qu¨ªmicas. Eso da idea de su propia determinaci¨®n¡±.
Pero ni siquiera el uso de armas qu¨ªmicas ha sido el catalizador que los rebeldes esperaban. Barack Obama prometi¨® actuar si El Asad las empleada. Los informes de Naciones Unidas indican, de forma indirecta, que la emple¨® varias veces, y que s¨®lo en la provincia de Damasco, en agosto, provocaron cientos de muertes entre la poblaci¨®n civil. Pero en lugar de atacar a Damasco con misiles, la Casa Blanca acept¨® entrar en negociaciones con el r¨¦gimen con la mediaci¨®n de Rusia, que logr¨® el desarme qu¨ªmico que ahora est¨¢ en marcha. Su arsenal es uno de los mayores del mundo. Pero en los recientes meses ha quedado claro que El Asad no lo necesita para seguir golpeando a las zonas disputadas con su tan anunciado pu?o de hierro.
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