Emigrantes africanos varados en Libia frente al sue?o europeo
Unas 1.500 personas entran en el pa¨ªs ¨¢rabe cada d¨ªa para emigrar a Italia De los 32.000 inmigrantes que intentaron cruzar en 2013 a Europa, 700 fallecieron
¡°En la vida tienes que aprovechar las oportunidades para conseguir algo mejor¡±, dice Osman, emigrante gambiano de 21 a?os, ¡°a veces tienes que arriesgar lo que sea para lograr lo que quieres, y lo que quiero es llegar a Europa¡±. ¡°A veces¡±, contin¨²a, ¡°tienes que arriesgar tu vida, pero morir nunca es tu intenci¨®n¡±. Osman lo intent¨® pero no lo logr¨®. El bote en el que se hab¨ªa embarcado en una playa de Libia hacia el sue?o europeo fue detectado por los guardacostas. Al menos sobrevivi¨® al intento. Muchos otros no lo hacen.
Hasta octubre de 2013, de las 32.000 personas que han intentado llegar a Europa, m¨¢s de 700 han perdido la vida, seg¨²n el recuento de Frontex, la agencia europea para la protecci¨®n de fronteras que colabora con el Gobierno libio en la contenci¨®n de la inmigraci¨®n a trav¨¦s de EUBAM, una misi¨®n de entrenamiento de guardias fronterizos.
¡°Trabajamos con la guardia costera, la guardia fronteriza y la polic¨ªa de aduanas¡±, confirma la portavoz de la misi¨®n, ¡°el mandato se restringe a seguridad fronteriza¡±. Los alrededor de 300 kil¨®metros de Mediterr¨¢neo que separan Libia de Lampedusa y Malta son una de las fronteras m¨¢s monitorizadas del mundo. Lo que ocurre de puertas para adentro, sin embargo, se queda en casa.
Dos d¨ªas despu¨¦s de su aventura, Osman se sacude la humedad. ?l y los otros 179 inmigrantes que se apelotonan contra las paredes del centro de detenci¨®n temporal de Abu Salim, un suburbio de Tr¨ªpoli, no han pegado ojo por culpa de los litros de lluvia que se cuelan por el tejado. La tormenta les pod¨ªa haber pillado en alta mar.
¡°Necesitamos volver a nuestra tierra¡±, finiquita Labil, de 19 a?os. El joven lucha contra el fr¨ªo en manga corta y con un solo guante mientras su compatriota Jiby John, de 22 a?os, se desvive por un cigarro con el que olvidarse del hambre. En todo el d¨ªa ha comido una barra de pan con un quesito: ¡°Todos estamos de acuerdo: si nos llevan de vuelta a Gambia no vamos a volver aqu¨ª, ni siquiera a Italia¡±.
Abu Salim no es un centro de alojamiento, denominaci¨®n oficial de los locales en los que se api?an los inmigrantes arrestados en el mar o en redadas en las rotondas de Tr¨ªpoli, donde se congregan cada ma?ana esperando un patr¨®n. ¡°No est¨¢ preparado para que pasen ni una noche¡±, denuncia el propio Al¨ª Milya, responsable de la brigada de extranjer¨ªa de la Polic¨ªa libia que gestiona el lugar. Abu Salim apenas sirve para agrupar la miseria de docenas de africanos antes de derivarlos a otros antros desde donde deportarlos (en el mejor de los casos) o, simplemente, acumularlos.
Con poco m¨¢s de seis millones de habitantes, empleados en su mayor¨ªa en los servicios y la industria petrol¨ªfera, Libia ha sido tradicionalmente un pa¨ªs receptor de extranjeros. Unas 1.500 personas atraviesan cada d¨ªa por alg¨²n punto de los 4.300 kil¨®metros de frontera, en su mayor¨ªa abierta en mitad del desierto, seg¨²n el Consejo Dan¨¦s de los Refugiados (DRC). Hasta la primavera ¨¢rabe, en 2011, los datos bailaban entre 1,5 y 2,5 millones de personas cuya situaci¨®n jam¨¢s se preocup¨® de regularizar el r¨¦gimen de Muamar el Gadafi.
La herencia normativa, dos a?os despu¨¦s de la revoluci¨®n que puso fin a cuatro d¨¦cadas de dictadura, es lamentable: no se ha implementado ley alguna concerniente a pol¨ªtica migratoria.
En Guery¨¢n, a 80 kil¨®metros al sur de la capital, la desolaci¨®n en la voz de los 18 africanos que hacen cola para recibir el rancho es tan opresiva como el olor a cuadra dentro del barrac¨®n. All¨ª, Destiny, nigeriano de 37 a?os, da vueltas a qu¨¦ pasar¨¢ con su familia si lo expulsan. ¡°Tengo esposa y un hijo en Tr¨ªpoli, no saben nada de m¨ª, no me dejan llamar¡±, protesta. ¡°Mi mujer no trabaja, no pueden simplemente mandarme a Nigeria, no puedo abandonarla¡±.
Las opciones son pocas tras cuatro meses retenido. Algunos inmigrantes han estado encerrados m¨¢s de un a?o, entre ellos menores como Aout, eritreo de 15 a?os. Las repatriaciones, de las que el Estado no es capaz de hacerse cargo, dependen de organismos como la Organizaci¨®n Internacional para la Migraci¨®n, que en el ¨²ltimo a?o ha devuelto a 800 personas a sus pa¨ªses.
Nigel Clarke, jefe de misi¨®n de DRC, reconoce que la pol¨ªtica europea en Libia parece ¡°ampliamente concebida desde una perspectiva de seguridad fronteriza¡±. ¡°La agenda y la financiaci¨®n lo reflejan¡±. La organizaci¨®n recibe un mill¨®n de euros de la UE, muy por debajo de los 30 millones anuales que asigna a EUBAM.
Emmanuele Gignac, responsable de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, es m¨¢s incisivo. ¡°Hay un gran inter¨¦s en Europa por apoyar a Libia en la gesti¨®n del flujo migratorio, pero en la frontera. A¨²n estamos lejos de conseguir algo [en cuanto a derechos humanos], especialmente en lo que se refiere a refugiados¡±. Seg¨²n sus datos, son en torno al 60% de quienes intentan cruzar el mar, provenientes de Somalia o Eritrea, y, desde el estallido de la guerra civil, de Siria. Acnur ha registrado m¨¢s de 30.000 solicitantes de asilo y refugio en 2013, pero Libia no reconoce ese estatus: la ¨²nica diferencia con el resto de inmigrantes es que no se les puede deportar.
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