Una empleada del hogar desata una crisis diplom¨¢tica entre EE UU e India
Washington fuerza a volver a Nueva Delhi a una vicec¨®nsul acusada de pagar por debajo del salario m¨ªnimo a su trabajadora

En el tablero de la diplomacia internacional las teor¨ªas se evaporan r¨¢pidamente. Lo que te¨®ricamente eran unas muy buenas y s¨®lidas relaciones bilaterales entre Estados Unidos e India se han visto gravemente afectadas por un episodio personal de una diplom¨¢tica india. Un asunto aparentemente menor -la situaci¨®n laboral de una empleada del hogar- ha desatado la ira de las autoridades de Nueva Delhi y ha hecho aflorar discrepancias mucho m¨¢s profundas. Casi un mes despu¨¦s de su estallido, la pol¨¦mica no ha cesado de crecer y ahora se encuentra en un momento clave tras la salida de la diplom¨¢tica de EE UU.
El caso tiene su origen en el 12 de diciembre, cuando la vicec¨®nsul india Devayani Khobragade fue detenida en Nueva York acusada de mentir en la tramitaci¨®n de un visado para que su empleada del hogar india residiera en EE UU y de pagarle por debajo del salario m¨ªnimo. La pol¨¦mica la gener¨® no solo el mero arresto -Khobragade alega que deber¨ªa gozar de inmunidad diplom¨¢tica- sino, sobre todo, las quejas por el trato que le dispens¨® la Polic¨ªa. La vicec¨®nsul, de 39 a?os, asegura que fue detenida y esposada cuando dejaba a su hija en el colegio, y tras el arresto fue cacheada intensamente por los agentes, que le hicieron sacarse algunas de sus prendas, y fue encerrada en una celda con criminales comunes y drogadictos. Fue liberada tras pagar una fianza de 250.000 d¨®lares. Seg¨²n las autoridades policiales, el trato que recibi¨® Khobragade fue el habitual.
La investigaci¨®n judicial lleg¨® el jueves a un momento decisivo cuando un jurado federal de Nueva York inculp¨® a la diplom¨¢tica de los cargos de mentir en la solicitud de visado y realizar testimonios falsos sobre el sueldo de su empleada, por los que podr¨ªa afrontar hasta quince a?os de c¨¢rcel. En paralelo, se origin¨® una rocambolesca soluci¨®n pol¨ªtica para evitar el procedimiento judicial: la Administraci¨®n de Barack Obama acept¨® la petici¨®n india de que Khobragade fuese acreditada como representante en Naciones Unidas, donde los diplom¨¢ticos gozan de m¨¢s inmunidad que como c¨®nsules, pero pidi¨® e India que no aplicara dicha inmunidad. Nueva Delhi lo rechaz¨® y esto provoc¨® que Washington pidiera a Khobragade que abandonara Estados Unidos, lo que hizo el jueves por la noche a bordo de un avi¨®n hacia India. Seg¨²n su abogado, se march¨® ¡°con la cabeza alta¡± y convencida de su inocencia.
Tras su salida, no est¨¢ nada claro c¨®mo queda su procedimiento judicial y si en el futuro podr¨¢ volver a EE UU, lo que, por ahora, parece improbable. La vicec¨®nsul viv¨ªa en Nueva York con su marido e hijos, que tambi¨¦n tienen previsto marcharse a India. ¡°Tras su salida podr¨ªa ser emitida una orden de arresto y si trata de entrar de vuelta a Estados Unidos podr¨ªa ser detenida¡±, avis¨® en un comunicado la delegaci¨®n estadounidense en la ONU, informa Reuters. Por su parte, el fiscal federal en el caso, Preet Bharara, subray¨® que la inmunidad no es retroactiva y que la imputaci¨®n se mantendr¨¢ siempre que pueda ser juzgada en un estatus sin protecci¨®n diplom¨¢tica.
Tambi¨¦n resulta una inc¨®gnita si el retorno de Khobragade a su pa¨ªs calmar¨¢ los ¨¢nimos de las autoridades indias, que se enfurecieron r¨¢pidamente con el arresto y que desde entonces han ido tomando represalias contra EE UU como medida de presi¨®n para que el caso fuera cerrado. De momento, el Gobierno de Manmohan Singh pidi¨® este viernes a la Embajada estadounidense en Nueva Delhi que retire a un diplom¨¢tico del mismo rango como medida rec¨ªproca. EE UU acept¨® que se retirara a uno de sus diplom¨¢ticos aunque lamenta esta petici¨®n y define la situaci¨®n actual como un "desaf¨ªo" para las relaciones entre ambos pa¨ªses, seg¨²n ha confirmado este viernes el Departamento de Estado.
La ira del Gobierno indio y de las principias fuerzas pol¨ªticas -que est¨¢n exprimiendo la pol¨¦mica con las elecciones presidenciales de mayo a la vista- parece deberse a una sensaci¨®n de humillaci¨®n y a la constataci¨®n de que las relaciones entre ambos pa¨ªses no eran tan de igual a igual como quer¨ªan creer. En las ¨²ltimas semanas las autoridades han ido sacando privilegios a los diplom¨¢ticos norteamericanos que trabajan en India al quedar patente que los suyos gozan de muchos menos en EE UU: han pedido a la Embajada estadounidense en Nueva Delhi que finalice las actividades comerciales que realiza en su recinto, como un restaurante y un bar al que acuden expatriados; han anulado todo trato especial a los autom¨®viles de los diplom¨¢ticos y han retirado las vallas de seguridad en los alrededores de la Embajada. En paralelo a estas medidas de castigo, han tenido lugar protestas callejeras en que se han quemado s¨ªmbolos estadounidenses y las declaraciones p¨²blicas han ido subiendo de tono. Como r¨¦plica, altos cargos de la Administraci¨®n Obama han pospuesto visitas previstas a India.
Y lejos del malestar puntual que pudo parecer en un primer momento, el arresto de la vicec¨®nsul ha desembocado en una espinosa crisis diplom¨¢tica, que no tiene precedentes en las relaciones entre ambos pa¨ªses en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas y que llega en un momento delicado. La diplomacia estadounidense est¨¢ perdiendo influencia, sobre todo en Oriente Pr¨®ximo -tras el fiasco de la intervenci¨®n militar en Siria y la inestabilidad creciente en Egipto, Libia, L¨ªbano e Irak- y tambi¨¦n en su rol en Asia Central, donde Washington acumula un distanciamiento con Pakist¨¢n por el uso generalizado de ¡®drones¡¯ y la lucha contra Al Qaeda; y asiste impasible el caos permanente en que est¨¢ sumido Afganist¨¢n en un a?o clave, en el que las tropas de EE UU abandonar¨¢n el pa¨ªs.
El caso de Khobragade ha socavado, por tanto, la confianza con un aliado clave en la regi¨®n. La relaci¨®n con India versa en un amplio abanico de asuntos de vital importancia para Washington, como la estabilidad en Afganist¨¢n y Pakist¨¢n (enemigo de Nueva Delhi), el auge de China, la lucha contra el terrorismo internacional o la proliferaci¨®n nuclear (India, igual que Pakist¨¢n dispone de capacidad at¨®mica). En 2008 Washington y Nueva Delhi firmaron un hist¨®rico acuerdo de cooperaci¨®n nuclear civil, que supuso el inicio de una nueva era diplom¨¢tica de primer nivel y mayor entendimiento. Esto no ha impedido, sin embargo, que en los ¨²ltimos a?os hayan discrepado en algunas cuestiones como el cambio clim¨¢tico, las restricciones al comercio internacional o la guerra en Siria. Pero sin llegar, en ning¨²n caso, a la tensi¨®n generada por el arresto de la vicec¨®nsul.
¡°Ha habido torpeza en ambos lados¡±, considera Ron Somers, presidente del Consejo Empresarial EE UU ¨C India, respecto al episodio Khobragade. ¡°Ahora realmente necesitamos generar confianza y hacer una mirada introspectiva sobre si realmente creemos en lo que decimos cuando hablamos de una alianza estrat¨¦gica y sobre c¨®mo llegamos a ella¡±, dijo el jueves en un seminario.
Tras la detenci¨®n de la vicec¨®nsul, el Departamento de Estado trat¨® de calmar los ¨¢nimos de Nueva Delhi pero, despu¨¦s de que el ministro de Exteriores indio rechazara atender una llamada telef¨®nica del secretario de Estado de EE UU, John Kerry, evit¨® implicarse p¨²blicamente en el caso y pas¨® buena parte de la responsabilidad a la arena judicial, aunque finalmente ha maniobrado otorgando a Khobragade la plaza en la ONU que le daba m¨¢xima inmunidad pero forz¨¢ndola a continuaci¨®n a abandonar EE UU. Tras el desplante telef¨®nico, Kerry se comunic¨® con un responsable de seguridad indio y le manifest¨® su ¡°arrepentimiento¡± por el incidente, pero no ha llegado la disculpa oficial que reclama Nueva Delhi ni la retirada de todos los cargos contra la vicec¨®nsul.
El caso, sin embargo, va mucho m¨¢s all¨¢ de la pol¨¦mica por la detenci¨®n y revela una profunda problem¨¢tica cultural y laboral: c¨®mo algunos empleados del hogar que se traen los diplom¨¢ticos de sus pa¨ªses de origen no gozan de las condiciones laborales exigidas en EE UU. La empleada de Khobragade lleg¨® a Nueva York en noviembre de 2012 y decidi¨® fugarse en junio harta de comprobar que no cobraba lo pactado. En julio contact¨® con una entidad civil que lucha contra el tr¨¢fico humano que la ayud¨® a iniciar el proceso judicial contra la vicec¨®nsul. Seg¨²n el acta de acusaci¨®n, Khobragade dijo en el formulario de visado para su empleada que le pagar¨ªa un salario de 9,75 d¨®lares la hora, cuando en realidad le abonaba 30.000 rupias mensuales, lo que supone 3,33 d¨®lares si se trabajan 40 horas a la semana. Pero, la v¨ªctima trabajaba en torno a 100 horas por semana, sin d¨ªas libres, por lo que su sueldo era de poco m¨¢s de un d¨®lar la hora. Adem¨¢s su pasaporte fue retenido y su familia en India recibi¨® presiones para que retirara las acusaciones. La duda ahora es cu¨¢nto durar¨¢n los coletazos de esta crisis diplom¨¢tica y si las relaciones recuperar¨¢n su te¨®rico esplendor.
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