Trabajo en EE UU pero con las condiciones de un pa¨ªs en desarrollo
El caso de la vicec¨®nsul india revela la vulnerabilidad y el p¨¦simo trato que sufren algunas empleadas del hogar de diplom¨¢ticos
Visto desde fuera uno podr¨ªa pensar que para una empleada del hogar de un pa¨ªs en desarrollo venir a Estados Unidos a trabajar para un diplom¨¢tico supone una valiosa oportunidad laboral y personal. Para muchas seguramente sea as¨ª, pero para otras tantas el panorama real es mucho peor del imaginado y su experiencia puede convertirse en un aut¨¦ntico infierno, del que es muy dif¨ªcil escapar. Detr¨¢s del reciente caso de la vicec¨®nsul india en Nueva York, que ha sido expulsada de EE UU tras ser acusada de mentir en la tramitaci¨®n de un visado para que su empleada dom¨¦stica india residiera en el pa¨ªs y de pagarle por debajo del salario m¨ªnimo, subyace una problem¨¢tica profunda y antigua sobre la violaci¨®n de las condiciones laborales de estas trabajadoras.
Las cifras son alarmantes. En la ¨²ltima d¨¦cada, se han registrado 21 procesos judiciales con acusaciones de tr¨¢fico humano contra diplom¨¢ticos o trabajadores extranjeros en organismos internacionales en EE UU, seg¨²n datos del Human Trafficking Pro Bono Legal Center, una organizaci¨®n civil con sede en Washington que asesora legalmente a las empleadas del hogar extranjeras. Los casos van m¨¢s all¨¢ de no respetar el salario m¨ªnimo -lo que puede avanzar en una v¨ªa judicial diferente de la de trata de personas- y versan desde acusaciones de directamente no pagar nada a las empleadas hasta hacerlas trabajar durante horas, no proporcionales una cama o amenazarlas f¨ªsica o verbalmente. En estos 21 episodios, todas las v¨ªctimas son mujeres extranjeras y la mayor¨ªa de los acusados proceden de pa¨ªses en desarrollo, como Ecuador, Bolivia, Filipinas, Tanzania, Uganda, Catar o Kuwait. Y tambi¨¦n de India. De hecho, la vicec¨®nsul Devayani Khobragade -cuya detenci¨®n hace un mes enfureci¨® a Nueva Delhi y desat¨® una espinosa crisis con Washington- es la tercera diplom¨¢tica india afincada en Nueva York que ha sido acusada en los ¨²ltimos a?os de explotar a sus empleadas del hogar.
Las entidades civiles vaticinan que las cifras reales de abusos son mucho m¨¢s elevadas porque la mayor¨ªa de trabajadoras no se atreven a denunciar a sus superiores por el miedo a padecer represalias. De hecho, viven una situaci¨®n de vulnerabilidad y dependencia m¨¢xima, ya que sus visados en EE UU est¨¢n totalmente vinculados a los de sus empleadores. ¡°Si dejan su trabajo pierden su permiso de residencia en EE UU y no quieren quedarse indocumentadas ante el miedo de ser deportadas¡±, advierte en conversaci¨®n telef¨®nica Martina E. Vandenberg, presidenta y fundadora del Pro Bono Legal Center. ¡°Les es muy dif¨ªcil denunciarlo porque est¨¢n aisladas, viven con sus empleadores y muchas no dominan el ingl¨¦s ni conocen el funcionamiento del sistema judicial¡±, a?ade, por su parte, Avaloy Lanning, directora del programa contra el tr¨¢fico humano de Safe Horizon, la organizaci¨®n que ha gestionado la acusaci¨®n legal de Sangeeta Richard, la trabajadora de la vicec¨®nsul india.
Richard dej¨® de lado estos miedos y dificultades, y tuvo el coraje suficiente de pedir ayuda para denunciar la explotaci¨®n que sufr¨ªa. Tras llegar a Nueva York en noviembre de 2012, a los siete meses decidi¨® fugarse de la casa de Khobragade harta de comprobar que no cobraba lo pactado. En julio contact¨® con Safe Horizon que la ayud¨® a iniciar el procedimiento contra la vicec¨®nsul. Seg¨²n el acta de acusaci¨®n, Khobragade dijo en el formulario de visado para su empleada que le pagar¨ªa un salario de 9,75 d¨®lares la hora -acorde a la legislaci¨®n norteamericana-, cuando en realidad le abonaba 30.000 rupias mensuales, lo que supone 3,33 d¨®lares si se trabajan 40 horas a la semana. La v¨ªctima, sin embargo, lo hac¨ªa en torno a 100 horas por semana, sin d¨ªas libres, por lo que su sueldo era de poco m¨¢s de un d¨®lar la hora. En India el salario m¨ªnimo es de alrededor de 1,8 d¨®lares al d¨ªa, por lo que el est¨¢ndar por hora es infinitamente menor al norteamericano. Adem¨¢s el pasaporte de la empleada del hogar fue retenido y su familia en India recibi¨® presiones para que retirara las acusaciones. Ahora, tras el retorno de la vicec¨®nsul a Nueva Delhi, el proceso judicial ha quedado totalmente paralizado y todo apunta que as¨ª permanecer¨¢ sine die. De momento, las autoridades de EE UU han otorgado a Richard un visado de residencia especial para v¨ªctimas de tr¨¢fico humano, que no tiene fecha de caducidad.
Tanto el sueldo bajo como las horas extras y la retenci¨®n del pasaporte vulneran la ley, endurecida en 2008, que protege a los trabajadores extranjeros que llegan a EE UU de la mano de personal diplom¨¢tico. La activista Vandenberg revela que lamentablemente siempre han existido casos de violaciones de las condiciones laborales de las empleadas del hogar de diplom¨¢ticos, pero subraya que la legislaci¨®n de 2008 ha supuesto un verdadero punto de inflexi¨®n en el respeto a sus derechos. ¡°Ahora cada empleada tiene que tener un contrato que respete la ley norteamericana para poder obtener un visado¡±, destaca.
Adem¨¢s, desde entonces el Departamento de Estado ha emitido circulares en las que informa claramente a las representaciones extranjeras en EE UU de los derechos de las trabajadoras del hogar, del sueldo m¨ªnimo que deben percibir seg¨²n su ciudad de residencia y de que solo pueden traerse a sus empleadas los diplom¨¢ticos de cierto rango que demuestren que pueden pagarles el sueldo m¨ªnimo legal en Estados Unidos. ¡°El Departamento de Estado recuerda de manera regular y proactiva a las misiones diplom¨¢ticas los requisitos para emplear a trabajadores dom¨¦sticos en EE UU¡±, afirma un portavoz oficial en una respuesta por correo electr¨®nico.
Las ¨²ltimas estad¨ªsticas de la Administraci¨®n norteamericana sobre este asunto son precisamente de 2008, por lo que no se puede calibrar el impacto que ha tenido el endurecimiento normativo. Pese a ello, las cifras ya eran de por si significativas: un total de 42 diplom¨¢ticos afincados en EE UU fueron acusados de abusar de las empleadas extranjeras que hab¨ªan tra¨ªdo al pa¨ªs entre los a?os 2000 y 2008. Cerca de un tercio de los acusados proced¨ªan de ?frica, mientras que un 15% de Asia y un 2,5% de Europa.
A la vulnerabilidad que padecen estas trabajadoras, se le a?ade otro factor que complica a¨²n m¨¢s el respeto a sus derechos laborales: la enorme protecci¨®n diplom¨¢tica de sus empleadores. En el caso de la vicec¨®nsul, seg¨²n explica Vandenberg, gozaba de inmunidad en su horario laboral de lunes a viernes, por lo que su vida privada quedaba al margen. Pese a ello, pidi¨® que la trasladaran a la delegaci¨®n india en Naciones Unidas, donde la protecci¨®n es mucho m¨¢s completa. Despu¨¦s de que fuera imputada por la Justicia, EE UU accedi¨® a ello pero a continuaci¨®n pidi¨® a India que le retirara dicha inmunidad para hacer frente al proceso en los tribunales. Nueva Delhi lo rechaz¨® y Washington respondi¨® reclamando su salida del pa¨ªs, lo que hizo el pasado d¨ªa 9.
La activista legal critica que el de la diplom¨¢tica india es el modo de actuaci¨®n habitual y que la mayor¨ªa de los acusados acaban march¨¢ndose de EE UU, por lo que logran escapar del cerco judicial. Esto supone, denuncia, una violaci¨®n de la convenci¨®n internacional sobre inmunidad diplom¨¢tica, pues establece que la protecci¨®n ¡°no es para el beneficio del individuo sino del estado¡± y, por ende, los pa¨ªses deber¨ªan retirarles la inmunidad a sus diplom¨¢ticos inculpados de un delito. As¨ª sucedi¨®, por ejemplo, en 2012 con el embajador de Mauricio en EE UU. Su pa¨ªs le levant¨® la inmunidad completa de la que gozaba despu¨¦s que Washington se lo pidiera al estar acusado de pagar a su empleada del hogar filipina por debajo del salario m¨ªnimo. El embajador se declar¨® culpable y abon¨® una compensaci¨®n de cerca de 30.000 d¨®lares. Otros diplom¨¢ticos de Taiwan e Italia tambi¨¦n se han declarado culpables por casos parecidos en los ¨²ltimos a?os en Estados Unidos.
Y ahora que empieza a amainar la tormenta de las ¨²ltimas semanas, tanto Human Trafficking como Safe Horizon deploran que la vicec¨®nsul india haya salido inmune de explotar a su empleada dom¨¦stica, pero conf¨ªan en que la repercusi¨®n pol¨ªtica y medi¨¢tica del caso mande un ¡°mensaje claro¡± a otros diplom¨¢ticos y suponga un potente detonante para lograr un mayor respeto a los derechos laborales de estas trabajadoras.
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