Malas experiencias con Espa?a
Rachid Ghanouchi, el l¨ªder del partido islamista tunecino Ennahda, relata c¨®mo fue expulsado en 1995
¡°Yo tuve mucha suerte cuando me expulsaron de Espa?a¡±. Rachid Ghanouchi, de 72 a?os, se r¨ªe abiertamente cuando recuerda aquel episodio, en 1995, cuando la polic¨ªa le ech¨® el guante en C¨®rdoba al t¨¦rmino de la primera jornada de un congreso titulado ¡°El islam frente a la modernidad¡±, organizado por la Universidad I sl¨¢mica Internacional Averroes.
¡°Me trataron con mucha educaci¨®n¡±, recuerda el l¨ªder de Ennahda, el gran partido islamista tunecino que ha gobernado el pa¨ªs durante m¨¢s de dos a?os y que cuenta con la mayor¨ªa relativa en el Parlamento unicameral. ¡°Los polic¨ªas que me condujeron en coche al aeropuerto de Madrid me explicaron que se les hab¨ªa comunicado que yo dispon¨ªa de dos pasaportes con nombres no coincidentes¡±, prosigue. ¡°Era un pretexto¡±.
¡°Les contest¨¦ que solo ten¨ªa un pasaporte que era el de refugiado de Naciones Unidas¡±, afirma Ghanouchi, que entonces llevaba ya cuatro a?os exiliados en Londres. ¡°Y les dije que ten¨ªa suerte porque siglos atr¨¢s hab¨ªan sido expulsados de Espa?a cientos de miles de musulmanes de forma menos educada¡±, a?ade ri¨¦ndose. ¡°Supongo que eso de los dos pasaportes era una insidia de Ben Ali¡±, el dictador tunecino. Tres lustros despu¨¦s de aquel suceso, los ministros islamistas tunecinos fueron recibidos en Espa?a con todos los honores.
Ghanouchi habla ingl¨¦s ¡ªvivi¨® 20 a?os en Londres¡ª y algo de franc¨¦s porque estudi¨® en La Sorbona de Par¨ªs. Pero para la conversaci¨®n ha mandado venir a un int¨¦rprete de lujo, Ridha el Barouni, de 53 a?os, miembro del bur¨® ejecutivo de Ennahda, que residi¨® 23 a?os en Valencia antes de poder regresar a su pa¨ªs en 2011.
El Barouni era un joven militar de 28 a?os que, junto con otros compa?eros de armas, huy¨® a Valencia en 1988 donde tambi¨¦n se exili¨® entonces Hamadi Jebali, m¨¢s tarde primer ministro islamista (2011-2013). Obtuvo en 1994 el estatuto de refugiado, pero el Centro Nacional de Inteligencia, el servicio secreto espa?ol, pidi¨® en abril de 2005 que se le retirase porque supon¨ªa ¡°un riesgo para la seguridad nacional¡± a causa de sus supuestos lazos con el terrorismo por los que nunca fue imputado. Era un a?o despu¨¦s de los atentados del 11-M y a los islamistas se les vigilaba de cerca.
La Comisi¨®n Interministerial de Asilo y Refugio de Espa?a le suspendi¨® el estatuto en junio de ese a?o y el Consejo de Ministros ratific¨® esa decisi¨®n, pese a la movilizaci¨®n de opositores tunecinos, muchos de ellos laicos, y a intelectuales europeos que le defendieron en una carta enviada al presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. El Gobierno espa?ol, sin embargo, no lleg¨® a expulsarle y le permiti¨® quedarse como mero inmigrante.
Le coloc¨® as¨ª en un limbo jur¨ªdico. ¡°Las autoridades de T¨²nez no me daban pasaporte y, en consecuencia, no pod¨ªa regularizar mi situaci¨®n en Espa?a como inmigrante, no pod¨ªa trabajar legalmente¡±, subraya El Barouni. Recurri¨® la decisi¨®n del Consejo de Ministros al Tribunal Supremo, pero este la confirm¨® en 2008. ¡°Los socialistas hablan mucho de derechos, pero a la hora de la verdad¡¡±, se queja el int¨¦rprete.
No solo los islamistas tunecinos padecieron las consecuencias de la cordial relaci¨®n que los sucesivos gobiernos espa?oles mantuvieron con la dictadura de Ben Ali. En noviembre de 2010, un mes antes de que estallase la revoluci¨®n, IFEX, una peque?a ONG canadiense, quiso organizar en Madrid una reuni¨®n de opositores tunecinos exiliados, pero tambi¨¦n de dentro del pa¨ªs. A estos ¨²ltimos, Asuntos Exteriores les deneg¨® el visado.
Acaso para hacer olvidar todos esos malos tragos Zapatero ofreci¨® a T¨²nez, durante una visita cuatro meses despu¨¦s de la abortada reuni¨®n de Madrid, una l¨ªnea de cr¨¦dito de 300 millones de d¨®lares. Dijo entonces se ayudar¨ªa a ¡°consolidar la democracia¡± que se empezaba a gestar tras la ca¨ªda de la dictadura el 14 de enero de 2011.
El plan director de la cooperaci¨®n espa?ola que el Gobierno del Partido Popular empez¨® a aplicar a principios del a?o pasado prev¨¦, en cambio, suspender la ayuda a 27 pa¨ªses y entre los cinco primeros de esa lista figuraba aquel en el que arranc¨® la primavera ¨¢rabe. La Agencia Espa?a de Cooperaci¨®n Internacional ha cerrado pr¨¢cticamente su delegaci¨®n en T¨²nez.
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