¡°El dinero no est¨¢ aqu¨ª¡±
Las Islas V¨ªrgenes Brit¨¢nicas defienden la legalidad de su sistema mercantil que permite crear empresas opacas
Son las nueve de la ma?ana en Road Town, capital de T¨®rtola, la principal de las Islas V¨ªrgenes Brit¨¢nicas. El sol ya est¨¢ alto y unos adolescentes negros ataviados con uniformes azules, siguiendo la moda brit¨¢nica, se dirigen hacia el instituto Elmore-Stoutt.
Las chicas han acortado sus faldas demasiado. Los chicos llevan pantalones de cintura baja. Colleen Scatliffe-Edwards, profesora del colegio, reclama silencio. Por las ventanas abiertas, se oye el canto de un gallo.
"Las Islas V¨ªrgenes acaban de sufrir un hurac¨¢n. Y este hurac¨¢n tiene un nombre: ?I-C-I-J!", lanza la profesora, separando cada letra del consorcio de investigaci¨®n estadounidense que denunci¨® en abril de 2013 el uso fraudulento de empresas tapadera en los para¨ªsos fiscales.
"El ICIJ nos ha perjudicado", prosigue. "Tenemos que defendernos, si no perderemos nuestros empleos y nuestros recursos. ?Lo sab¨¦is?"
¨C "?S¨ª, profesora!", responde a coro la clase.
¨C "?Queremos dinero sucio y corrupci¨®n aqu¨ª?".
¨C "?No! El objetivo de las Islas V¨ªrgenes es garantizar la confidencialidad y la protecci¨®n de los inversores que domicilian empresas en nuestro pa¨ªs", recitan al un¨ªsono los estudiantes.
¨C "?Qui¨¦n recauda los impuestos?", pregunta la se?ora Scatliffe-Edwards. "Los Gobiernos, ?verdad?".
¨C "?S¨ª!".
¨C "?A la gente le gusta pagar impuestos?"
¨C "?No!".
¨C "?Entonces no tienen derecho a decidir pagar sus impuestos all¨ª donde hay menos?"
¨C "?S¨ª!".
¨C "La libertad de elegir es un derecho de los ciudadanos", concluye doctamente.
Desde hace un a?o, Scatliffe-Edwards tiene la misi¨®n de impartir una formaci¨®n en finanzas a una primera generaci¨®n de ni?os en T¨®rtola, para que la poblaci¨®n local, negra en un 80%, encuentre un empleo en el sector m¨¢s prometedor de la econom¨ªa.
Porque, aunque las finanzas son beneficiosas para todo el archipi¨¦lago, ya que representan el 60% del PIB y ofrecen a sus 28.000 habitantes un nivel de vida muy superior al de las dem¨¢s islas del Caribe, dan empleo principalmente a extranjeros: abogados y juristas con muchos t¨ªtulos, ingleses, estadounidenses, canadienses...
El t¨ªtulo del manual escolar llama la atenci¨®n: Desmitificar las finanzas. Dicho de otra manera, desenga?ar, mostrar la realidad tal y como es y no como se presenta... ?Propaganda de uso interno?
Este territorio, en el que ondea la bandera brit¨¢nica, aparece en cabeza de la lista de los para¨ªsos fiscales m¨¢s opacos. Acaba de suspender el examen realizado por la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico para analizar el estado de la cooperaci¨®n mundial contra el fraude y la evasi¨®n fiscal. ?Qu¨¦ puede argumentar en su defensa?
"?El dinero no est¨¢ aqu¨ª!, acaba por decir Neil Smith, el secretario de Econom¨ªa de las Islas V¨ªrgenes, al final de una tensa discusi¨®n. "Aqu¨ª registramos empresas para inversores cuya identidad protegemos. No abrimos cuentas bancarias", prosigue el joven ministro, que emplea su tiempo en defender la virtud de las Islas V¨ªrgenes.
"El dinero de estas empresas est¨¢ en Panam¨¢, en Liechtenstein, en Suiza. A veces, incluso en cuentas en Nueva York o en Par¨ªs. En definitiva", afirma, "si buscan dinero sucio, ?no es aqu¨ª donde lo encontrar¨¢n!".
En su despacho, que da a una bah¨ªa turquesa donde fondean barcos de crucero, Smith cuenta como T¨®rtola se aprovech¨® de la ca¨ªda del dictador paname?o Manuel Noriega, en 1989, y de la inestabilidad pol¨ªtica que provoc¨®, para alcanzar el primer puesto en el competitivo mercado de la creaci¨®n de empresas en para¨ªsos fiscales. Y elogia las ventajas del territorio: un derecho de sociedades sencillo, ninguna fiscalidad y unas leyes contra el blanqueo de capitales aprobadas en la d¨¦cada de 1990.
Por tanto, las Islas V¨ªrgenes, con 850.000 empresas y fondos fiduciarios (entre el 25% y el 40% del total mundial), de los que 450.000 est¨¢n activos, vendr¨ªan a ser una isla del tesoro... sin tesoro. Una econom¨ªa virtual, sin activos financieros. Y cometer¨ªamos un error si nos interes¨¢semos demasiado en ese escaparate.
La visita a Road Town, una peque?a localidad tranquila ba?ada por el mar, donde los escasos inmuebles no superan los tres pisos, tiende a confirmar el an¨¢lisis. Hay pocos bancos establecidos, locales en su mayor¨ªa. En cambio, las Trust Incorporation Companies --las empresas que registran los fondos-- est¨¢n por doquier. En cada esquina, llevan su negocio a salvo de las miradas y cierran sus puertas con un perentorio "Entrevistas no".
Desde las revelaciones de las filtraciones sobre los para¨ªsos fiscales, que supuestamente han hecho que el n¨²mero de registros de empresas en las Islas V¨ªrgenes se redujese en un 21% en 2013, se ha dado la consigna de no hablar. La filial de BNP Paribas nos despide con un "No vale la pena llamar a Par¨ªs para conseguir una cita. Dependemos de Jersey y de Singapur", pone como excusa el director de BNP Paribas Trust Corporation.
Son estas trust incorporations, m¨¢s numerosas que las tiendas de alimentaci¨®n, las que garantizan la prosperidad de T¨®rtola. Entregan al Estado una parte de las comisiones que cobran para crear y gestionar los veh¨ªculos en los para¨ªsos fiscales. Las empresas que domicilian no tienen ni oficinas, ni asalariados en la isla. Solo buzones de correos, que, hasta delante de las playas, resguardados bajo unos capiteles, forman parte del mobiliario urbano. Un formulario es suficiente para obtener uno, por 22 d¨®lares al mes.
Estas finanzas casi imperceptibles no molestan a los habitantes de T¨®rtola. "?Los se?ores del mundo de las finanzas? Lo que hacen no es asunto nuestro. Pero es bueno para la isla...", deja caer disimuladamente, en ingl¨¦s criollo, una anciana costurera de dedos cansados, cuyo peque?o puesto en la calle principal est¨¢ rodeado de empresas fiduciarias. "?Sin ellos, no habr¨ªamos llegado aqu¨ª!", coincide "Mister Thomas", que vino de Santa Luc¨ªa para encontrar trabajo en Road Town.
Una econom¨ªa virtual, una caja fuerte vac¨ªa... ?Se puede eximir a las autoridades de su responsabilidad? No, seg¨²n los expertos en la lucha contra la evasi¨®n fiscal, que se?alan el papel central de las Islas V¨ªrgenes en materia de registro de empresas ficticias, empresas tapadera que se pueden crear en menos de 48 horas.
El derecho es tan permisivo y el secreto est¨¢ tan bien protegido all¨ª que facilita la creaci¨®n de este tipo de empresas. Incluso en las que no son simplemente una fachada, la opacidad permite ocultar movimientos fraudulentos. Se dice que, en las Islas V¨ªrgenes, supuestamente una empresa de cada diez esconde el producto de actividades delictivas. Una buena parte de ellas presuntamente presta servicio a las mafias rusa y china.
A pesar de los numerosos acuerdos de intercambio de informaci¨®n firmados por T¨®rtola, son pocas las investigaciones extranjeras que acaban en la identificaci¨®n de los beneficiarios reales. As¨ª, 59 solicitudes francesas han ca¨ªdo en saco roto. O bien la informaci¨®n no est¨¢ disponible, o bien el regulador no tiene acceso a ella. En 2012, se vot¨® una ley que impone a las empresas de registro de fondos fiduciarios la obligaci¨®n de llevar unos registros de accionistas. Apenas se aplica.
"El esquema cl¨¢sico es una empresa en las Islas V¨ªrgenes que crea una empresa en Hong Kong que, a su vez, crea una empresa en China. Todo ello con cuentas en Suiza", explica un experto en fiscalidad. "Eso se llama round trip, o viaje de ida y vuelta, una vuelta al mundo sin moverse".
Martin Kenney conoce todos los trucos de esos viajes inm¨®viles. Desde su despacho de Road Town, adonde a veces llegan amenazas de muerte, el abogado sigue la pista del dinero fraudulento, por cuenta de inversores o de particulares perjudicados. "Si logramos disolver las empresas que se crean aqu¨ª, podemos remontar los circuitos financieros", explica. Temido por la clase pol¨ªtica, solo tiene un aliado: el tribunal de comercio, que le ha permitido a menudo encontrar de nuevo el dinero que se esfum¨®.
Es verdad que no todo es ilegal en las Islas V¨ªrgenes. Algunos abogados con reputaci¨®n de ¨ªntegros se han especializado en la creaci¨®n de agrupaciones temporales entre multinacionales. Robert J.D. Briant, de Conyers Dill & Pearman, se enorgullece de recordar que supervis¨® la creaci¨®n en 2012 de la agrupaci¨®n temporal entre el gigante del petr¨®leo ruso Rosneft y el brit¨¢nico TNK-BP. Una operaci¨®n de 61.000 millones de d¨®lares que no obstante ha despertado muchas dudas fuera de las Islas V¨ªrgenes. "Para este tipo de fusiones transfronterizas, las Islas V¨ªrgenes ofrecen una neutralidad pol¨ªtica y fiscal adecuada", afirma Briant, imperturbable.
No obstante, en las Islas V¨ªrgenes fue donde Bernard Madoff, el mayor estafador de todos los tiempos, encontr¨® el "lugar ideal" para hacer que desapareciera su bot¨ªn. El montaje era tan perfecto que ocupa los d¨ªas y las noches de John Greenwood, un canadiense cincuent¨®n, exbanquero de HSBC en Londres.
Dirige el bufete de abogados Krys & Associates, y trata de recuperar una parte del dinero malversado. "El fondo Fairfield Sentry de Madoff se cre¨® en las Islas V¨ªrgenes", se?ala. "Pero se administraba desde las Bermudas, y las operaciones financieras se realizaban desde Nueva York. Es la misi¨®n m¨¢s importante de mi vida", dice suspirando.
Lorna Smith en su precario para¨ªso
Si hay que conocer a una mujer en T¨®rtola, esa es Lorna Smith, la mujer del primer ministro y directora de una empresa de asesoramiento. Smith, que no tiene un papel oficial, parece dirigir el destino del territorio. Hasta el punto de haber inaugurado en persona la oficina de representaci¨®n de las Islas V¨ªrgenes en Hong Kong en 2013. Y de no perderse ninguna negociaci¨®n diplom¨¢tica sobre el futuro de las "BVI" (British Virgin Islands). Lucha por la defensa de los peque?os para¨ªsos fiscales atacados por los grandes (y malos) pa¨ªses del G-20. Es una causa que defiende apasionadamente.
En su chal¨¦ con piscina en los altos de Road Town, la charla gira en torno al gran peligro para las "BVI": el avance mundial hacia la transparencia, que amenaza el principio de confidencialidad y que podr¨ªa hacer que los s¨²per ricos disminuyesen su demanda de empresas en para¨ªsos fiscales. "El ICIJ nos ha hecho da?o. ?Por qu¨¦ no se habla de los estadounidenses?", pregunta Smith, que lleva un vestido negro ajustado y un collar de perlas. "?Es m¨¢s dif¨ªcil crear una empresa aqu¨ª que en Delaware!". La llegada de un SMS interrumpe sus palabras. La situaci¨®n cambia. "?Me dicen que trabaja usted para los estadounidenses!", suelta, con una frialdad repentina. Ante nuestra perplejidad, nos acusa: "Su nombre aparece en documentos del ICIJ". Nuestras negativas fueron vanas. "Es una situaci¨®n muy enojosa. Veremos qu¨¦ consecuencias tiene esto", dice, despidi¨¦ndonos. Lorna Smith cree que ha descubierto el peligro que amenaza a su territorio. El milagro de las "BVI" es, definitivamente, muy fr¨¢gil.
Traducci¨®n de News Clips.
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