¡°Si las FARC renuncian al narco, Colombia negar¨ªa extradiciones a EE UU¡±
Juan Fernando Cristo defiende que los recursos que la Administraci¨®n estadounidense destin¨® a la guerra se utilicen para apuntalar el postconflicto
"Uno muchas veces le pregunta a los ciudadanos si se han imaginado una Colombia sin FARC, sin secuestros, sin coca, una Colombia en paz y la gente no puede, no quiere imagin¨¢rselo, porque hemos vivido tanto tiempo en la guerra que a nadie le cabe en la cabeza lo que ser¨ªa una naci¨®n sin guerra. Es dif¨ªcil empezar a imaginarnos eso, pero yo creo que ya lleg¨® el momento de hacerlo". Con esta vehemencia defiende el actual presidente del Senado de Colombia, Juan Fernando Cristo, el proceso negociador de las FARC, un optimismo que rayar¨ªa en el candor si no proviniera de un hombre curtido en la prosaica arena pol¨ªtica y que ha sufrido en carne propia el flagelo del conflicto.
Cristo (C¨²cuta, 1964) forma parte de los colombianos que no s¨®lo sue?an con que la firma de un acuerdo se haga realidad en su pa¨ªs, tras m¨¢s de 50 a?os de una guerra est¨¦ril con las guerrillas, sino que alcanza a imaginar c¨®mo ser¨¢ una Colombia sin violencia. El senador por el Partido Liberal ha dedicado casi toda su trayectoria pol¨ªtica a forjar esa senda hacia la paz que impida la aparici¨®n de una sola v¨ªctima m¨¢s. ?l mismo es una v¨ªctima de esa confrontaci¨®n que atenaza Colombia desde hace m¨¢s de medio siglo. Hombre de confianza del expresidente Ernesto Samper, fue precisamente el asesinato de su padre, el congresista del Partido Liberal, Jorge Cristo, por el ELN, en 1997, el que precipit¨® su entrada de lleno en la vida pol¨ªtica de su pa¨ªs -si bien ya hab¨ªa ocupado algunos cargos en el Gobierno de Samper-.
En la oposici¨®n, durante la presidencia de ?lvaro Uribe, o en el poder -¨¦l es uno de los principales impulsores de que el Partido Liberal se uniera a la coalici¨®n de Unidad Nacional que Juan Manuel Santos plate¨® a las principales formaciones pol¨ªticas de su pa¨ªs-, Cristo nunca ha dejado de velar por todos los afectados por el conflicto, no importa si a manos de los paramilitares, las FARC o el ELN. La pasi¨®n con la que defiende el proceso de paz es con la que los partidarios de las negociaciones en La Habana esperan arrancar a los colombianos su confianza en las elecciones parlamentarias de marzo y presidenciales de abril.
Pregunta. ?El ofrecimiento del presidente de Uruguay, Jos¨¦ Mujica, de intermediar en el proceso de paz, es un s¨ªntoma de un cierto estancamiento en las negociaciones en la Habana?
Respuesta. El presidente Mujica siempre ha estado dispuesto a mediar y esa voluntad que ahora ha ratificado no significa sino que el proceso de paz colombiano genera la solidaridad y el compromiso de todo el continente latinoamericano.
Si se llega a un acuerdo, ser¨ªa malo que EE UU siguiera con una pol¨ªtica hacia nosotros como si estuvi¨¦ramos en guerra y no en un postconflicto
P. ?Le han pedido las FARC o el presidente Santos que intervenga?
R. No se lo ha pedido nadie. Se trata de una expresi¨®n de buena voluntad. Mujica es un presidente que tiene la particularidad de haber estado en el uso de las armas en contra del Estado uruguayo, ¨¦l ha pertenecido a la guerrilla y le puede mostrar a las FARC un camino de c¨®mo, renunciar al uso de las armas y buscar el poder a trav¨¦s del ejercicio de la democracia, s¨ª es posible en latinoam¨¦rica.
La presencia de EE UU en el proceso
P. Usted ha pedido a EE UU un Plan Colombia para la paz, en el caso de que se firme un acuerdo con la guerrilla. ?Ha encontrado predisposici¨®n por parte de Gobierno estadounidense a esta propuesta?
R. He tenido la oportunidad de plantear esa idea en el Congreso y en el Departamento de Estado y veo con mucho optimismo que ya en EE UU se est¨¢ reflexionando sobre cu¨¢l va a ser el papel del Gobierno norteamericano en un eventual postconflicto. Ser¨ªa muy malo para EE UU y para Colombia que si se llega a un acuerdo, EE UU siguiera con una pol¨ªtica hacia nosotros como si estuvi¨¦ramos en guerra y ya no en postconflicto, por eso yo he planteado un Plan Colombia II para la reconciliaci¨®n y las v¨ªctimas del conflicto. Debe haber una concentraci¨®n de todo lo que es la cooperaci¨®n americana hoy en ese tema de la reconciliaci¨®n y de las v¨ªctimas con dos objetivos fundamentales, fortalecer todo el aparato de justicia en las zonas en conflicto, que ser¨¢ absolutamente clave en el momento en que salgan las guerrillas de esa zona, y brindar un mayor apoyo a todas las organizaciones sociales y de v¨ªctimas en esas regiones.
P. ?Podr¨ªa perjudicar a esa posguerra que EE UU continuara solicitando extradiciones tras la firma del acuerdo de paz?
La actitud del Gobierno de EE UU, ?atenta pero sin involucrarse, ha sido muy constructiva?
R. No dudo que ese es un temor de los integrantes de las FARC. Nosotros no podemos exigir a EE UU que cambie su pol¨ªtica de extradici¨®n. Lo que uno s¨ª esperar¨ªa es que, si el acuerdo con las FARC incluye el desmonte del narcotr¨¢fico y su renuncia a la utilizaci¨®n del narcotr¨¢fico, fuera absolutamente natural que el Estado colombiano negara la extradici¨®n ante una solicitud de un fiscal norteamericano, porque, finalmente, lo que se busca con las extradiciones y las fumigaciones es la desaparici¨®n del narcotr¨¢fico en Colombia. Y, en ese caso, tambi¨¦n se esperar¨ªa una comprensi¨®n por parte del Estado norteamericano frente a la realidad colombiana.
P. El hecho de que las negociaciones se est¨¦n celebrando en La Habana, impidiendo un mayor involucramiento de EE UU en el proceso ?ha beneficiado el desarrollo del di¨¢logo?
R. La actitud del Gobierno de EE UU, estando atenta al curso de las negociaciones pero sin involucrarse, ha sido muy constructiva y creo que eso ha sido conveniente y sano para el proceso.
La gesti¨®n del posconflicto
P. Los opositores al proceso sostienen que a Santos s¨®lo le interesa que salga bien para asegurarse su reelecci¨®n. ?Hay alguna manera de que la negociaci¨®n pueda mantenerse al margen de esa excesiva politizaci¨®n?
R. No hay posibilidad alguna de que un proceso de paz no sea pol¨ªtico. Ahora bien, es totalmente injusto el se?alamiento que se le hace al presidente Santos de utilizar el proceso de paz como un arma electoral. Yo dir¨ªa que es al contrario, al presidente le hubiera sido mucho m¨¢s f¨¢cil, durante estos cuatro a?os de gobierno dejar que la inercia de la confrontaci¨®n militar continuara y no jugarse el riesgo y el capital pol¨ªtico de meterse en un proceso de paz con un grupo como el de las FARC que est¨¢ totalmente desprestigiado con la opini¨®n p¨²blica colombiana. ?l vio que la coyuntura estaba para lanzarse a hacerlo en la mitad de su primer per¨ªodo y, como ahora las cosas est¨¢n saliendo bien, se?alan que se est¨¢ aprovechando. Si estuvieran saliendo mal, los contradictores del proceso estar¨ªan felices.
Como el proceso est¨¢ saliendo bien, los cr¨ªticos dicen que Santos se est¨¢ aprovechando electoralmente, si las cosas estuvieran mal, estar¨ªan felices
P. El 60% de los colombianos est¨¢ a favor de un acuerdo con las FARC, pero un porcentaje similar, si no mayor, no est¨¢ dispuesto a hacer concesiones a la guerrilla. ?Puede ser ese rechazo uno de los principales obst¨¢culos a la posguerra?
R. Igual que los colombianos rechazan esas concesiones a las FARC porque parten de la base de que no juegan limpio y no tienen verdadera voluntad, cuando vean que las FARC, efectivamente, s¨ª tienen la voluntad y la decisi¨®n pol¨ªtica de entregar las armas, de reinsertarse, creo que esa percepci¨®n va a cambiar y va a haber mayor flexibilidad a la hora de hacer concesiones. Hasta d¨®nde no lo sabr¨ªa hoy, pero creo que esa percepci¨®n ciudadana va a cambiar y para eso es la campa?a pol¨ªtica y para eso es la pedagog¨ªa del Gobierno, para explicarle a los colombianos cu¨¢les pueden ser los enormes beneficios en materia de inversi¨®n, de turismo, de emprendimiento. Imag¨ªnese un pa¨ªs en el que pudi¨¦ramos avanzar de verdad en una reducci¨®n sustancial del fen¨®meno del narcotr¨¢fico, imag¨ªnese los beneficios enormes que va a tener para el pa¨ªs la posibilidad de la paz.
P. ?Tiene el Gobierno un plan B para el caso de que los colombianos no refrenden el acuerdo de paz?
R. No hay sino un plan A.
P. Usted como presidente del Senado va a tener que dirigir el desarrollo legislativos de un potencial acuerdo con las FARC, en una c¨¢mara en la que estar¨¢ el partido del expresidente Uribe, Uribe Centro Democr¨¢tico, contrario al proceso. ?Cree que la presencia de esa formaci¨®n puede obstaculizar el posconflicto?
R. Creo que se ha exagerado el mito o el coco del expresidente Uribe frente al proceso de paz y su presencia en el Senado. Se ha sobredimensionado la posible representaci¨®n de su partido en el Congreso, s¨ª va a a tener un n¨²mero importante de senadores acompa?¨¢ndolo a ¨¦l, pero que no superar¨¢ el 12%, y en la C¨¢mara, esa representaci¨®n va a ser mucho menor, luego va a haber una mayor¨ªa la representaci¨®n a favor de la paz. Adem¨¢s, creo que la gente est¨¢ partiendo de la base de que el presidente Uribe se va a oponer a todo y con todo en la etapa del postconflicto, pero yo creo que s¨ª ser¨¢ posible, una vez que se haya formado el acuerdo, sentarse a dialogar y a buscar consenso con su partido para la implementaci¨®n de todas las leyes.
Las elecciones
P. ?C¨®mo puede afectar al Partido Liberal, del que usted forma parte, el apoyo a la reelecci¨®n de Santos y al proceso de paz?
R. Nosotros tomamos la decisi¨®n de acompa?ar al presidente Santos en su esfuerzo de paz sin c¨¢lculo pol¨ªtico. Una base fundamental de la pol¨ªtica del partido ha sido apostarle a una salida negociada del conflicto armado del pa¨ªs, incluso durante el mandato del presidente Pastrana, estando en la oposici¨®n lo apoyamos en las negociaciones del Cagu¨¢n. Nosotros creemos que este es un momento irrepetible en la historia del pa¨ªs para hacer la paz, que no nos podemos dar licencias de hacer c¨¢lculos pol¨ªticos ni de mirar c¨®mo nos acomodamos.
P. El Partido Liberal parece haberse consolidado como la formaci¨®n de centro en Colombia ?Qu¨¦ puede aportar su partido a los colombianos en estas elecciones?
R. En estos tres a?os hemos aportado un ideario muy progresista al Gobierno de presidente Santos, hemos incorporado en la agenda del pa¨ªs el tema de las v¨ªctimas y de la restituci¨®n de las tierras. Estamos concentrando en defender unas causas sociales que busquen fundamentalmente seguir disminuyendo los niveles de desigualdad en Colombia y una visi¨®n de la pol¨ªtica exterior mucho m¨¢s latinoamericana, con mayores niveles de cooperaci¨®n y sin pleitos con los vecinos.
La Ley de V¨ªctimas
P. Ha aludido a la Ley de V¨ªctimas, un proyecto en el que usted se ha implicado personalmente pero del que se critica que no est¨¢ logrando los ¨¦xitos que se esperaba debido a la violencia y amenazas que sufren quienes solicitan la restituci¨®n de las tierras.
R. La ley se plante¨® a 10 a?os, llevamos dos a?os de aplicaci¨®n y muchos de sus cr¨ªticos quieren que en dos a?os se haga lo que nosotros mismos se?alamos que se deb¨ªa hacer de aqu¨ª a 10. Sab¨ªamos que iba a haber dificultades, especialmente en materia de restituci¨®n de tierras, pero los resultados de la ley son extraordinarios. Hoy en d¨ªa en el pa¨ªs se han indemnizado y reparado a m¨¢s de 250.000 v¨ªctimas, hay 45.000 procesos de redistribuci¨®n de tierra andando, ya hay cientos de familias que han retornado a sus predios y que con ayuda de programas agr¨ªcolas est¨¢n retomando sus proyectos de vida. El Estado colombiano est¨¢ invirtiendo seis billones de pesos en la reparaci¨®n a las v¨ªctimas. Como consecuencia de la ley hoy las v¨ªctimas en Colombia existen. Hace cinco a?os no exist¨ªan. Eso solo es un avance gigantesco que, adem¨¢s, se convirti¨® en la cota inicial del proceso de paz en La Habana.
P. ?Aceptar¨ªa reformas en la ley si se piden dentro del proceso de paz?
R. Yo no soy amigo de estar reformando la ley sin dejar un tiempo para implementarla. Si en un par de a?os se ve con claridad que hay algunos aspectos que est¨¢n pidiendo un ritmo m¨¢s acelerado en su ejecuci¨®n, obviamente que habr¨¢ que entrar a mirar qu¨¦ aspectos puntuales hay que cambiar. Pero no se puede reparar en dos a?os las v¨ªctimas que caus¨® un conflicto de 50.
P. ?Est¨¢ impidiendo la concentraci¨®n en el proceso de paz atender a otros asuntos acuciantes de la pol¨ªtica y la sociedad colombiana?
R. Yo creo que esos problemas se est¨¢n atacando y se est¨¢n resolviendo. Estamos superando muchos atrasos en materia de infraestructura, hay una pol¨ªtica de vivienda muy clara para los m¨¢s pobres, las cifras de desigualdad est¨¢n disminuyendo. Obvio, el tema de La Paz lo opaca todo porque es demasiado importante para el pa¨ªs. Este debate electoral va a ser sobre el tema de la paz, eso es lo que van a decidir los colombianos y estoy seguro que la opci¨®n a favor de La Paz dar¨¢ en marzo una mayor¨ªa contundente en el Congreso a la coalici¨®n de Unidad Nacional pero, sobre todo y lo m¨¢s importante, es que, en mayo, los colombianos van a elegir en primera vuelta al presidente Santos.
P. ?No vaticina una segunda vuelta?
R. Creo que hay muchos sectores progresistas, muchos independientes, muchos simpatizantes de izquierda del pa¨ªs, que cuando vean la posibilidad de que s¨ª se puede conseguir la paz van a tender a acompa?ar al presidente por encima de las diferencias que puedan tener en temas de pol¨ªticas econ¨®micas y sociales, porque lo m¨¢s importante es la paz en este momento y el presidente Santos es la persona adecuada para acabar con este conflicto.
El caso Petro y el liderazgo internacional de Colombia
P. ?C¨®mo puede afectar a la campa?a electoral de Santos el ruido pol¨ªtico y medi¨¢tico en torno al caso Petro y la resoluci¨®n que finalmente ¨¦l deba firmar, ya sea la destituci¨®n que solicita el procurador o la suspensi¨®n de la misma que pueda decretar la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos?
R. No veo por qu¨¦ perjudicar¨ªa al presidente cumplir con la Constituci¨®n y la ley. ?l est¨¢ actuando como jefe de Estado y es lo que va a hacer en el momento en que en su escritorio se presente alguna decisi¨®n, ¨¦l no puede tomar partido ni por simpat¨ªas ni por antipat¨ªas pol¨ªticas o ideol¨®gicas.
P. El presidente Santos goza de las simpat¨ªas de la Casa Blanca, lidera a uno de los socios m¨¢s importantes de la Alianza del Pac¨ªfico, ha logrado rehacer las relaciones con los pa¨ªses del ALBA, en concreto Venezuela y Ecuador, su buena sinton¨ªa con Cuba se demuestra con las negociaciones de paz. ?Por qu¨¦, con todo este bagaje, Colombia no parece contar entre los pa¨ªses que puedan ejercer el liderazgo de Am¨¦rica Latina?
R. Yo creo que ya estamos apareciendo m¨¢s en el mapa de latinoam¨¦rica, pero, obviamente, all¨ª M¨¦xico y Brasil son los pa¨ªses m¨¢s grandes y con las econom¨ªas m¨¢s poderosas. Pero la respuesta es que precisamente el conflicto ha frenado las posibilidades de crecimiento. Creo que Colombia se disparar¨¢ definitivamente en muchos frentes una vez podamos acabar con este conflicto con las FARC.
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