Renzi resucita a Berlusconi
El l¨ªder del PD saca del ostracismo a ¡®Il Cavaliere¡¯ a cambio de apoyo para cambiar la ley electoral
Desde hace casi dos meses ¨Cesto es, desde que fue expulsado del Senado a ra¨ªz de su condena definitiva por fraude fiscal¡ª, Silvio Berlusconi no abr¨ªa la boca. Italia, gobernada por el socialdem¨®crata Enrico Letta gracias a un fr¨¢gil acuerdo entre el centroizquierda del Partido Democr¨¢tico (PD) y un pu?ado de parlamentarios infieles a Il Cavaliere ¨Cel Nuevo Centroderecha (NCD) de Angelino Alfano¡ª, segu¨ªa sin superar sus problemas m¨¢s graves ¡ªdesempleo, deuda p¨²blica, incapacidad pol¨ªtica para pactar las reformas m¨¢s urgentes¡ª, pero se respiraba mejor. El contaminador oficial de la Rep¨²blica, el magnate que durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas hab¨ªa convertido la pol¨ªtica italiana en un continuo y rentable ajuste de cuentas, parec¨ªa ya definitivamente desahuciado. A sus 77 a?os, a punto de ser formalmente inhabilitado para ejercer cargo p¨²blico, pendiente de descontar su condena prestando servicios sociales y, para m¨¢s inri, investigado de nuevo por sobornar a los testigos del caso Ruby, Silvio Berlusconi hab¨ªa perdido, al fin, su peligroso aguij¨®n. Y fue entonces, justo entonces, cuando lleg¨® Renzi, Matteo Renzi, y lo invit¨® una tarde a tomar caf¨¦.
A nadie se le escapa que Renzi, de 39 a?os, alcalde de Florencia y ¡ªdesde hace poco m¨¢s de un mes¡ª nuevo secretario del PD, es un pol¨ªtico heterodoxo, cuyas maneras e ideas exasperan a la izquierda cl¨¢sica italiana y, por el contrario, son vistas con simpat¨ªa por el centro e incluso por la derecha moderada. Pero lo que ni sus detractores m¨¢s ¨ªntimos se esperaban era que Renzi se atreviera a invitar a Berlusconi, la bestia negra de la izquierda, el empresario que teji¨® relaciones con la Cosa Nostra, el pol¨ªtico condenado por fraude fiscal, abuso de poder e inducci¨®n a la prostituci¨®n de menores, a merendar en la mism¨ªsima sede romana del PD. ¡°Cuando me enter¨¦ de que Renzi y Berlusconi se iban a reunir en v¨ªa del Nazareno¡±, cuenta Giuseppe Salom¨¨, un irredento comunista de 85 a?os, ¡°sent¨ª que aquello era una verdadera profanaci¨®n a hist¨®ricos dirigentes como Enrico Berlinguer e incluso Aldo Moro. As¨ª que cog¨ª cuatro huevos, me los met¨ª en los bolsillos del abrigo y me fui a la sede del PD con la intenci¨®n de arroj¨¢rselos a Renzi y a Berlusconi. Pensaba que all¨ª me iba a encontrar a centenares de compa?eros ferozmente cabreados enfrent¨¢ndose a centenares de polic¨ªas¡¡±.
Pero, cuando el viejo militante lleg¨® al lugar de la ofensa, se encontr¨® los viejos cuchillos tiritando bajo el polvo: ¡°?No ¨¦ramos ni 50 pat¨¦ticos manifestantes!¡±. Al igual que Giuseppe Salom¨¦ ¡ªquien al final logr¨® estrellar un huevo contra el cristal trasero del coche blindado de Berlusconi¡ª, buena parte del centroizquierda se encuentra entre enfadada, sorprendida y expectante por la extra?a alianza suscrita entre Matteo Renzi y Silvio Berlusconi para reformar la ley electoral. Un acuerdo que, independientemente del resultado final, supone de facto la resurrecci¨®n de Berlusconi, quien por obra y gracia de Renzi ha pasado de ser un pol¨ªtico condenado en espera de la ejecuci¨®n de su sentencia ¡ªo de un indulto que el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, se resiste a concederle¡ª a formar parte, de nuevo, del engranaje pol¨ªtico italiano. ?Merec¨ªa la pena resucitar a un muerto ¡ªy a qu¨¦ muerto¡ª y provocar de paso un cisma en el PD? Matteo Renzi lo tiene clar¨ªsimo. Y, fiel a su t¨¢ctica, se defiende atacando: ¡°Me est¨¢n acusando de haber llevado a Berlusconi a v¨ªa del Nazareno los mismos que lo llevaron al palacio Chigi [sede de la presidencia del Gobierno italiano]. Hacemos hoy las reglas junto a Berlusconi para que en el futuro no tengamos que gobernar juntos¡¡±. Aunque, el pasado lunes, el joven secretario del PD logr¨® que la direcci¨®n del partido lo respaldara sin ning¨²n voto en contra, la paz dur¨® poco. No solo porque, al d¨ªa siguiente, el presidente del PD dimiti¨® y se despach¨® a gusto contra el nuevo l¨ªder, sino porque, durante toda la semana, Enrico Letta ¡ªprimer ministro, del PD¡ª y Matteo Renzi ¡ªsecretario del PD¡ªse han lanzado a trav¨¦s de la prensa mensajes envenenados. Letta se muestra disconforme con algunos de los puntos del proyecto de ley electoral pactados por Renzi con Berlusconi ¡ªpor ejemplo, las listas cerradas¡ª, mientras Renzi le responde que, o se respeta el acuerdo en su conjunto, o cae el Gobierno y se convocan nuevas elecciones.
Lo m¨¢s curioso del asunto ¡ªo no, conociendo el pa?o¡ª es que mientras el centroizquierda se despedaza entre s¨ª como dicta la fuerza de la costumbre, Berlusconi intenta rescatar del armario su descolorido traje de estadista: ¡°He hecho el Gobierno que el presidente Napolitano quer¨ªa y estoy pactando las reformas que ¨¦l ped¨ªa. Ninguno ha sido m¨¢s responsable que yo¡±. Aunque tanto Renzi como Berlusconi han pedido a sus respectivas huestes respeto para el l¨ªder contrario ¡ªun cese de hostilidades que se mantiene a duras penas¡ª, la izquierda del PD no solo considera una traici¨®n la jugada del alcalde de Florencia, sino que est¨¢ convencida de que, antes o despu¨¦s, Berlusconi enga?ar¨¢ a Renzi y har¨¢ fracasar la operaci¨®n. Un paquete de reformas cuyo objetivo fundamental es abolir la actual ley electoral ¡ªdeclarada anticonstitucional¡ª y cambiarla por una que consagre el bipartidismo y evite la ingobernabilidad. Seg¨²n el principio de acuerdo, el partido que obtenga al menos el 35% de los votos recibir¨¢ un ¡°premio de mayor¨ªa¡± del 18%. Y, en el caso de que nadie llegue a ese 35%, habr¨¢ una segunda vuelta entre los dos partidos o coaliciones con mejores resultados. A pesar de que buena parte del PD est¨¢ en contra, Renzi ha pactado con Berlusconi que las listas sigan siendo cerradas.
Aunque las primeras encuestas dicen que la veloz ¡ªy audaz¡ª operaci¨®n de Renzi es bien vista por una buena parte del electorado, a excepci¨®n de los votantes del Movimiento 5 Estrellas (M5S) que la consideran ¡°un golpe de Estado¡± para dejarlos fuera de juego, el proyecto de ley electoral a¨²n tiene que pasar por la aprobaci¨®n de la C¨¢mara de Diputados y del Senado. Y all¨ª, los llamados francotiradores ¡ªparlamentarios que se amparan en el secreto de las votaciones para disparar contra su propio partido¡ª pueden malograr el acuerdo. Ser¨¢ entonces cuando se compruebe si Renzi ha llegado desde Florencia para dirigir Italia o para ser destruido, tambi¨¦n ¨¦l, por el ¨²ltimo coletazo de Berlusconi.
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