¡°Nazi¡± no es un insulto, es un delito
Israel estudia vetar el uso del t¨¦rmino para evitar la banalizaci¨®n del Holocausto
La Knesset, el Parlamento de Israel, acaba de superar la lectura preliminar de una nueva ley que convertir¨¢ en crimen llamar a alguien ¡°nazi¡± o usar simbolog¨ªa del Holocausto, como estrellas amarillas como las que marcaban a los jud¨ªos en Europa y trajes a rayas, similares a los uniformes de los campos de exterminio. Las penas previstas pueden ser de hasta seis meses de prisi¨®n, con multas de hasta 100.000 shekels, algo m¨¢s de 21.000 euros. El objetivo de la pol¨¦mica norma, que tiene dividido al pa¨ªs, es el de ¡°bloquear la tendencia creciente de banalizaci¨®n del Holocausto¡±, en palabras del diputado Uri Yehuda Ariel, del ultraconservador Habayit Hayehudi (Casa Jud¨ªa), uno de los impulsores del proyecto. El fiscal general de Israel, Yehuda Weinstein, se ha mostrado contrario a la norma porque viola, dice, la libertad de expresi¨®n.
El ¨²ltimo ejemplo de este uso perverso, hace escasos d¨ªas, fue la protesta en Jerusal¨¦n de un grupo de jud¨ªos ultraortodoxos contrarios al reclutamiento de sus j¨®venes para el servicio militar, que salieron a la calle escenificando im¨¢genes del gueto de Varsovia, denunciando la ¡°persecuci¨®n¡± que sufren e insultando a los agentes que vigilaban la marcha al grito de ¡°nazis¡±.
La norma, avalada por legisladores de tres partidos diferentes, incluyendo dos m¨¢s centristas como Hatnua y Yesh Atid, prohibir¨¢ el uso de la palabra ¡°nazi¡± ¡°y todo aquel t¨¦rmino que suene o se use de forma similar¡± y tambi¨¦n estar¨¢ vetado ¡°insultar a una persona expresando un deseo o esperanza de que se realicen los objetivos de los nazis, o expresando pesar o queja porque aquellos objetivos no se realizaron finalmente¡±. Si no hay una ¡°intenci¨®n educativa, de documentaci¨®n, de estudio acad¨¦mico o para hacer referencia a la Historia¡±, que son las ¨²nicas excepciones que contempla el texto, tampoco se podr¨¢n usar ep¨ªtetos relacionados con el Tercer Reich o cualquiera de sus l¨ªderes ni simbolog¨ªa alguna que recuerde este periodo. ¡°Es intolerable la facilidad con que esos s¨ªmbolos y nombres se usan en el discurso p¨²blico y pol¨ªtico, mientras descaradamente se falta al respeto a la memoria de los fallecidos y se hiere a los supervivientes y sus descendientes¡±, justifica el argumentario.
El debate est¨¢ presente en la calle, porque de aprobarse la norma, por ejemplo, acabar¨ªa con algunas parodias del programa de humor Eretz Nehederet (Un pa¨ªs maravilloso), de enorme predicamento, con los memes de las redes sociales en los que un Hitler c¨®mico opina sobre la pol¨ªtica nacional o incluso con la simple comparaci¨®n de ¡°nazi¡± que hasta el actual primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, us¨® insistentemente para desprestigiar al ex presidente de Ir¨¢n, Mahmud Ahmadineyad, destacado negacionista de la Shoa.
La C¨¢mara israel¨ª de momento ha expresado su sensibilidad con el texto, aprobado por 44 votos a favor y 19 en contra (los de la izquierda), pero quedan una segunda y una tercera votaci¨®n para que sea aprobado finalmente. En los ¨²ltimos a?os se han presentado al menos cuatro articulados similares que no han prosperado y, a tenor del recibimiento que ha tenido la nueva iniciativa, este tambi¨¦n podr¨ªa acabar en el caj¨®n. Nadie duda, explican sus asesores, que el uso ¡°c¨ªnico e indebido¡± de nombres y s¨ªmbolos es ¡°lamentable¡±, pero ¡°eso no quiere decir que todo lo que ofende al p¨²blico debe convertirse en un delito penal¡±. Los asesores legales de la Knesset tambi¨¦n han reconocido p¨²blicamente que ser¨¢ una norma dif¨ªcil de defender ante los recursos que ya se preparan en el Tribunal Supremo, ya que para socavar la libertad de expresi¨®n se necesita ¡°una justificaci¨®n muy fuerte¡±. ¡°La ley es demasiado general¡±, abundan.
Su tesis est¨¢ avalada por la Asociaci¨®n por los Derechos Civiles de Israel (ACRI, por sus siglas en ingl¨¦s), que ha emitido un comunicado en el que denuncia esta ¡°prohibici¨®n radical¡± de s¨ªmbolos ¡°claramente inapropiados¡±. Sostiene que este veto ¡°puede restringir seriamente el discurso p¨²blico en el pa¨ªs y sus libertades¡±. La asociaci¨®n defiende que hay que proteger el derecho a ¡°decir cosas duras e incluso ofensivas¡±, a tener ¡°una ret¨®rica desagradable¡± o usar ¡°una imaginer¨ªa provocativa¡±. Lo que hace falta, a?ade, es un ¡°debate nacional¡± sobre el enfoque de un episodio tan doloroso como el del Holocausto, pero no abordarlo desde el derecho penal. El diario The Jerusalem Post cita a Efraim Zuroff, director del centro Simon Wiesenthal, dedicado a la persecuci¨®n de criminales nazis, afirmando que ¡°leyes como esta s¨®lo reflejan la debilidad de la sociedad civil y una incapacidad de comportarse de forma adecuada¡±.
Shelly Yachimovich, ex l¨ªder laborista e hija de supervivientes, se pregunt¨® en el sal¨®n de plenos si s¨®lo el mero uso de estas palabras o dibujos o vestidos ya ¡°legitima¡± el antisemitismo, mientras la presidenta del izquierdista Meretz, Zehava Gal-on, directamente acus¨® a los impulsores del texto de estar ¡°alucinando¡± con sus ¡°generalizaciones¡±. ¡°Est¨¢n convirtiendo la Knesset en una broma¡±, censur¨®.
Frente a los cr¨ªticos, los defensores, que citan casos como el de Francia, donde ya se veta la exhibici¨®n de estos s¨ªmbolos, y que entienden que la ley ser¨¢ ¡°un elemento disuasorio adecuado¡± que har¨¢ que poco a poco se pierda la costumbre de bromear o frivolizar con el Holocausto, argumenta Simon Ohayon, del Likud-Beitenu, el grupo en el poder. Else Glogak, nieta de una superviviente polaca de Birkenau, Esther, residente en Jerusal¨¦n, apoya la norma porque dice sentirse ¡°violada¡± cada vez que se usan ¡°palabras terribles como si fueran tonter¨ªas¡± o cuando se emplean s¨ªmbolos ¡°dolorosos sin entender su verdadero significado o, lo que es peor, olvid¨¢ndolo¡±. ¡°Si el castigo sirve para que se aplaque esta tendencia odiosa y reine el sentido com¨²n, buena ser¨¢ la ley¡±, concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.