Las ¨²ltimas horas del monstruo nazi
Un expolic¨ªa revela, 35 a?os despu¨¦s, detalles de la muerte de Josef Mengele ahogado en una playa de S?o Paulo
La playa de la Ensenada, en la ciudad de Bertioga, en el litoral del estado brasile?o de S?o Paulo, fue hace 35 a?os el escenario de los ¨²ltimos momentos de vida del llamado ¨¢ngel de la muerte de Auschwitz. Contra el final que muchos habr¨ªan esperado para un criminal nazi, muri¨® cuando se daba un ba?o en el mar, posiblemente debido a un ataque card¨ªaco. Tal vez su nombre Josef Mengele suene desconocido para las nuevas generaciones. Pero su trabajo como m¨¦dico del r¨¦gimen de Adolf Hitler simboliz¨® como pocos los horrores de los campos de concentraci¨®n y exterminio.
Hay un hombre que jam¨¢s olvidar¨¢ aquel 7 de febrero de 1979. El brasile?o Espedito D¨ªas Rom?o, entonces con 30 a?os y cabo de la Polic¨ªa Militar del Estado de S?o Paulo, lleg¨® casi al atardecer a la playa, cercana al centro comercial de Bertioga, tras recibir una llamada que informaba de que hab¨ªa un cuerpo en la playa. Al llegar al lugar, afirma haber visto una peque?a aglomeraci¨®n alrededor de un hombre tumbado en la arena.
Seg¨²n constaba en el modelo 19, el antiguo documento que identificaba a los extranjeros en Brasil, se trataba del austr¨ªaco Wolfgang Gerhard. ¡°Cuando llegu¨¦, el cuerpo estaba tirado en la franja de arena. Todo indicaba que le sacaron del mar ya sin vida. Era un se?or blanco y con bigote, que no presentaba se?ales de ahogamiento comunes, como v¨®mitos y agua expelida por la boca. Llegu¨¦ a pensar que se trataba de un caso de muerte s¨²bita¡±, cuenta.
En el informe policial, que apuntaba al ahogamiento y a una parada card¨ªaca como causas de la muerte, se dec¨ªa que Wolfgang ten¨ªa 54 a?os, era viudo, trabajaba como t¨¦cnico mec¨¢nico y resid¨ªa en el barrio de Nuevo Brooklin, en S?o Paulo. ¡°Seg¨²n los testigos, la v¨ªctima se ba?aba en el mar, se sinti¨® mal de repente y muri¨® ahogada, aunque fue socorrida por los vecinos¡±, asegura una copia del documento que Dias mostr¨® a EL PA?S.
En realidad, Wolfgang era Mengele, seg¨²n se descubrir¨ªa a?os despu¨¦s tras una intensa investigaci¨®n cient¨ªfica, que a¨²n hoy es objeto de pol¨¦mica y genera todo tipo de teor¨ªas sobre el verdadero destino final del m¨¦dico nazi, que podr¨ªa haber sido Estados Unidos y no Brasil. Aquel hombre encontrado muerto en la peque?a Bertioga era uno de los criminales m¨¢s buscados del mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial y habr¨ªa pasado por otros pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, como Argentina, antes de llegar a Brasil.
Como m¨¦dico en Auschwitz, adem¨¢s de capit¨¢n de las SS, Mengele seleccionaba entre los prisioneros a quienes pod¨ªan trabajar, quienes iban directamente a la c¨¢mara de gas y a los ni?os, mujeres y hombres con peculiaridades f¨ªsicas que utilizaba para sus experimentos. Sus experiencias con seres humanos, sobre todo gemelos jud¨ªos y gitanos pasaron a la historia como uno de los cap¨ªtulos m¨¢s inhumanos del siglo XX.
No hubo muchos testigos de la muerte de Mengele en Brasil, seg¨²n el testimonio de Dias. La playa estaba casi vac¨ªa en el momento del deceso. Bertioga, un distrito de la ciudad de Santos hasta que se independiz¨® en 1991, posee actualmente cerca de 50.000 habitantes. En la ¨¦poca, Dias calcula que eran unos 6.000. ¡°Estaba todo pr¨¢cticamente desierto y el mar, tranquilo. Parec¨ªa que solo hubiera tres personas en la Ensenada¡±, recuerda.
El ex polic¨ªa militar se refiere as¨ª a la pareja de austr¨ªacos que acompa?aba a Mengele en el paseo, Wolfram y Liselotte Bossert. Los tres compart¨ªan una casa de verano localizada a cuatro manzanas de la playa, en un ¨¢rea no asfaltada, seg¨²n Dias. Liselotte acabar¨ªa siendo procesada en 1985 por fraude de documentos tras presentar un DNI falso de Mengele el d¨ªa de su muerte. Wolfram, por su parte, fue identificado como un oficial del Ej¨¦rcito nazi que viv¨ªa en Brasil desde la d¨¦cada de los 50.
¡°Llevaron a Wolfram Bossert a urgencias por el esfuerzo que le supuso sacar a Wolfgang del agua. Y ten¨ªa una estructura ¨®sea bastante fuerte¡±, comenta Dias. El cuerpo de Wolfgang, por su parte, fue llevado al Instituto M¨¦dico Legal (IML) de Santos para realizarle ex¨¢menes complementarios. La causa oficial de la muerte sigue siendo un misterio.
Wolfgang-Mengele ser¨ªa enterrado al d¨ªa siguiente en el cementerio del Ros¨¢rio, en la ciudad de Embu, en la regi¨®n metropolitana de S?o Paulo.
Giro inesperado
En 1985, sin embargo, hubo un giro inesperado que marc¨® los sucesos de aquella tarde soleada de febrero. El hecho adquiri¨® dimensiones hist¨®ricas y atrajo la atenci¨®n de diversos medios de comunicaci¨®n brasile?os e internacionales. ¡°Un reportero me contact¨® y comenz¨® a preguntar si hab¨ªa sido yo qui¨¦n hab¨ªa acudido a Bertioga en 1979. Ah¨ª todo sali¨® a la luz.¡±
El caso se reabri¨® y los peritos acabaron ordenando la exhumaci¨®n del c¨¢daver de Mengele hasta que una prueba de ADN confirm¨®, en 1992, que los restos mortales eran del monstruo nazi. Entre incontables entrevistas concedidas, Dias tuvo que relatar el suceso a la Polic¨ªa Federal de S?o Paulo. Recuerda que, con la enorme repercusi¨®n del caso en Brasil y en el exterior, Bertioga alter¨® su rutina en aquella ¨¦poca.
¡°La ciudad que era m¨¢s tranquila, pacata, sufri¨® un impacto muy grande¡±, dice. ¡°Pensaba a menudo cu¨¢ntas veces habr¨ªa viso a Mengele en vida¡±, a?ade. Dias tambi¨¦n trabaj¨® en una base de la polic¨ªa militar en uno de los puntos de entrada de la ciudad, en el ferry que la une al municipio del Guaruj¨¢.
Hoy, Dias es jefe de tr¨¢fico y transporte del municipio de Bertioga, despu¨¦s de entrar en la reserva como sargento primero. A los 68 a?os, el minero que lleg¨® a la ciudad a finales de la d¨¦cada de 1960 como polic¨ªa de carreteras, se enfrenta a los desaf¨ªos de la congesti¨®n viaria. Y, de forma sencilla, pero a la vez muy objetiva, resume su sentimiento en torno al caso Mengele, antes de retornar a su ocupaci¨®n.
¡°Queda la compasi¨®n por las personas que perdieron la vida de forma tan tr¨¢gica. Hoy el mundo es un lugar mejor.¡±
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